En pos de difundir herramientas para orientar las acciones y organizar las estrategias de conservación y de uso sustentable de los recursos, científicos de la Universidad Nacional del Sur y la Facultad Regional Bahía Blanca de la UTN, junto a personal del Conicet, vecinos, pescadores y técnicos, elaboraron un plan de manejo para la Reserva Bahía San Blas (provincia de Buenos Aires). Estos planes establecen quién hace qué, cómo, dónde y en qué momento, para que todos los objetivos de la reserva se puedan realizar sin que haya conflictos.
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“Con este trabajo se realizó un mapa de zonificación que ubica distintos sectores con diferentes aptitudes y prioridades, además de una serie de recomendaciones para extraer el máximo potencial de la reserva en términos de conservación del medio ambiente y de desarrollo local", sostuvo el doctor Sergio Zalba, docente del departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la UNS y coordinador del plan.
Esta propuesta se realizó sobre la base de una metodología participativa de técnicos y colaboradores de las localidades de Bahía San Blas, Carmen de Patagones y Bahía Blanca. También intervinieron grupos de pescadores que están en el puerto de Ingeniero White, pero pescan en el sector norte de la reserva. Los pasos de la tarea fueron contemplar los intereses, las expectativas y los proyectos de todos los grupos que convergían en esa área y desarrollar una metodología de trabajo por la que se establecieron los objetivos más importantes para la zona.
Además, se fijó un orden de prioridades para decidir qué actividades deben tener preeminencia en ese lugar.
En grupos, se determinó cuáles son las zonas de la reserva más valiosas para cada objetivo, qué lugares son críticos para la cría de aves migratorias, para la pesca deportiva o artesanal, y para el ecoturismo.
Especies amenazadas
Gracias a este trabajo se detectaron algunas especies de la diversidad biológica que están amenazadas o son más valiosas. Por ejemplo, los tiburones de la Bahía San Blas, mamíferos marinos que incluyen al Delfín del Plata -especie severamente amenazada en la costa argentina-, y aves marinas residentes como la gaviota cangrejera o migratorias, que llegan todos los años desde el hemisferio norte para alimentarse y reabastecer el movimiento migratorio.
"En San Blas hay un problema con la ostra del Pacífico (una especie exótica) introducida en esta zona sin autorización, debido a que comenzó a avanzar por sus propios medios y modificó el ambiente", resaltó Zalba. “Es un recurso porque hay gente que depende de la ostra y un problema ambiental, ya que cambia toda la estructura del hábitat. Playas que antes eran de fondo blando, ahora forman arrecifes con estas ostras y entran en conflicto con otros usos económicos. La pesca deportiva también se ve afectada porque estas ostras tienen valvas muy duras y afiladas que cortan las líneas y algunas playas deben dejar de utilizarse para recreación: la gente no puede bañarse ante el peligro de posibles cortes en los pies", completó. Por eso, se decidió aprovechar la actividad económica local y que los ostricultores eviten la expansión del molusco fuera de los límites de la bahía, y de esta manera convertir la explotación en herramienta de control.
La pesca en una zona caliente
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La Bahía San Blas es un punto muy atractivo para pescadores de toda la región. El plan de manejo incluye monitoreos y recomendaciones, tanto para la pesca artesanal como para la deportiva, pero no establece cuáles son los volúmenes de pesca permitidos. Las artes de pesca utilizadas, en algunos casos, terminan en la captura accidental de especies de interés de conservación como el Delfín del Plata. Como el control de la pesca deportiva es escaso o nulo, se plantearon algunas iniciativas para desarrollar un sistema de pesca con devolución en el caso de los tiburones, por ejemplo, y usar anzuelos sin traba. También se hicieron recomendaciones en relación a fuentes de contaminación, como los motores fuera de borda o el plomo utilizado en la pesca, mineral que puede llegar a ser tóxico