Una profesora e investigadora del Departamento de Química de la UNS fue la única argentina seleccionada para asistir a la tercera edición del taller “Política y diplomacia para científicos: Introducción a las prácticas de investigación responsable en Ciencias Químicas y Bioquímicas”. La doctora Carolina Waiman formó parte de las deliberaciones junto a 15 científicos de Argelia, China, India, Iraq, Kenia, Birmania, Nigeria, Paraguay, Filipinas y Uruguay. El encuentro tuvo lugar del 21 al 23 de junio 2023 en el Centro de Química y Tecnología de la Organización para la Prohibición de las armas químicas, en La Haya (Países Bajos) para deliberar acerca de tratados internacionales que regulan la transferencia y el uso de sustancias químicas, la sostenibilidad, la ética y la responsabilidad social en las prácticas de investigación, así como las normas y los estándares de seguridad en la ciencia.
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“Estos eventos nos reúnen para deliberar sobre el uso de la ciencia para fines pacíficos. En muchos casos los mismos compuestos que se utilizan para las armas químicas tienen fines positivos si se utilizan de forma pacífica”, explicó. Agregó también que prácticamente ya no quedan armas químicas declaradas en el mundo, con excepción de Estados Unidos, que se comprometió a eliminarlas en el transcurso de este año. “Los postulantes debían ser propuestos y se seleccionaban en base a sus antecedentes, así que haber sido elegida fue un honor”, señaló a Argentina Investiga.
“Si bien en la Argentina no tenemos armas químicas, sí tenemos muchas industrias químicas cuyos productos pueden ser precursores de armas químicas si no se utilizan con ética y responsabilidad. En 1997 nuestro país firmó la Convención de Armas Químicas, comprometiéndose con sus principios. Por eso, periódicamente se realizan inspecciones a ellas. De allí que es fundamental que se sostenga el diálogo con estas organizaciones”, detalló la investigadora. La mencionada Convención prevé la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y la destrucción de los arsenales existentes. Para ello, establece un sistema de control basado en declaraciones e inspecciones obligatorias sobre sustancias e instalaciones que pueden tener un uso dual.
Waiman es bioquímica y doctora en Química, profesora adjunta en las cátedras Introducción a la Química y Principios de Química de la UNS e investigadora del Conicet en el Instituto de Química del Sur (UNS-Conicet). “Me interesa mucho la actividad de estos organismos, sobre todo en lo relacionado con el uso ético de la ciencia. Como profesora soy formadora de futuros profesionales y científicos de las ciencias químicas, y a ellos quiero inculcarles la responsabilidad para el uso ético y social de la ciencia en ámbitos como la medicina, los alimentos, la agricultura o la industria con fines pacíficos, entre otros”, explicó, al contar su motivación para participar de estas iniciativas.
“Es muy enriquecedor ver cómo se trabaja en otros países. En la Argentina tenemos una organización –establecida en 1997 con un Directorio integrado por el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Economía y el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, y una Secretaría Ejecutiva, que tiene su sede en este último Ministerio– que vigila el cumplimiento de la Convención, y en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas tienen un muy buen concepto de nuestro país porque hay mucho compromiso y cumplimiento, respondiendo muy positivamente”, explicó Waiman, quien también agregó que “estos talleres también sirven para difundir en la población el trabajo de este tipo de organismos y la responsabilidad social de la ciencia en temas que preocupan a la sociedad y se discuten en ámbitos internacionales”.
“Me pareció una experiencia muy enriquecedora desde lo académico hasta para establecer relaciones laborales y vínculos con expertos de otras universidades e instituciones científicas. Desde el punto de vista humano, uno sale enriquecido porque conoce a gente de otras culturas y puede compartir con ellos una actividad con un fin noble”, concluyó la investigadora.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas es el organismo encargado de la aplicación internacional de la Convención sobre Armas Químicas. Fue laureado en 2013 con el Premio Nobel de la Paz debido a su importante labor en ayudar a la destrucción de estas armas en la Guerra Civil Siria.
Su misión es asegurar la destrucción de las armas químicas y evitar cualquier forma de su desarrollo o proliferación en el futuro. Para alcanzar estos objetivos, la OPAQ recibe de los Estados Parte información sobre la aplicación de la Convención y realiza las actividades de verificación establecidas en la misma.
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Consta de tres órganos: la Conferencia de Estados Parte, el Consejo Ejecutivo y la Secretaría Técnica. Además cuenta con varios órganos consultivos especializados, como la Comisión de Confidencialidad y el Comité Consultivo Científico-Técnico.
Waiman junto a organizadoras y participantes del Workshop