Al norte de Comodoro Rivadavia, en los lugares conocidos como “La Escollera” y desde esa zona hacia Bahía Bustamante, existen evidencias geológicas de fuertes terremotos que tuvieron lugar hace aproximadamente unos 50 millones de años. “La edad de las rocas deformadas se obtiene de los restos fósiles hallados y ronda los 55-65 millones de años”, señaló a InfoUniversidades el doctor en geología Nicolás Foix.
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El trabajo realizado en la Facultad de Ciencias Naturales de la UNPSJB, es el primer estudio sistemático llevado a cabo en el país sobre sismos en la zona atlántica. “Este tipo de sismicidad es menos frecuente y de menor intensidad respecto de los terremotos ocurridos en zonas de convergencia de placas tectónicas, como los que se desarrollan desde hace años en la zona del pacífico y en nuestra cordillera argentino-chilena”.
El hallazgo geológico fue hecho por el doctor Nicolás Foix, auxiliar de la cátedra Geología Histórica de la Universidad, cuando estudiaba la evolución de la Cuenca del Golfo San Jorge hace 55-65 millones de años, como parte de su tesis doctoral. En ese estudio, Foix también evaluó ciertos rasgos frecuentes que producen los terremotos y que permitieron estimar su magnitud. Se presume que en el Golfo San Jorge los sismos fueron importantes “de alrededor de 5 a 5,5 grados en la escala de Richter, si se establece una analogía con lo que sucede en la actualidad”.
Lo novedoso del hallazgo reside en que como se localiza en un área sin movimientos sísmicos actuales, permite suponer una mayor actividad de las fallas en el pasado geológico.
La investigación formó parte de un trabajo en que los temas abordados tuvieron dos ejes: uno, centrado en el análisis tectónico con la finalidad de caracterizar y entender la evolución de las fallas y la deformación de las rocas. El otro, abocado al estudio de la evolución sedimentaria y estratigráfica de la cuenca. A partir de allí, se correlacionaron los datos obtenidos de la superficie (La Escollera, Puerto Visser, Estancias Chapital y Las Violetas, entre otros sitios) con la información brindada por las empresas petroleras que operan en la zona sobre lo que se ve en el subsuelo.
“Para documentar las fallas que estuvieron activas en ese momento, es fundamental contar con información de subsuelo y superficie, y establecer comparaciones y analogías. En este caso, haber podido reconocer la existencia de paleo-terremotos permitió suponer que había fallas activas en ese momento” señala Foix.
De esta manera los investigadores constataron que las dimensiones y características de las fallas más importantes de la cuenca, fueron capaces de generar los terremotos interpretados en forma previa a partir de observaciones de campo. Así, el movimiento de las fallas es el responsable final de la sismicidad reconocida.
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El trabajo demandó cuatro años, y los resultados le permitieron a Foix acceder al título de Doctor en Geología. El estudio fue financiado con una beca doctoral otorgada por el Conicet y la investigación sobre paleo-sismos fue publicada en una revista científica de difusión internacional, en conjunto con los doctores José Paredes y Raúl Giacosa, directores de la tesis y docentes de la UNPSJB.
Deformación de las rocas por la expulsión del agua durante los paleoterremotos, Estancia Las Violetas