En Argentina, más de dos millones de personas sufren algún tipo de discapacidad, según datos del censo nacional realizado en 2001. De acuerdo con ese relevamiento, cerca de 490 mil habitantes tienen sus habilidades visuales comprometidas; 850 mil adolecen de incapacidades motoras; otros 391 mil enfrentan imposibilidades auditivas, mientras que más de 330 mil afrontan problemas cognitivos.
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Con el propósito de mejorar la calidad de vida de aquellas personas cuyas capacidades motoras se encuentran restringidas, Florencia Peralta y Eduardo Nieva, egresados de la carrera Ingeniería biomédica, idearon un sistema que decodifica sus ondas cerebrales, convirtiéndolas en órdenes inteligibles para comandar dispositivos del hogar. El desarrollo permite realizar acciones comunes en la vida cotidiana, como prender la luz de una habitación o encender un televisor por medio del pensamiento, en forma voluntaria.
Su trabajo consistió en la adecuación de un sistema de interfaz cerebro-computadora (ICC o en inglés Brain Computer Interface: BCI) ya existente en el mercado y utilizado en diferentes tipos de videojuegos.
Para que los usuarios pudieran manejar los artefactos de su casa, Peralta y Nieva diseñaron un software especial que funciona en combinación con el sistema BCI. Previamente fue necesario automatizar los diferentes dispositivos y centralizar su manejo en una plataforma, lo que constituye un sistema de domótica. El término domótica proviene de la unión de las palabras domus, que significa casa en latín, y tica de automática, palabra en griego, ‘que funciona por sí sola’. Por lo tanto es una vivienda que a partir del uso de la sistematización de sus servicios, ya sean energéticos, de bienestar, seguridad o comunicación, funciona por sí misma. Esta integración tecnológica de los componentes del hogar puede facilitar a las personas con algún tipo de discapacidad la mejora de su calidad de vida.
Según señalaron sus creadores a Argentina Investiga, el desarrollo provee de una alternativa de comunicación entre el individuo y la máquina, de manera que personas con graves discapacidades motoras puedan relacionarse en forma autónoma con el entorno, a través del pensamiento.
El conjunto ideado funciona de la siguiente manera: el dispositivo releva las señales neuronales que la persona genera mediante la meditación o la atención y el software, previamente calibrado, interpreta esas órdenes y activa el comando respectivo en el artefacto de la vivienda.
Sus autores probaron el dispositivo con 25 personas, y el resultado fue sumamente auspicioso. El dato distintivo es la facilidad con la que los usuarios lograron manejarlo, ya que redujeron en breve tiempo el margen de error en la intención que generaban sus ondas cerebrales.
Para el futuro, el abanico potencial de aplicaciones que podría tener este desarrollo es ilimitado. Permitiría, por ejemplo, manejar una silla de ruedas, una computadora, un teclado o, en casos más complejos, un vehículo para desplazarse.
Ingeniería biomédica
Ingeniería biomédica es la primera carrera de grado dictada en forma conjunta por dos facultades de la Universidad Nacional de Córdoba: Ciencias Médicas y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Su primera cohorte comenzó a cursar en 2003 y ya cuenta con 47 egresados que aportan sus iniciativas para ayudar a quienes sufren algún tipo de discapacidad.
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El desarrollo de la aplicación para controlar dispositivos del hogar con la mente fue el proyecto integrador con el que María Florencia Peralta y Eduardo Nieva concluyeron sus carreras de Ingeniería biomédica, dirigidos por el ingeniero Diego Beltramone, director del laboratorio de Ingeniería en rehabilitación.