La industria forestal constituyó la principal actividad económica de Santiago del Estero desde comienzos de 1900 hasta 1950. Tuvo efectos importantes sobre el desarrollo social y económico de la población de la provincia y un impacto desequilibrante sobre el sistema ecológico. A comienzos del siglo XX había una extensión de 143.484 km2, de los cuales un 70%, es decir casi 11.000.000 hectáreas, estaba cubierta de bosques. En la actualidad se calcula que quedan menos de 700.000 hectáreas.
> Leer también: Estudian la capacidad competitiva de las empresas.
El período que se investiga, que comprende entre 1958 y 2003, no fue suficientemente estudiado y tiene una gran importancia histórica en la provincia. El análisis centra la atención en las articulaciones entre el medio social y el medio natural “al que concebimos no como un dato ‘dado’, sino como la objetivación de determinadas percepciones económicas y culturales, que se ven mediatizadas por diversos grupos sociales intervinientes en el sistema”, afirmaron a InfoUniversidades los investigadores del proyecto, cuyo director es Raúl Eduardo Dargoltz.
Durante la década de 1950, después de la sanción de la ley nacional 13.273/48, llamada ley de Defensa de la Riqueza Forestal, a la que se adhirió la provincia de Santiago, surgieron organismos educativos, técnicos y de regulación. Entre ellos, la Facultad de Ingeniería Forestal, el Instituto Forestal de Industrialización y los distritos forestales, que luego fueron convertidos en cooperativas forestales. Estos organismos racionalizaron la explotación de los recursos naturales y promovieron socialmente a los actores menores del sistema.
El obraje tradicional en el que el hachero era sometido a vastas horas de trabajo y con muy poca paga, se convirtió en un obrero industrial, con salarios y viviendas dignas, obras sociales, educación, poblaciones establecidas, etc. Esto sucedió a partir de la llamada industria forestal, que fue dejando el lugar, en los departamentos Copo, Moreno y Alberdi, a modernas fábricas de productos no tradicionales como el parquet, puertas, ventanas, tirantillos, etc. Gracias a los distritos forestales y emprendimientos privados se trabajó, entre 1979 y 1981, con más de 120.000 toneladas de madera, cifra significativa que los convertía en grandes empresas industriales, cambiando la modalidad destructiva de la forestación del obraje por un proceso de industrialización “in situ” de los recursos naturales y un plan para su reforestación y conservación.
> Leer también: “Hay que reconstruir los vínculos entre maestros y estudiantes”.
Para lograr los objetivos se apela a métodos cuantitativos y cualitativos y se estudian las estructuras económicas (regímenes de propiedad, tenencia y uso del recurso forestal, sistemas de explotación y producción, circuitos mercantiles, tecnologías empleadas, etc). También se toman en cuenta datos de tipo estadísticos, que tienen que ver con la población, la producción y los mercados y se analiza la información de la dirección de Estadísticas y Censos de la provincia, relacionada con los censos nacionales de población de los años 1960, 1970, 1980 y 1991, y los diferentes censos agropecuarios y forestales. Otro de los exámenes llevados a cabo es el de la dinámica poblacional de las regiones forestales, relacionada íntimamente con su desarrollo económico y social. Se estudia la estructuración social emergente de la actividad, en correlación con las prácticas y las políticas propuestas en torno del bosque.