Exponer las teorías éticas subyacentes a los diversos sistemas políticos de corte liberal fue el objetivo del trabajo “Fundamentos éticos del neoliberalismo” llevado a cabo por un grupo de docentes. Para ello, realizaron una reflexión histórica que revisó los conceptos de ‘ética’ y ‘moral’.
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En esta línea, el análisis se ocupa de los distintos períodos de la historia de la ciencia política y ahonda en el orden de la polis griega, hasta la conformación de la república y el sistema neoliberal de décadas pasadas, donde, luego del fracaso del liberalismo clásico, la economía pasó a ocupar un lugar preponderante a nivel mundial.
Las reglas del accionar humano
A lo largo de la historia, los pensamientos se diversificaron y los hombres se preguntaron “cómo” realizar las acciones cotidianas. Hoy, aún sigue presente “la necesidad de determinar los métodos y procedimientos que permiten la construcción de un orden social que no desconozca el punto de vista moral”, sostiene el trabajo.
“El principal objetivo fue explicitar los presupuestos éticos de las concepciones contemporáneas que integran el paradigma de la racionalidad, para lo cual se buscó delimitar el fenómeno ético y comparar las diversas teorías éticas que subyacen a los distintos sistemas políticos”, indicó a InfoUniversidades María Victoria Santórsola, una de las investigadoras.
La investigación tuvo el objetivo de señalar la tensión entre la reformulación del proyecto normativo de la modernidad y el liberalismo que, mediante ciertas estrategias, define el ‘punto de vista moral’ en oposición a los planteos comunitaristas.
La búsqueda de estos presupuestos éticos en una concepción como la neoliberal llevó a las investigadoras a tener en cuenta la tradición que subyace a ese pensamiento, es decir, el liberalismo moderno que implica dos direcciones: la valoración de la racionalidad instrumental -a grandes rasgos, aquella en que una decisión o acción es considerada como racional si sigue las reglas o pautas de la lógica de la utilidad- y el paradigma de la racionalidad comunicativa, que entiende al signo lingüístico como el portador de la fuerza racional de las verdades sometidas a crítica.
En este sistema, “en lugar de proponer a todos los demás una máxima (que sea ley general) como válida, tengo que presentarles mi máxima con el objeto de que comprueben discursivamente su pretensión de universalidad”, explicó la docente. “El puente, ahora, es la comunicación y en ella radica toda fundamentación posible de la moral y la ética”.
El origen y los significados
El trabajo hace hincapié en algunos conceptos fundamentales que se vuelven necesarios a la hora de dar sentido a un análisis aún mayor. Es así que, antes de la observación, se deben definir los términos ‘ética’, ‘moral’ y ‘normativa’. La palabra ética deviene del griego “êthos”, que significa “carácter”, mientras que “moral”, “mos”, adquiere el significado de “costumbre”. De acuerdo a esta acepción, compartida tanto por el ámbito filosófico como por el político, la ética estudia qué es o cómo se justifica la moral. “De este modo, se tiende a ver en la ética la disciplina y, en la moral, las costumbres y los códigos de normas”, resaltaron las docentes.
De acuerdo al proyecto, una nueva ética puede dividirse en descriptiva: aquella que estudia las actitudes valorativas y las pautas morales de los diversos grupos humanos, que describe y explica lo moral en términos antropológicos, sociales e históricos; y en normativa: que no basta estudiar la conducta tal cual se da, sino lo que se debería hacer. Para esto no basta la rama descriptiva, se necesita de una ética normativa como ciencia de una conducta deseable.
A través del tiempo
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“La diferencia existente entre ser y deber ser, desde los orígenes de la humanidad, supone la presencia de una serie de reglas que conllevan a otra diferencia: el acuerdo o el no acuerdo con respecto a las mismas”, concluye la investigación. Claro que, hablar de la racionalidad como factor dominante no implica hablar de un solo modelo de racionalidad, sino de una modificación a través del tiempo.