Un estudio llevado a cabo en el Instituto de Investigaciones Psicológicas –dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet– indaga acerca de las modalidades de participación política desplegadas por la población en distintos puntos del territorio nacional: Córdoba, Salta y Neuquén. En esas ciudades, representativas de las regiones del centro, norte y sur del país, se trabajó sobre una muestra probabilística constituida por 1.335 ciudadanos de entre 18 a 65 años.
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La investigación incorpora las realidades sociopolíticas existentes en las provincias a los estudios sobre cultura política, la mayoría de ellos centrados hasta ahora en Buenos Aires.
De acuerdo a las conclusiones, comparativamente los cordobeses optan por expresarse políticamente en mayor medida a través de las redes sociales (36%), y de acciones colectivas, como marchas espontáneas, escraches y cortes de ruta (20,2%). Como contracara, registran una menor intervención por medio de las modalidades más tradicionales, como los partidos.
En Neuquén sucede lo contrario: hay mayor participación partidaria y gremial, mientras que en Salta tienen mayor peso las acciones de contacto con actores políticos, como punteros, para, por ejemplo, acercar ideas a un concejal o conseguir una entrevista en un medio de comunicación por algún reclamo barrial.
“Lo que se observa es que, en comparación con las otras provincias analizadas, en Córdoba predominan las conductas que desbordan los canales formales de participación y son más disruptivas, como el escrache público a un gobernante, o la toma de un edificio. A la vez, tienen fuerza formas de expresión más típicas de esta época, como las redes sociales, e implican desde la realización de comentarios sobre temas políticos en Facebook, hasta la firma de petitorios”, explica Silvina Brussino, psicóloga especializada en participación política y directora del equipo de Psicología Política que lleva adelante el proyecto.
El estudio, además, analizó el nivel de relación que existe entre los distintos modos de participación política, y halló que las personas que intervienen en ese ámbito frecuentemente despliegan más de un tipo de acción y buscan diferentes medios para ejercer presión e influencia. “La modalidad de contacto se vincula fuertemente con la partidaria, o quienes comentan e interactúan en las redes también intervienen en acciones colectivas, como escraches y marchas”, ejemplifica.
Otro dato significativo relevado es que la participación gremial aparece como una modalidad separada y diferenciada de las demás, y con un perfil específico: son ciudadanos con un alto nivel de conocimiento e interés político y, a la vez, tienen un grado de relación muy bajo con otros modos de participación.
progresistas y conservadores
La investigación también abordó los marcos ideológicos y valorativos a partir de las cuales las personas interpretan el ámbito político. Para ello, se analizaron variables como: tipo de ideología política (conservadora o progresista), valores sociales representados, o nivel de etnocentrismo (entendido en tanto percepción del inmigrante como amenaza).
“Los resultados muestran que Córdoba es la menos conservadora de las tres provincias relevadas, lo que resulta coherente con que allí se implementen otros modos no institucionales de expresión política, como las marchas y escraches, o las redes sociales”, señala la psicóloga.
En términos de valores sociales, el estudio indica que los cordobeses presentan mayor aceptación hacia los inmigrantes y muestran más afinidad con los llamados “valores posmaterialistas” (cuidado del medio ambiente, libertad, responsabilidad, y autorrealización, entre otros).
Comparativamente, Salta arroja los índices más elevados de conservadurismo y religiosidad, y mayor tendencia hacia valores materialistas (búsqueda de la riqueza, el status social y el lucro).
Para indagar sobre la ideología política de la población, se diseñó una escala de actitudes que posiciona a los encuestados sobre determinados temas de la realidad, como el aborto, la pena de muerte, el consumo de drogas, la inseguridad, el medio ambiente y otros.
La investigación también avanzó sobre el nivel de conocimiento y el interés por la política que manifiestan las personas (sofisticación). En ese sentido, se observó que “los ciudadanos de Córdoba son un poco más sofisticados en términos políticos que los salteños y neuquinos”.
“Quienes tienen un alto grado de sofisticación política, es decir, conocen más sobre política y están más motivados, se involucran más en ese ámbito –precisa Brussino–. Eso les permite conectar rápidamente entre distintos actores y aspectos de la política, y sus propias creencias y valores”.
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La especialista advierte que, si bien en Córdoba se evidencia comparativamente mayor grado de sofisticación, en general, no se trata de una población muy sofisticada en términos estadísticos, “lo que se explica, en parte, en el contexto de una cultura política de mucha desafección y cinismo”, opina.