Pocas cosas se mantienen estables con el correr de los años. A través del tiempo, las ideas y concepciones de la realidad varían y se alteran en forma constante. Conocer el momento en que se generaron estos extraordinarios idearios es el objetivo de una investigación dirigida por el docente Hugo Chumbita. “Nuestra hipótesis general es que las diversas corrientes políticas y combinaciones ideológicas sobre los problemas argentinos, atravesando las sucesivas generaciones, tienden a polarizarse en una dicotomía” indicó el docente.
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En este contexto, desde la Revolución de Mayo hasta la actualidad, se contraponen las ideas que otorgan prioridad a la integración de una nación independiente y las que dan lugar a la “modernización” de las instituciones: “Simplificando: nacionalistas versus liberales”, resaltó Chumbita.
Observar el pasado
Una ideología, señala el investigador, es “un sistema de ideas, creencias u opiniones que implican cierto grado de coherencia en el diagnóstico, en los valores centrales y en las propuestas para la acción”. Estas “representaciones atravesadas por juicios de valor” penetran la vida social de las personas “porque nos permiten ordenar y comprender los fenómenos. Las ideologías nos indican lo que debe ser”.
El docente aseguró que, en el estudio, “nos preguntamos por la existencia y la consistencia de corrientes ideológicas en la historia argentina, considerando la obra -dichos y hechos- de los actores más influyentes de las sucesivas generaciones político-intelectuales”. De este modo, se estudian los personajes más representativos desde los orígenes de la República, “en tanto ayudaron a producir ideas y doctrinas sobre la participación en el sistema político y las contradicciones de la sociedad en su tiempo”.
Algunos de esos personajes, al momento de la Revolución de Mayo, son los patriotas revolucionarios que llevan adelante la guerra, los jacobinos porteños, Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Bernardo de Monteagudo. “Por otro lado, José de San Martín y quienes lo acompañan en la Logia Lautaro. Después Artigas y los federales orientales”, indicó el docente.
Derechos ciudadanos y problemas sociales
En el siglo XIX se distinguen seis períodos: la revolución de la independencia, la etapa de conflicto entre unitarios y federales, el régimen de Juan Manuel de Rosas, la Confederación, la organización nacional y la primera fase del Estado oligárquico.
“En cada generación varían las definiciones partidarias y doctrinarias, con su propia ‘tonalidad de época’, pero siguen líneas notables de continuidad”.
“La Revolución de 1810 heredó una situación en la que la mayoría social estaba sometida: los esclavos, los indios, las ‘castas’, los gauchos. En general, ‘el bajo pueblo’ estaba excluido o marginado. Por eso, un objetivo crucial de los revolucionarios fue convertirlos en ciudadanos”, aseveró Chumbita.
“Ese es el proceso que lleva todo el siglo XIX, ya que llevó mucho tiempo la integración de la sociedad argentina como una sociedad política madura, equitativa y genuinamente republicana. El molde institucional de la República es prácticamente una ficción hasta que no se logra la ley Sáenz Peña, la democratización del voto, la legalidad, el sufragio. Y tampoco se completa del todo hasta que, en 1945, se legalizan los sindicatos y la participación del movimiento obrero”. En ese sentido, “lleva más de un siglo ese proceso por el cual los súbditos explotados de la colonia, que siguen siendo explotados y marginados en gran parte, llegan a ser plenamente ciudadanos y a participar del sistema político”.
Aún así, este proceso tropezó con la resistencia de una elite que frenó los primeros avances. “Y la historia posterior es, en gran medida, la lucha de las diversas capas populares por alcanzar su plena ciudadanía”, continuó. “Durante mucho tiempo la resistencia se hizo a través de la negación de los derechos y la educación, y después continuó a través del fraude -que era una forma de manipular la elección de los gobernantes-. Hoy en día, creo que somos una República de ciudadanos, en la que incluso hasta los sectores más débiles, económica y socialmente, tienen conciencia y posibilidad de hacer valer sus derechos”.
“Hemos logrado, de alguna manera, acercarnos al ideal de una sociedad participativa, con integración social. Pero, por supuesto, siempre estamos lejos de una democracia plena, ya que la democracia siempre es un proyecto”, explicó Chumbita.
En cuanto a los problemas sociales, el proyecto plantea los dilemas considerados como contradicciones fundamentales en cada etapa. “Estudiamos cómo, en un momento inicial, las concepciones de los liberales revolucionarios se oponen a las de los ‘reformistas’, y cómo continúa la pugna entre federales y unitarios hasta la confrontación de los radicales con el liberalismo oligárquico”, señaló.
Hoy: ¿integración o modernización?
“En todas las secuencias de luchas políticas e ideológicas en Argentina hay una línea de continuidad que constituye un dilema actual, una contradicción. Por un lado, las teorías, los partidos, los grupos de interés, que ponen énfasis en la modernización de las instituciones según el modelo europeo occidental. Y, por otro lado, los movimientos, sectores y fuerzas políticas que priorizan la lucha por la independencia”.
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De acuerdo al investigador, en la actualidad, un ejemplo de este enfrentamiento ideológico es “la prédica de los partidos de la oposición, que se centra en defender las instituciones, en contraposición a la política del Gobierno nacional, que prioriza lograr el desarrollo independiente, desafiando, incluso, a los poderes transnacionales. En el dilema político actual del Gobierno y la oposición sigue discutiéndose eso que, en el fondo, es lo mismo que discutían los revolucionarios de la independencia con los reformistas o con los contrarrevolucionarios. Y, después, lo que discutían federales y unitarios, y luego radicales y conservadores”.