La portada del libro y su autor, Alberto Molina.
El libro “Como una gran pecera. Urbanizaciones cerradas, ciudadanía y subjetivación política en el Gran Mendoza”, publicado recientemente por la editorial de la Universidad (Ediunc), constituye un aporte inicial para abordar las consecuencias sociales que pueden provocar los barrios y pueblos privados dentro de la provincia.
> Leer también: ¿A qué dedica el tiempo libre?.
Alberto Molina, su autor, se centra en la relación entre el ordenamiento territorial de una comunidad y su ciudadanía y asume la definición de las urbanizaciones privadas como “asentamientos residenciales urbanos cerrados que son voluntariamente habitados por un grupo social homogéneo y donde el espacio público ha sido privatizado a través de la restricción al acceso por medio de dispositivos de seguridad”. Según pudo relevar Argentina Investiga, en el libro el autor asegura que estos barrios están generando en sus habitantes un proceso de subjetivación ciudadana que afecta sus percepciones y representaciones de los otros como parte de la amenaza que es lo externo, fenómeno al que denomina “privatización ciudadana”.
El barrio estudiado para la realización de este libro fue “El Torreón”, un pueblo privado ubicado en el departamento de Maipú que posee una dimensión mayor a la del microcentro de Mendoza (130 hectáreas). Cabe destacar que Mendoza, junto con el Gran Buenos Aires, concentra la mayor cantidad de este tipo de megaemprendimientos. “Hay un problema con la oferta inmobiliaria, los terrenos en los espacios privados son más baratos pero ese precio no está trasladando los efectos negativos que tiene para el tejido social este tipo de urbanizaciones”, afirmó Molina. Además, asegura que este tipo de fragmentación social “dinamita” la implementación de políticas sociales al producir una segregación social.
El investigador utiliza la metáfora “grandes peceras” para denominar a estas urbanizaciones cerradas que producen una ilusión de calma pero, además, un choque entre el adentro y el afuera que puede llegar a generar posibles conflictos de convivencias que deben o deberán ser asumidos por la esfera política. Por lo cual, el autor considera que las urbanizaciones cerradas están generando una ciudadanía mucho más ligada al consumo y a la riqueza que a los lazos de justicia y solidaridad, concepciones centrales del neoliberalismo, donde el mercado se encarga de regular el desarrollo de las sociedades.
Según Molina, estos emprendimientos están asentándose en la zona productiva de Mendoza, en el cordón verde. Sin embargo, no hay sustento político para poder oponerse a este tipo de situaciones, por lo cual asegura: “Yo sí asumo un compromiso, una postura, que es decir que claramente las urbanizaciones cerradas deben ser desincentivadas en Mendoza porque nos están quitando capacidad productiva, agua, trabajo y están afectando a la ciudadanía”. Su explicación: los pequeños productores venden sus terrenos en la periferia al considerar que es mejor que seguir con la producción. Por lo tanto, Molina asegura que una de las maneras de frenar estas urbanizaciones es generar una política de contención para los pequeños productores.
> Leer también: “La democracia no es gratuita”.
Por último, caracteriza a su libro como “una botella al mar” para seguir “construyendo en nuestras cuestiones cotidianas mayor heterogeneidad social, mayor justicia social” y poder poco a poco generar “un país, una provincia para los que estamos hechos, para los que tenemos los recursos, para los que tenemos que ser ciudadanos activos”.
Molina abordó las consecuencias que genera vivir en un barrio cerrado.