La olivicultura es uno de los sectores productivos más antiguos y representativos de la provincia, dado que su introducción data de 1550. El agrosistema del olivo tiene un significativo impacto en la economía de La Rioja y esto se ve reflejado en la demanda de mano de obra permanente y transitoria empleada por dicha actividad.
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Un equipo de investigadores a cargo de la doctora Redolfi estudió el ecosistema agrícola de la planta de olivo y analizó en forma global las interacciones y funciones que cumplen los artrópodos (insectos y arañas). “Un agrosistema es un ecosistema agrícola, donde el hombre modifica continuamente las relaciones de los componentes bióticos y abióticos. El del olivo es uno de los recursos naturales más importantes de la provincia, su protección depende de nosotros, lo que nos convoca a ser capaces de frenar a tiempo el acelerado deterioro de los ecosistemas, pensando de modo global y actuando de manera puntual. El agrosistema del olivo en La Rioja no necesita el uso de insecticidas y con un manejo adecuado del cultivo se puede tener un olivar ecológico, que tiene un valor agregado en la producción” indicó la investigadora.
Ejes y objetivos de la investigación
Entre los objetivos del proyecto se cuentan generar conocimiento en base del cultivo del olivo a partir de los elementos que componen el sistema (artrópodos: insectos, arañas y ácaros). Otra de las metas de la investigación reside en detectar los principales controladores biológicos –insectos y arañas– y establecer la conservación, cría y liberación de estas especies en el cultivo.
Difundir a la comunidad las estrategias del control biológico a partir del fomento de la disminución del uso de productos químicos y aplicar el conocimiento generado sobre la planta del olivo a otros cultivos, constituyen rasgos de relevancia de la investigación para el sistema productivo de la provincia.
El control biológico de insectos plaga es un método que consiste en utilizar organismos vivos –controladores biológicos como crisopas y arañas– con el objeto de regular las poblaciones de otro organismo plaga (cochinillas, mosquita blanca). Los controladores biológicos de insectos plaga pertenecen a tres grupos de organismos: parasitoides (microhimennópteros, predadores); crisopas, arañas, coccinélidos o vaquitas de San Antonio y patógenos (hongos, bacterias y virus), inocuos para el hombre y el ambiente.
Con este estudio se analizaron las interacciones en el agrosistema del olivo riojano en las que intervienen tres niveles tróficos: la planta, el fitófago plaga (insecto o ácaro) que se alimenta de la planta, y los controladores biológicos que destruyen a la plaga.
Para el proyecto se realizaron muestreos en el banco de germoplasma de olivo de la UNLaR y en fincas de olivo en la capital. A través de trampas, colectas y observaciones directas y el análisis de las muestras pudieron determinarse las especies fitófagas presentes en los diferentes estados fenológicos del cultivo del olivo, es decir las diferentes fases de la planta durante su ciclo anual. También fue posible identificar las plagas que afectan a cuatro cultivares de olivo –arberquina, arauco, frantoio y manzanilla–, comprobándose, además, la presencia de controladores biológicos de gran importancia para los cultivos.
Entre estos controladores se destacan las crisopas y las arañas. Se determinaron seis especies diferentes de crisópidos. Chrysoperla argentina y Ch. asoralis son las de mayor abundancia en el cultivo. Se estableció la metodología de cría de estos crisópidos y se realizaron liberaciones en la Plaza Solar de la Universidad.
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La directora de la investigación indicó a Argentina Investiga que “el control de plagas peligrosas ha originado el uso de insecticidas que han eliminado la fauna benéfica y ocasionaron desequilibrio y contaminación del medio ambiente en la mayoría de los olivares. A partir de la investigación se llegó a la conclusión de que es necesario restaurar, conservar y aumentar la diversidad de controladores biológicos en el agrosistema riojano, a partir de liberaciones para mantener niveles aceptables para los cultivos”.