La temperatura se eleva cada vez más y supera los 500 grados; llega a los 600. Y allí se encuentra en su estado óptimo. El acero se mantiene, resiste y persiste en su dureza. Pero al oxidarse, como si buscara protegerse, genera una capa tan estable que mejora la resistencia al desgaste. Esta es una de las conclusiones a las que arribó Agustín Gualdo, uno de los integrantes del grupo multi institucional de soldadura que lleva adelante una investigación sobre un acero para herramientas mediante proceso de desgaste.
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“Durante los ensayos estipulamos que la estabilidad que tiene la capa de oxígeno bajo determinadas condiciones era mucho mejor que la esperada. Esto se encontró luego de trabajar durante cuatro años con este material”, explica Gualdo a InfoUniversidades.
El proceso para trabajar los materiales consta de varios estadios: “Al conseguir el consumible, se lo suelda, se procesa, se corta y una vez con la probeta, se da lugar al ensayo. A partir de eso se hace la caracterización, que es una parte muy importante”. Pero el trabajo no termina allí, ya que el material va sufriendo modificaciones para ver la respuesta de sus propiedades y sus comportamientos a mayor o menor aporte. “Las modificaciones se pueden realizar por tratamientos térmicos o algún tratamiento por plasma, lo que puede llevar a un cambio en las variables. A partir de esto se modifican las características microestructurales, lo que tiene consecuencias en las propiedades. A partir de allí se arma el modelo” afirma el investigador.
En busca de optimizar las características de este acero de última generación, Gualdo trabajó durante cuatro años con la composición química buscando nuevas transformaciones o cambios dentro de la microestructura. El especialista explica que “es el material mismo el que se oxida por el oxígeno y genera su propia capa, lo que provoca una mejor resistencia al desgaste. Eso no lo esperábamos”.
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El ingeniero trabajó con los precipitados dentro de la microestructura de este material, que por su carácter de “multicomponente”, con infinidad de aliados, provoca que cada composición química sea una nueva oportunidad de evolución. “Los precipitados son los que le dan una buena respuesta a temperaturas elevadas, aunque si se manejara en frío podría tener resultados adversos”, sostiene el investigador y aclara que según el tamaño de los precipitados pueden generarse repercusiones a nivel mecánico: “Si son muy grandes, las propiedades mecánicas no son buenas. Pero si son pequeños y bajo ciertas condiciones favorecen al proceso de oxidación”. Los resultados obtenidos luego de la investigación práctica servirán “para mejorar el nivel académico”, cerró Gualdo.