El yodo es vital en la alimentación de la embarazada. Es transportado por la placenta y utilizado por el feto para la formación de hormonas glándula neuroendocrina, situada justo debajo de la nuez de Adán, junto al cartílago tiroides y sobre la tráquea.">tiroideas responsables de favorecer el crecimiento de órganos y tejidos, y en especial, del sistema nervioso. Este elemento está presente en algunos alimentos como lácteos, mariscos, pescados, carnes, algunos panes y huevos. Diversos estudios internacionales demostraron que las embarazadas con baja ingesta de yodo aumentaron los niveles de la hormona estimulante de la tiroides, conocida como TSH, y vieron comprometido el tamaño y función de esta glándula. Esto se evidenció en el incremento de la tasa de hipotiroidismo (o disminución de la función de la glándula tiroides), el número de abortos y la muerte fetal.
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La ingesta de yodo recomendada durante la gestación es de 200-250 microgramos diarios (ug/día). Como el yodo se elimina a través de la orina, los investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, del Hospital Lucio Molas y del Centro de Investigaciones Endocrinológicas (CEDIE) de Buenos Aires utilizaron el método de yoduria o Eliminación Urinaria del Yodo (EUI) para determinar si existe un déficit en embarazadas pampeanas. Analizaron la orina matutina y vespertina de 121 embarazadas de la ciudad de Santa Rosa. De 46 casos, en casi el 40%, se detectó una ingesta de yodo menor a los 150 ug (lo que representa un déficit leve), sin diferencias entre las muestras tomadas a la mañana y a la tarde. En los otros 75 casos los valores fueron normales en las dos muestras.
“Al igual que en estudios realizados por otros investigadores, comprobaron que las yodurias de la tarde son representativas de toda la ingesta de yodo del día (o yoduria de 24 horas). De hecho, detectaron un mayor número de embarazadas con baja ingesta de yodo que si se hubiera realizado el análisis con la muestra de la mañana”, comenta a Argentina Investiga el doctor Jorge Luis Olivares, miembro del equipo de investigación. Además, un total de 22 embarazadas mostraron una alteración en el funcionamiento de la glándula tiroides.
Al analizar la yoduria de las embarazadas con valores por debajo de los 100 ug, los especialistas determinaron que 15 de aquellas, el 45%, presentaba alteraciones en la función tiroidea. En todas las pacientes se indagaron los antecedentes personales y familiares: edad, cantidad de embarazos y consanguíneos con enfermedad tiroidea.
“La Eliminación Urinaria del Yodo (EUI) es un método de bajo costo, incruento, eficaz y beneficioso para la salud de la madre y el feto, que puede ser aplicado en provincias como la nuestra que no cuentan con un Programa de Screening obligatorio para el diagnóstico de hipotiroidismo gestacional” sostiene Olivares.
Prevención, diagnóstico y tratamiento
La restricción del yodo aumenta la estimulación tiroidea, la que se manifiesta en enfermedades como el bocio (agrandamiento de la glándula tiroides), la hipotiroxinemia y el hipotiroidismo.
El diagnóstico y tratamiento precoz del déficit de yodo previene las alteraciones de la mielización y sinapsis neuronales en el cerebro y cerebelo del feto, que comprometen el desarrollo psicomotor y el coeficiente intelectual del recién nacido. Éste se evidencia cuando el niño ingresa a la escuela y sufre problemas de aprendizaje. De esta manera, sus consecuencias no sólo se reducen al ámbito de la salud, sino que también impactan sobre la persona a nivel social.
La suplementación materna con tiroxina (hormona producida por la tiroides) desde el primer trimestre de embarazo permite mantener los valores normales de yodo en el organismo. Además, el estudio cita a diversos autores que investigaron sobre el tema, como Glinoer y Pop, quienes sugieren la administración de tabletas de entre 200 y 300 ug de yoduro de potasio o yodato potásico, o mezclas con vitaminas y minerales.
Legislación
Otra vía de prevención la aporta desde 1967 la ley nacional 17259 de “Prevención de Bocio”. Esta ley obliga a que la sal para uso alimentario humano o para uso alimentario animal sea enriquecida con yodo. Sin embargo, la prevención por corto tiempo con sal yodada en las embarazadas no corrige preventivamente la hipotiroxinemia materna. Por lo tanto, el déficit en la ingesta de yodo requiere del diagnóstico temprano y tratamiento con tiroxina u hormona tiroidea.
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Por otro lado, la investigación sugiere la necesidad de que las autoridades del Estado provincial supervisen la calidad del enriquecimiento de la sal de mesa con yodo debido a que el consumo de sal no enriquecida adecuadamente (o no enriquecida) podría explicar las bajas yodurías encontradas en las embarazadas pampeanas.