Lescano investiga cuáles son los efectos de la modificación de los hábitats locales sobre algunas especies y cómo afecta la degradación del paisaje a la diversidad de anfibios del bosque del Chaco árido de Córdoba. Su estudio se desarrolla en el noroeste provincial, entre las Salinas Grandes y Villa Dolores. “Cuando llueve, los anfibios se reproducen explosivamente. Entonces, lo que hacemos es ir de noche a las charcas y lagunas a contar cuántos individuos hay y de qué especie son. Se trabaja en tres o cuatro lagunas cada noche, con altas temperaturas, y volcamos en planillas lo que vemos. También registramos lo que escuchamos, porque cada especie tiene un canto distinto. Además, se caracteriza el ambiente, la laguna, el bosque circundante y la composición físico - química del agua”, cuenta Lescano a Argentina Investiga.
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En Córdoba, hay 70 especies de reptiles y unas 35 de anfibios. El conjunto faunístico conformado por estos dos grupos se denomina ‘hepterofauna’ y tiene problemas de conservación a nivel mundial. “Los anfibios tienen un ciclo de vida y una biología complejos y, muchas veces, no son tomados en cuenta por las políticas de conservación. Su piel es muy fina y húmeda, y dependen de los ambientes acuáticos, así como del entorno terrestre alrededor de éstos; por eso son tan sensibles a la degradación ambiental”, explica Gerardo Leynaud, director del grupo de investigación en el que trabaja Lescano.
El profesional agrega que “en nuestro grupo estudiamos los factores que afectan a la hepterofauna a escala de hábitat local, de paisaje y a escala regional. En el trabajo de Julián se abordan los anfibios de la región del noroeste de Córdoba, que ha sido reconocida como una prioridad en términos de necesidad de conservación. Esta región sufre uno de los niveles de degradación más altos del país debido a la tala, el fuego y el sobrepastoreo. Por todo esto, en algunos sectores la cubierta boscosa original se ha reducido a menos del 20 por ciento”.
La investigación, realizada a partir de datos obtenidos en 50 cuerpos de agua del noroeste de Córdoba, señala que, a escala de paisaje, la pérdida y degradación de las masas boscosas afecta negativamente a la diversidad de los ensambles de anfibios.
“Lo que vemos es que lo que más afecta a la diversidad de anfibios es la composición del hábitat en las lagunas y, particularmente, la cobertura de bosques en el entorno terrestre. Mientras menos bosque en kilómetros a la redonda, menos diversidad de anfibios en las charcas. Además, mientras más separadas están las lagunas, también hay menos diversidad. A grandes rasgos, vemos que en las charcas aisladas que están en zonas muy degradadas suele haber tres o cuatro especies y debería haber diez”, comenta Lescano a modo de síntesis.
Sobre el estudio
Julián Lescano realiza su tesis de doctorado en el marco del proyecto “Analizando los patrones de distribución espacial de la herpetofauna del Chaco de Córdoba desde diferentes escalas jerárquicas” del Centro de Zoología Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
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El proyecto está dirigido por Gerardo Leynaud y, además de Lescano, integran el grupo Javier Nori y Paola Carrasco. La caracterización del bosque que rodea las charcas se hace mediante mapas de vegetación provistos por Laura Hoyos, del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Conicet - UNC). En este trabajo también participa Laura Bellis, de la cátedra de Ecología.