El Instituto de Estabilidad de la Facultad de Ingeniería estudia desde hace años la posibilidad de estabilizar diversos tipos de suelos de la región incorporando resina constituida por un derivado de la industrialización del quebracho colorado (tanino) y un aldehído (formol). La principal aplicación perseguida en aquel momento era la de mejorar caminos, rutas y sendas interiores de establecimientos agropecuarios particulares. En los primeros años de estudio se comprobó la acción beneficiosa del tanino en la estabilización de los suelos, y esto dio impulso a una serie de investigaciones tendientes a estudiar las características de estos suelos estabilizados y a refinar la técnica de estabilización.
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La iniciativa de estudiar la reacción de suelos de la zona ante la aplicación de una resina compuesta por un derivado del tanino surgió por la observación casual por parte del ingeniero Roque Di Rado de suelos en contacto con desechos de la industrialización del tanino que mantenían una pendiente muy escarpada con respecto a la pendiente natural del terreno. Tras esta observación, en 1997 comenzaron a estudiarse diversos tipos de suelos de la región incorporando una resina constituida por un derivado del tanino y formol y se analizó en cada caso la variación de parámetros de plasticidad, hinchamiento o expansión, granulometría, en el suelo tratado frente al mismo suelo en estado natural.
En el año 2000 se continuó en esta línea de investigación definiendo los suelos que reaccionaban favorablemente al producto estabilizante. Además, se realizaron ensayos de compresión simple, siendo la mejora obtenida perfectamente cuantificable. Fue necesario verificar la estabilidad del suelo tratado en contacto con el agua, obteniéndose resultados positivos en todos los casos estudiados.
En la actualidad los investigadores evalúan la resistencia de los suelos naturales orgánicos de la región NEA luego del proceso de estabilización con distintas concentraciones de la resina. El objetivo es transferir al medio el método estabilizante de suelos que podría ser una alternativa a los materiales convencionales usados en la elaboración de componentes de vivienda como tejuelas, bloques y baldosas.
Esto se plantea como una respuesta a la necesidad de resolver problemas frecuentes que tienen relación con la vivienda y, además, fomenta el uso de recursos locales, englobando en estos últimos tanto los recursos naturales como la mano de obra. De esta forma, podrá incentivarse la producción de industrias locales mediante la aplicación del tanino a otros destinos diferentes de los que tiene actualmente.
Las ingenieras Viviana Fabre y Marcela Bizzotto, responsables del proyecto, indicaron a InfoUniversidades que según los últimos estudios de laboratorio, para todos los tipos de resina incorporados al suelo natural, la respuesta en el comportamiento mecánico del suelo orgánico estabilizado indica un efecto beneficioso. En vista de esa resistencia observada en laboratorio, dijeron que se considera oportuno iniciar tareas de campo a fin de realizar las comprobaciones finales que permitan dar concreción a la transferencia al medio de este método estabilizante de suelos. “La idea es poder transferir el método de estabilización en aplicaciones concretas para demostrar que es una alternativa a otros materiales convencionales utilizados” señalaron.
El suelo estabilizado con tanino puede alcanzar resistencias similares a las demandadas a elementos constructivos y en caminos a la mezcla cemento-arena-piedra y, además, a diferencia del cemento, la estabilización con tanino puede verificarse en suelos con contenido de materia orgánica.
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El método de estabilización de suelos fue merecedor de la primera patente de la UNNE (Patente de Invención AR022678B1) bajo el título “Una composición para la estabilización de suelos naturales tales como caminos y sendas y un procedimiento que emplea dicha composición”, patente de carácter definitiva por un período de 20 años. En todos estos años de tareas no fue posible encontrar bibliografía nacional ni internacional referida al tema, lo cual valida la originalidad del método desarrollado.