Vista satelital del estuario de Bahía Blanca.
Numerosas especies de flora y fauna autóctonas y cientos de kilómetros de reserva natural quedarán bajo el agua en los próximos años. Se perderán los ambientes intermareales, es decir, la unión continente-océano, que en la mayor parte de la costa argentina son muy importantes porque constituyen lugares de reproducción y alimentación de crías. Muchas especies comerciales viven de los organismos que habitan en estos ámbitos, por ejemplo, la corvina se alimenta entre otras cosas de los cangrejos y gusanos. Si aumenta el nivel del agua hay especies que no van a poder sobrevivir, mucho menos las aves. Muchas especies que acuden a esta zona en su etapa migratoria no existirán más.
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En la mayor parte del mundo se registra un clara tendencia en la que el nivel medio del mar (NMM) se incrementa a una velocidad estimada de 1-2 mm/año. La última predicción del Panel Internacional para el Cambio Climático (IPCC, según su sigla en inglés) estima una máxima de ascenso del NMM para todo el planeta de unos 40 centímetros, valor significativo para determinados lugares.
Lejos está la realidad del apoteótico panorama planteado hace casi dos décadas atrás, cuando se pronosticaba que el NMM iba a ascender hasta seis metros. A lo largo de la costa argentina la última trasgresión que ocurrió alrededor de 6 mil años atrás fue, por ejemplo, en el Río de la Plata, de dos metros por encima del nivel actual, lo mismo sucedió en Necochea y en Río Negro, con 1,5 metros, mientras que en Bahía Blanca fue de 7 metros.
Según los análisis del Instituto, cada lugar de la costa va a recibir el ascenso de una manera diferente según su forma. “La estructura del estuario bahiense hace que se incrementen los efectos. Va creciendo desde la boca hacia el interior, entonces, el efecto de convergencia genera una amplificación del fenómeno: el estuario está constituido por grandes planicies de marea, canales e islas. Estas islas son como una expresión de la Patagonia metida en el medio del mar. Es terreno estrictamente continental y raramente cubierto por el agua. En cambio, la otra zona se cubre cuando sube la marea”, explica Gerardo Perillo, docente del departamento de Geología de la UNS.
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La marea tiene dos niveles a lo largo del mes: uno que se llama de cuadratura, que es cuando la luna, el sol y la tierra están en 90 grados. Ahí está la luna creciente, en cuarto menguante o en cuarto creciente. La amplitud de las mareas es más chica y el agua en esas condiciones, cuando sube la pleamar, se ubica por debajo del nivel de las islas. Cuando tiene la condición de sicigia, que es en luna nueva o luna llena, momento en que el sol, la tierra y la luna están en la misma orientación, la amplitud de marea es más alta y el agua llega, más o menos, al nivel de las islas. En condiciones de marea de cuadratura, es decir, las de menor amplitud, el agua va a pasar por encima de las islas, con 40 cm. todas quedarán sumergidas y se perderá la parte continental de la Reserva. Según los cálculos, este ascenso implicará la cobertura de unos 410 kilómetros cuadrados de marismas e islas, esto es unas 41 mil hectáreas.
La suba del nivel del mar haría desaparecer ambientes de las costas argentinas