Democracia, inseguridad y blindaje son sólo algunas de las palabras de uso corriente en la política argentina que analiza un grupo interdisciplinario de investigadores de las áreas de Ciencias del Lenguaje y de Política del Instituto del Desarrollo Humano (IDH) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS).
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“Queríamos saber cómo el léxico del ámbito de la política (y de la economía) incide en el lenguaje de todos los días, es decir, cómo se incluyen en nuestra lengua, fundamentalmente oral, palabras que pueden ser muy técnicas o en principio ajenas al ciudadano común. Hay una cantidad de términos que provienen de otros dominios y que terminan siendo de uso corriente, algunos ejemplos son ‘riesgo país’ o ‘dolarizar’”, explica la lingüista Andreína Adelstein, directora de la investigación sobre el léxico cotidiano de los primeros 30 años desde el retorno de la democracia.
Producto del proyecto de investigación se publicará próximamente el “Pequeño diccionario del léxico corriente de la política argentina”, editado por Adelstein y el sociólogo Gabriel Vommaro, también del IDH, y destinado a un público no especializado pero sí interesado en saber qué pasó con las palabras en los últimos 30 años.
En esta entrevista con Argentina Investiga, Adelstein y Vommaro hablan sobre la resignificación de las palabras, el rol de ciertos actores sociales en la imposición de palabras, su uso en la política y en la economía y el modo en el que estas palabras, en tanto visiones del mundo, llegan al lenguaje cotidiano.
-Muchas de las palabras que analizan son conocidas, pero parece que adquieren un nuevo significado.
-Andreína Adelstein (AA) -Efectivamente, es un recurso habitual de la lengua reutilizar palabras ya existentes para referir a otros conceptos, tanto en la vida cotidiana como en el lenguaje de las ciencias. Pensá en tableta, escudo, virus, cueva, marcha. Esto genera que las palabras sean polisémicas, que tengan muchos significados. Este es un tema que han estudiado particularmente las lingüistas del equipo. Los economistas, por su parte, analizaron cómo varía el significado especializado y el que usan los medios, lo que redunda también en polisemia, por ejemplo, se estudió la expresión “riesgo país”.
-¿Cómo llegan estas palabras a formar parte del lenguaje cotidiano?
-Gabriel Vommaro (GV) -En el ámbito social y en el político, hay actores con mayor capacidad de hacer prevalecer visiones del mundo a través de la imposición de ciertas palabras para definirlo. Por supuesto que esto nunca es definitivo. Pero, sin duda, el rol de algunos actores sociales e instituciones en el establecimiento de ciertos modos de nombrar al mundo, y de darle sentido, es importante. Políticos, periodistas, intelectuales y expertos trabajan desde los medios y por fuera de ellos en la definición del mundo social. Trabajan con palabras. No sólo con ellas, pero las palabras son fundamentales para construir legitimidad de una política pública, representatividad de un político, popularidad de un periodista, etc. Y en ese decir definen significados del mundo. Los demás actores no estamos condenados a recibir acríticamente esas definiciones del mundo, pero lidiamos con ellas en nuestra vida cotidiana.
Treinta años, cien palabras, un diccionario
La selección de las palabras que reunirá el “Pequeño diccionario del léxico corriente de la política argentina” se realizó teniendo en cuenta cuatro períodos de nuestra historia política de los últimos 30 años (post dictadura y alfonsinismo; menemismo; crisis de la Alianza en 2001; y kirchnerismo), y variadas áreas temáticas, como sistemas de gobierno, elecciones, derechos humanos, actores políticos y prácticas, escándalos, protestas, planes y medidas económicas, crisis económicas, finanzas, monedas, entre otros.
Además de Adelstein y Vommaro, trabajaron en el diseño y realización del diccionario Ricardo Aronskind, Marina Berri, Victoria Boschiroli, Inés Kuguel, Sergio Morresi, María Elena Qués y Julieta Straccia.
-¿Cómo surgió la idea de editar un diccionario?
-AA -Surgió de una idea inicial de tomar las palabras y frases más recordadas de estos períodos. Luego fuimos variando y resolvimos considerar sólo 100 formas que, o bien fueran testigo de los 30 años, o bien que hubieran ido variando su sentido. Discutimos la cronología y la relevancia de áreas temáticas a considerar, diseñamos el tipo de diccionario e invitamos a especialistas en los distintos temas a redactar entradas. Así, participaron especialistas de los cuatro institutos de la UNGS e investigadores de otras universidades.
-GV -Desde hace varios años en el área de Política del IDH nos preguntamos por el uso de las palabras en la política argentina. Los actores políticos definen el mundo político, sus problemas y sus soluciones con determinadas palabras que lo nombran y le dan sentido. Estudiar estas palabras, preguntarnos por ellas, es preguntarnos por el modo en que los actores definen el mundo político en el que se encuentran inmersos, así como el mundo político pasado y el porvenir. La preocupación por las palabras, entonces, tiene que ver con una preocupación por los modos en que tanto los cientistas sociales como los actores así llamados “legos” nombramos el mundo, y lo definimos en esos actos. Y por pensar que esos actos existen siempre en un campo de conflictos entre diferentes maneras de nombrar y de hacer el mundo.
-¿Por qué seleccionaron el formato de un diccionario?
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-GV -Comenzamos a pensar en cómo podíamos abordar esas palabras de la democracia argentina reciente, y nos parecía que una forma interesante de reportar de manera crítica esas palabras con que pensamos, nombramos y hacemos la política en la Argentina era construyendo un diccionario. Y ahí fue fundamental el encuentro con las lexicólogas del IDH, con quienes construimos en un diálogo multidisciplinario la idea final del diccionario, que esperamos que tenga pronto en sus manos el público.