Durante 2013 y 2014 la provincia de Santa Cruz terminó de unirse al Sistema Interconectado Nacional de Electricidad, con la línea de extra alta tensión que llegó hasta Pico Truncado y Piedra Buena y la de alta tensión que se divide en La Esperanza para alimentar a El Calafate, Río Turbio y Río Gallegos. Este hito, que cambió en parte el presente y especialmente la proyección a futuro de la provincia –por la perspectiva industrial, la planificación de líneas de 132 kw a otras ciudades, e incluso, la posibilidad de aportar algún día energía al sistema nacional a través de la Usina de Río Turbio o las represas sobre el río Santa Cruz– no modificó, sin embargo, la realidad de distintos poblados y establecimientos rurales que, por la extensión territorial propia de la Patagonia sur, están obligados a abastecerse con sistemas aislados de generación eléctrica.
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Estas redes aisladas, que dan luz a muchas de las localidades santacruceñas, se alimentan generalmente a gas o diesel, y los establecimientos rurales suelen optar por generadores que funcionan con combustible. Si bien algunos incorporaron aerogeneradores, la alternativa de las energías limpias no es prioritaria, en parte por el costo de esta tecnología y, fundamentalmente, porque la mayoría de los equipos que se comercializa presenta problemas de confiabilidad, por no estar adaptada a las condiciones climáticas de la región.
A raíz de esta situación, un grupo de investigación del Instituto de Tecnología Aplicada (ITA) de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral lleva adelante el proyecto “Estudio de desempeño de pequeños aerogeneradores y relevamiento del recurso eólico en zona rural próxima a Puerto San Julián”. El proyecto de investigación tiene como director al ingeniero Rafael Oliva y el grupo está integrado por los docentes investigadores José Fidel González, Néstor Garzón y Hugo Rezzano; y los alumnos Gustavo Meza y Gustavo Cárdenas.
La propuesta vincula la temática de las mediciones ambientales (recurso eólico) y eléctricas sobre aerogeneradores de baja potencia, con cuestiones técnicas y económicas relativas a su aplicabilidad, como alternativa limpia de producción de energía. La iniciativa parece sencilla, pero no lo es. No sólo por la complejidad de los sistemas de generación y acumulación eólica, sino porque el proyecto de la Unidad Académica San Julián contempla la combinación con otras tecnologías, como paneles fotovoltaicos y motores diesel y el funcionamiento, sobre la base de este dispositivo híbrido, de un invernadero hidropónico.
El objetivo principal es realizar una evaluación de desempeño de un aerogenerador de baja potencia en condiciones similares a las que encontrará un poblador rural, con requerimientos análogos de autonomía y confiabilidad en condiciones de operación extremas. La parte experimental del proyecto se realiza sobre la base un equipo aerogenerador Eolux de 1kw.
El factor viento
El ingeniero José Fidel González, docente investigador de la UASJ e integrante del equipo que dirige Oliva, explicó a Argentina Investiga que el objetivo es “hacer un estudio del comportamiento del aerogenerador tomando los datos, midiendo las corrientes, las revoluciones que el rotor soporta, por ejemplo, con una ráfaga de 100 kilómetros por hora o con más de 48 horas de viento constante de 60 kilómetros, como tuvimos hace quince días”.
En este contexto, indicó que “con un viento de 60 kilómetros por hora el rotor del aerogenerador gira a mil revoluciones por minuto o más y genera corrientes muy altas que entran a las baterías, sobrecargando el sistema, y si esas baterías no están en buenas condiciones, por más que lleven un regulador y un disipador, pueden generar la explosión de los equipos de almacenamiento”.
El investigador indicó que instalar un generador similar al que funciona en la chacra de la UASJ, de fabricación nacional, con un banco de baterías de 24 voltios “es muy costoso y, por lo tanto, uno quiere que sea confiable, que funcione bien, que entregue la suficiente cantidad de energía, y, muchas veces, con estos fuertes vientos se generan algunos problemas que obligan a un mayor mantenimiento”.
“En San Julián contamos con una generación aislada de energía en base a gas y tenemos toda la parte rural que no tiene ningún tipo de electrificación, por lo cual se mantienen con los motores diesel y en la actualidad muchos estancieros están haciendo la inversión en generadores eólicos en combinación con paneles fotovoltaicos. Pero, evidentemente, no todos pueden hacerlo, porque el costo inicial es alto”, graficó el investigador, quien reparó en la necesidad de avanzar en ese sentido, porque “brinda muchos beneficios, ya que el viento y el sol son gratis y son sistema limpios”.
Sistema híbrido
Parte de la atención del grupo de investigación está puesta también en el invernadero que funciona en la chacra de la UASJ, donde se lleva adelante un desarrollo de cultivos hidropónicos. “El sistema de riego, como es un cultivo a pura agua, debe estar circulando permanentemente y la bomba debe trabajar las 24 horas y en una zona como ésta, sin energía eléctrica, es la única forma de hacerlo”.
“Por eso investigamos cómo hacer que este sistema eólico, en combinación con paneles fotovoltaicos, se mantenga y se pueda llegar a replicar en cualquier estancia, es una combinación que a nosotros nos interesa mucho desde el punto de vista ambiental”, acotó.
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El sistema híbrido también presenta cierta complejidad, dado que “en verano el viento es fuerte y tenemos muchas horas de luz, y en esta época son muchos días sin viento y la luz de día es mucho menor, entonces, se juntan las dos combinaciones: baja el viento, bajan los rayos solares y, evidentemente, se nos complica en invierno”. No obstante, sostuvo que “es una combinación que en la Patagonia puede funcionar perfectamente y entregar energía eléctrica para cualquier productor rural que se encuentre en una zona aislada”, precisó. De hecho, existen antecedentes de experiencias llevadas a cabo en distintas provincias, como Neuquén y Chubut, en algunos casos, con combinación de sistemas eólicos y fotovoltaicos y también en sistemas de medición implementados en Santa Cruz y el sur de Chile.
Integrantes del equipo de trabajo