Alejandro Meneses sólo puede mover un dedo y la muñeca. Le diseñaron un software para que pueda escribir y comunicarse. (Foto: E. Rodríguez)
El Cedite funciona hace 21 años, a lo largo de los que trabajó en más de cien proyectos de aplicación específica. El Centro recibe pacientes de todo el país con problemas de aprendizaje, hipoacusia, síndrome de atención dispersa, autismo, síndrome de Down, ceguera y otras discapacidades físicas. “La tecnología abrió un amplio camino que brinda posibilidades insospechadas”, señala a InfoUniversidades José Luis Albano, director del Cedite , y agrega: “Hay personas que sólo mueven la nariz y pueden manejar una computadora, conectarse con el mundo y comunicarse con los demás, manejarse solos por la calle o asearse sin ayuda. Estas posibilidades significan cambios sustanciales en sus vidas”.
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El trabajo empieza con una entrevista al paciente y el estudio del caso, para luego iniciar el proceso de diseño y creación de softwares y aparatologías específicas que apunten a la independencia y a mejorar la calidad de vida de los pacientes. El caso más conocido de estas aplicaciones es el de Milagros Girard, una nena santafesina de 12 años que en abril de 2006 sufrió la amputación de los brazos después de que volcó el colectivo en el que viajaba. El Cedite fabricó una estructura que, apoyada sobre el hombro de la nena, le permite utilizar una computadora y también comer sola. Diseñó un baño adaptado, de manera que puede higienizarse y lavarse los dientes sin ayuda de nadie. Si bien mucha de esta tecnología también se desarrolla a nivel privado, lo importante de este Centro es que, al depender de una universidad pública, no se le cobra al paciente.
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Luego de que comenzó el desarrollo de tecnología en el Cedite, otros centros del país siguieron la misma línea. Recientemente se formó una red de universidades que cooperan entre sí. Por ejemplo, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) trabaja en barreras arquitectónicas y viviendas flexibles. Por su parte, la Facultad de Derecho asiste en las cuestiones legales y la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (UCEL) coopera desde la parte de economía. En la Universidad Nacional de Córdoba se investiga la forma de hacer mejores colchones antiescaras y en la de Buenos Aires y la Fundación Favaloro se dedican a cuestiones cardiológicas. De esta manera se formó un círculo en donde se implican los conocimientos profesionales, el esfuerzo del discapacitado, la contención y el aliento de los padres y las facilidades de la institución.