Los discursos y las prácticas artísticas recorren la vida diaria a través de múltiples manifestaciones, vinculadas con los géneros y estilos del arte. Es así que en la decisión que implica el hecho de elegir y disponer objetos en los espacios de la vida cotidiana, se evidencia un trabajo poético. Según plantea el proyecto de investigación “La puesta en escena de todos los días”, es posible, desde una perspectiva semiótica, observar, analizar e interpretar el repertorio de las operaciones de puesta en escena que los individuos realizan en su vida cotidiana.
> Leer también: Maingueneau: “El arte, un discurso constituyente”.
Este proyecto de investigación del Área Transdepartamental de Crítica de Artes del IUNA se desarrolla desde 2004 y consiste en describir, analizar y clasificar el conjunto de las prácticas cotidianas que pueden reconocerse como “estéticas”, tomando dos puntos de observación: la mesa servida y la disposición de los objetos en la decoración privada. “Comenzamos nuestro trabajo tratando de resolver en base a qué pensar si los atributos presentes en las operaciones de esos actores sociales eran susceptibles de catalogarse como estéticos”, señaló a InfoUniversidades Marita Soto.
Con este fin, el equipo se ocupó de la observación de esas operaciones estéticas por medio de un trabajo de campo. El relevamiento consistió en ir a distintos hogares y tomarlos como muestras, algunos de clase media con aproximación estética en sus actividades y otros en los que no había actividad estética. “Fuimos a casas de fotógrafos, artistas, artesanos, pintores y diseñadores, para poder formalizar y ordenar un primer repertorio de operaciones estéticas encontradas a partir de esta producción en distintos espacios”.
La investigación se centra en un fenómeno doble: por un lado, la observación que recae en el objeto de la práctica estética de la puesta en escena y, por otro, en el sujeto operante que es a la vez hacedor y contemplador del efecto de sus prácticas y que ocupa tanto la posición de producción como la de reconocimiento. Esta doble condición conlleva a reflexionar sobre los actores sociales en tanto son quienes conforman el ambiente cotidiano: “El espacio y sus objetos son usados, manipulados, contemplados por quienes interactúan con los objetos en la cotidianeidad como productores, observadores y críticos”.
En el campo de algunas manifestaciones artísticas, la condición de “lo artístico” se revela en un discurso que las acompaña. En las prácticas estéticas cotidianas se puede partir del supuesto de que, en general, los individuos proceden de manera similar a los artistas, siempre que se compare sólo el proceso y no las cualidades del producto y su circulación. Para Soto, “los artistas producen artefactos que tienen una intencionalidad estética desde el momento de la producción. Terminada la obra, los artefactos se transforman en objetos estéticos atencionales en lo que se refiere a su recepción. Cuando un individuo en la vida cotidiana decora una pared o cambia de color un mueble, actúa de la misma manera que el artista en cuanto a la intencionalidad: pasa de crear objetos intencionales a observarlos como objetos atencionales”.
En la actualidad, el proyecto se encuentra en la etapa de entrevistar a los actores para ampliar el trabajo de campo a través de sus voces. A partir de la reconstrucción de sus relatos se conectan las prácticas estéticas observadas y los puntos de vista de cada uno. En las entrevistas “se produce nuevamente la oscilación entre la producción y el reconocimiento, pero entra en juego la dimensión del sujeto estético, que no necesariamente coincide con el sujeto empírico, sino que es el ‘yo’ que se plasma en alguna elección estética”, reflexionó la investigadora.
> Leer también: El discurso de las víctimas de violencia.
Las narraciones de los entrevistados tienen la función de restaurar lo que en la vida cotidiana aparece como inconexo o arbitrario. En esta fase, el equipo de investigación dio cuenta de que en la elección de las viviendas también se evidencia una gran carga estética y fuertes vinculaciones sinestésicas. “Hay una evocación de los espacios de la infancia, la repetición de patrones de una estructura espacial y una relación entre pasión y discurso, entre sensorialidades cruzadas. Para esta etapa de la investigación tuvimos como hipótesis de base que la vida cotidiana es ‘vida-relato’, en tanto se narra mientras se va viviendo. Estas narrativas permiten suturar lo arbitrario, lo gratuito, lo inconexo. Se trata, para nosotros, como objetivo, de poder comprender la manera en que las narrativas individuales restauran las irregularidades o asperezas de la vida cotidiana”, concluyó Soto.