La investigación abarcó el estudio de la gestión de los residuos de la industria de la construcción en la Ciudad de Buenos Aires para proponer mejoras tendientes a minimizar sus impactos ambientales. “La generación de estos residuos ha sido identificada como uno de los aspectos de mayor impacto ambiental en la industria de la construcción”, asegura a Argentina Investiga Raquel Bielsa, directora del trabajo.
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El tratamiento inadecuado de los desechos para rellenar zonas bajas puede contaminar las aguas y los suelos en forma directa. Además, la mayoría de los materiales pétreos que se usa en esta industria son recursos naturales no renovables. Por lo tanto, la falta de su reutilización o reciclaje implica su uso ineficiente y el consecuente impacto por la falta de su disponibilidad futura.
En la actualidad los residuos de la construcción y la demolición (integrados por restos de suelos, arena, concreto, maderas, plásticos y otros materiales que se generan en las obras públicas y privadas) se consideran desechos sólidos urbanos y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires representan 2.400 de las 6.000 toneladas de desperdicios sólidos que se generan diariamente. El control de la gestión de estos sobrantes es muy importante para alcanzar los objetivos de minimización de residuos a disposición final de la Ley de Basura Cero de la Ciudad. Por lo tanto, las mejoras en su gestión tienen una incidencia clave para lograr las metas dispuestas en dicha Ley.
En este proyecto, se analizó el sistema actual de gestión para identificar sus fortalezas y debilidades, con el objetivo de estudiar la factibilidad técnica de la reutilización y el reciclaje de los materiales recuperados de estos residuos en nuevas aplicaciones en la industria de la construcción. Primero, se estudió como se gestionan en otras ciudades. Luego, se realizó un diagnóstico mediante entrevistas a los actores locales clave: profesionales de la construcción, clientes, organismos de ciencia y tecnología y autoridades. También se visitó la planta de tratamiento de áridos de la Ciudad, localizada en el barrio de Villa Soldati, y se evaluaron los aspectos relevantes a tener en cuenta para aumentar su eficiencia. Se encontró que la gestión se caracteriza por la disposición inicial en las obras en contenedores de cinco metros cúbicos de capacidad y su recolección posterior por alguno de los 36 transportistas habilitados para retirar estos “volquetes”, donde los residuos están completamente mezclados.
Los volquetes son recibidos en la planta de áridos, que fue construida por el Gobierno de la Ciudad en 2014 y concesionada a operadores privados. En la planta, los residuos son separados, triturados y tamizados en diferentes fracciones, como madera, metales, plásticos, y componentes minerales de varios tamaños (piedra, suelo, cascote grueso, cascote fino, etcétera). Estos últimos son vendidos como materiales secundarios para la construcción. Sin embargo, las partes de madera y plásticos que no se ajustan a las especificaciones de calidad, son derivadas a disposición en rellenos sanitarios en la CEAMSE. Se estimó que esta porción no reciclable es de alrededor del 20% de los residuos que ingresan a la planta.
En comparación con otras ciudades del mundo, se encontró que no existe aquí un marco legal que obligue a las empresas constructoras a separar sus residuos en origen, lo que dificulta su separación posterior y disminuye la eficiencia de su tratamiento. Por lo tanto, hasta ahora sólo algunas obras que se postulan a certificaciones ambientales de los edificios (como LEED, Leadership in Energy & Environmental Design) se preocupan por el destino de sus residuos. El gobierno de la Ciudad controla a los transportistas y a la planta de separación, pero no establece ningún requerimiento en el momento de autorizar obras como en otros países, en los que se tramita el permiso de inicio de obra y debe adjuntarse el plan de gestión de los residuos que se generarán, teniendo como premisa la minimización de la generación de residuos y su reutilización en la propia obra.
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“Se concluyó que la gestión de estos residuos en la ciudad tiene desafíos significativos como la falta de regulación específica, falta de control de los vertidos ilegales de residuos de la construcción para relleno de zonas bajas, diferencias importantes entre los costos de tratamiento y la disposición final con otras regiones, y ausencia de normativa que promueva el uso de agregados reciclados de la construcción”, afirmó Bielsa, quien participó de la investigación junto con la arquitecta Fernanda Tufaro y alumnos de la carrera de Ingeniería Industrial.
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