El agua se acaba, según vaticinan los especialistas en todo el mundo. Y la alarma debe sonar más fuerte en las zonas desérticas. Por ejemplo en Mendoza, donde el clima no es generoso en humedad, la tendencia entre paisajistas y arquitectos es utilizar especies autóctonas en el diseño de bodegas o moles enclavadas al pie de la montaña, con escasísimas posibilidades de riego. Al mismo tiempo, surgieron viveros especializados en este tipo de plantas para ambientes áridos, como parte de la concientización ciudadana acerca de la problemática del agua.
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El interés sobre el tema también compromete al ámbito universitario y es por eso que las investigadoras María Eugenia Videla y Sonia Fioretti, de la cátedra de Espacios Verdes de la UNCuyo, estudian el comportamiento de algunas especies gramíneas, arbustos y árboles como algarrobos, que requieren poco riego.
“Partimos de la base de que el empleo de plantas de bajo consumo hídrico en espacios verdes permite el ahorro de agua. Estas especies tienen diversas adaptaciones a ambientes áridos (plantas grises, con hojas pequeñas y brillantes o sin hojas, de formas esféricas, entre otras) que le otorgan una estética particular muy interesante a la hora de diseñar con ellas”, explica Videla a InfoUniversidades.
Las investigadoras aspiran a lograr canteros o jardines de bajo consumo de agua, que puedan usarse en cualquier vivienda familiar y estudian la respuesta de las plantas nativas en diferentes condiciones de manejo. “Las parquizaciones llevadas a cabo con este tipo de plantas presentan la principal ventaja de sustentabilidad, con mantenimiento prácticamente nulo a partir de su establecimiento”, ejemplifican.
Según Videla, ya pudieron comprobar que muchas especies, con un mínimo aporte de agua, mejoran notablemente su tamaño y su aspecto ornamental. “Por ello estamos iniciando estudios en cuanto a sus requerimientos hídricos. En este sentido, es muy prudente conocer el comportamiento de estas especies, ya que sin duda podrán vivir si el recurso es escaso, porque disponen de mecanismos que les permiten adaptarse a esas circunstancias”, explica.
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Sin embargo, el estudio trasciende las zonas áridas. Según cuentan, algunas de estas especies crecen naturalmente en lugares más húmedos: “Los ensayos de requerimientos hídricos propuestos nos permitirán dar una respuesta más certera a esta cuestión. Por el momento, nuestros resultados son aplicables a la ornamentación de rutas, caminos sin infraestructura para riego, en cuyo caso se realizarían las plantaciones con técnicas recomendadas. También ornamentación de fincas y bodegas en espacios con escaso mantenimiento”. “En zonas con mayor disponibilidad de agua, las plantas responden con un desarrollo más rápido y con mayor expresión en la mayoría de los casos”, concluye Videla.