A partir de la indagación bibliográfica en obras que describen las diferentes regiones del país, Laura De María, también profesora e investigadora de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, inició un estudio cultural sobre la conexión entre la capital y las provincias. De esa manera, intenta reconocer fisuras y espacios para rebatir la extendida opinión de nación construida sobre este concepto.
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"Esta indagación supone, en primer término, cimentar el lugar desde el que leo la situación, porque utilizo relatos espaciales que marcan una relación dialéctica entre práctica y ficción. El estudio es un cuadro de circunstancias y una propuesta para asumir dicha vinculación de otra manera. De ningún modo quiero culpar a Buenos Aires y victimizar a las provincias", aclara De María, y acota: “Mi objetivo es trascender la dicotomía que se presenta como una división tajante, porque engendra espacios fijos y coarta la posibilidad de creación y elaboración. El trabajo es un esfuerzo por re-narrar, reconstruir la fragmentación, teniendo en cuenta la heterogeneidad, y reivindicar la noción aporética de "nación". Centro y periferia son, en realidad, significantes vacíos que a lo largo de la historia adquieren diverso sentido”.
Ante la pregunta acerca de cómo se aborda en el trabajo esa relación, contestó: “Construí "mapas" en base al trabajo de escritores e historiadores como Juan José Saer, Juan Ortiz, Antonio Di Benedetto, Juan Filloy y Héctor Tizón. Desde la historiografía usé las corrientes regionalista, desarrollista y la nueva historia; el trabajo de Alberdi póstumo y de Sarmiento; los comienzos de la etnografía con Ambrosetti y el libro El interior, de Martín Caparrós”.
Con la información de esos escritos, De María trazó cuatro mapas para describir las relaciones que se establecieron: "Desproporción", toma los trabajos que designan a Buenos Aires como la gran cabeza y al interior como un cuerpo enano; "Fractura", retoma la división como si tratara de dos países conviviendo; "Intersecciones", describe los viajes de la capital a las provincias y viceversa. Y finalmente, en "Zona", la investigadora intenta superar el binarismo.
A lo largo de su trabajo, De María detectó ciertos momentos en que la hegemonía de Buenos Aires fue cuestionada, como el Cordobazo, del cual explicó: “Suele leerse como la radicalización de los movimientos reivindicativos sociales en Argentina. Sin embargo, tiene más sentido si se contextualiza geográficamente, en relación con un movimiento contra la centralización porteña. Desde esa perspectiva, la protesta formó parte de una lucha cordobesa que buscó establecerse como núcleo de poder”.
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Cuando se la interpeló sobre cuáles son las posibilidades de superar esta concepción de oposición que se presenta como la única posible, aseveró: “El estudio es un modo de leer: si hay construcción, hay posibilidad de hacer una nueva narrativa y romper con ciertas categorías. En un sentido más amplio, creo que para modificar esta situación es necesario redefinir el concepto de federalismo político y económico. Reestructurar el significado del presidencialismo absoluto que se vive en la Argentina, en el que Buenos Aires es polo de poder. Los '90 marcaron la crisis de la noción moderna y homogénea de nación. Así, se abrió la oportunidad de reinventarla”, y agregó: “El trabajo pretende poner en relieve que el espacio es construido y está continuamente en negociación. Esa posición permite cuestionar las categorías "centro y periferia" y asumirlas como ideas que están en constante movimiento”.