Miguel Bertolami junto con una de las estaciones meteorológicas.
Los procesos de disminución del régimen de lluvias que se presentan en la región patagónica deben enmarcarse en un contexto de cambio climático global, de consecuencias poco conocidas. Su impacto en la zona se caracteriza porque está dentro de un ambiente de por sí frágil, que sufrió la desertización como una consecuencia de procesos naturales. A ello se suma la ocupación humana, que a través de sus diversas actividades de ganadería, petrolera y minería, influye negativamente.
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La comprensión de los ciclos biológicos de las especies que habitan en la Patagonia es propiciada por las imágenes satelitales obtenidas del LANDSAT y del SAC-C de Argentina, en las que se evidencia la incidencia de la variación de las condiciones ambientales, precipitaciones y temperaturas, entre otras variables. “La tecnología satelital permite la evaluación del impacto ambiental en establecimientos ganaderos por las diversas actividades que tienden a un mejor aprovechamiento de los campos, trabajos que deben ser completados con un análisis sobre el terreno. Esta es una actividad indispensable para lograr una mejor interpretación de los procesos en marcha”, explicó Miguel Bertolami, profesor de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
En la tierra y el espacio
Ante la ausencia de estaciones meteorológicas en la región, se elaboró un proyecto de monitoreo de ecosistemas en el sudeste de Chubut, en particular en el Departamento Escalante (Comodoro Rivadavia). Se adquirieron dos estaciones meteorológicas con fondos de la Universidad, emplazadas en las denominadas Pampa Vaca, situada a 500 msnm de altitud y a unos 100 kilómetros de Comodoro Rivadavia con un clima árido inferior, según el índice de la Unesco y la denominada Pampa de Salamanca, a unos 80 km de la ciudad y una altitud de 600 msnm con clima árido superior.
El objetivo del proyecto es que mediante imágenes satelitales, muestreos a campos y datos meteorológicos provenientes de las dos estaciones propias y oficiales del Servicio Meteorológico Nacional, con base en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia, se
estudien los cambios en los ecosistemas. A largo plazo se apunta a construir y poner a punto modelos reales para el comportamiento de estos ambientes analizados, lo que hasta ahora se realizó de manera parcial.
El doctor Bertolami añadió: “Los procesos de desertificación pueden ser definidos como la pérdida de la capacidad productiva de ecosistemas en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas como consecuencia de la actividad humana”. Esto se profundiza cuanto mayor es la fragilidad del medio, es decir la “sensibilidad del ambiente debido a las características que le son propias”. La degradación es el nivel de pérdida de condición natural de los ecosistemas. La recopilación de la información existente en diversos formatos, como las bases de datos o archivos que se encuentran en organismos y empresas, permitirían una mejor delimitación de causas del cambio climático a la vez que mitigarlas.
Análisis satelital
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“Este tipo de análisis es el que debe considerarse dado que no alcanza con que un año en particular posea mayores precipitaciones que lo normal para la recuperación del ambiente. Esto es así porque no es posible revertir gran parte de los procesos de deterioro; además, las precipitaciones pueden mostrar una estacionalidad que no favorece a las especies vegetales”. Como ejemplo mencionó las precipitaciones de los años 1987 y 1991, que ocurrieron en invierno, el período de reposo de las especies, y explicó que una situación más favorable ocurrió en 1999 cuando las precipitaciones ocurrieron en primavera. Estos aspectos climáticos se dan en un ambiente que ya posee degradación notable y un año favorable no cambia la situación general, “aunque pueda tenerse la idea de que así ocurriría” concluyó Bertolami.