El empleo del sol para el calentamiento de agua a través de colectores de uso doméstico es mundialmente conocido. Existen muchos fabricantes de equipos solares que utilizan distintas tecnologías, y lograron que su uso se haya expandido en los últimos años. Los factores para que sucediera esto son la importancia creciente que está tomando la degradación del medio ambiente y la competitividad económica de este tipo de tecnologías frente a las convencionales.
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Sin embargo, la utilización de energía solar térmica en dispositivos portátiles no ha sido investigada, a excepción de las cocinas solares de diversos diseños, eficiencia, tamaño y, por supuesto, de distintos precios. Estas cocinas pueden usarse para calentar agua como función secundaria, pero tienen el inconveniente de que no permiten conservar el calor y son, generalmente, grandes en comparación con el tamaño que ocupa una convencional. Considerando estos antecedentes, surgió la idea de desarrollar el “termo solar”, según se comunicó a InfoUniversidades. El mismo debía conjugar tres factores:
a) Calentar el agua con la energía del sol.
b) Almacenarla para su uso posterior con la misma eficiencia que un termo convencional.
c) Lograr alta portabilidad.
Siguiendo estas premisas, se construyó el primer prototipo artesanal. Los resultados demostraron que funcionaba, y se siguió en su desarrollo. Trabajando sobre la geometría de los espejos reflectores y utilizando nuevos materiales, se construyó un segundo modelo, cuyos ensayos determinaron que se necesitaban 120 minutos para calentar el agua a 70ºC. Esto reflejaba una mejora sustancial en la eficiencia del sistema, pero todavía restaban ajustes por hacer.
Mientras se avanzaba, se comenzó a trabajar, paralelamente, con el diseño industrial del termo y se realizó la simulación digital de varios modelos. Finalmente, se completó el mejoramiento de la eficiencia y el producto comenzó a tener una forma más estética. Con ayuda de todos los investigadores, el termo solar fue finalista del concurso INNOVAR 2006.
A partir de la participación en este concurso comenzó la etapa de desarrollo con fines de comercialización, lo que implicó empezar desde cero, probando distintos tratamientos, ya que las ampollas que fabrica la empresa encargada de su producción son de un vidrio completamente distinto al utilizado en las ampollas artesanales de la muestra.
Tras un nuevo período de investigación, se logró mejorar la eficiencia del prototipo, y se obtuvo un termo que, cuando está abierto, puede calentar agua desde 20ºC a 80ºC en un tiempo que va entre 45 minutos a 1 hora, dependiendo de la época del año. Cuando está cerrado, funciona como un termo y pierde entre 4º y 5ºC por hora en comparación con un termo de acero inoxidable, que pierde 3ºC, y uno convencional de vidrio, que pierde 2ºC.
Con el uso de ampollas disponibles en el mercado, la producción de prototipos experimentales se hizo más accesible económicamente. Con estas mejoras incorporadas, se presentó nuevamente en el concurso INNOVAR 2008 y resultó, otra vez, finalista.
En esta etapa, el Instituto de Investigación e Ingenería Ambiental de la UNSAM colaboró con el proyecto financiando la elaboración de los modelos que se mostraron en la exposición, con un diseño más atractivo visualmente y con una idea más acabada de los obstáculos que quedan por resolver para lograr su comercialización.
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El termo solar tiene la patente en trámite y se espera obtenerla a mediados de 2010. Mientras tanto, se desarrollan nuevos prototipos comerciales y afinan cuestiones de diseño. La intención es empezar a comercializarlos durante 2009.