La Real Academia Española define herida como un desgarro en una parte del cuerpo o la pérdida de integridad de algún tejido. El cuerpo humano está diseñado para repararla en un tiempo determinado según cuál sea el tipo de lesión, la zona afectada, el daño, la edad de la persona o sus enfermedades previas, entre otras variables.
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Sin embargo, existen lastimaduras que no cicatrizan según lo previsto y son las que se conocen como heridas crónicas o úlceras, patologías muy dolorosas que generan múltiples complicaciones en las personas afectadas y que en los últimos años se convirtieron en un considerable problema sanitario.
Fiamma Barbieri es farmacéutica y estudiante del doctorado en Ciencias Químicas de la UNC e integra el Grupo de Investigación Traslacional en Ciencias Farmacéuticas, GIT-Farma, que desarrolló un film o membrana para el tratamiento integral de infecciones crónicas de heridas de la piel (postoperatorias, úlceras por presión, úlceras de pie diabético y quemaduras).
“Son lesiones que requieren de un tratamiento muy cuidadoso tanto para estimular la regeneración de la piel como para evitar infecciones que compliquen el cuadro, por lo que la elección de un método efectivo para tratarlas cumple un rol clave”, asegura Barbieri a Argentina Investiga.
Directo a la herida
Las membranas bioadhesivas antibiótico-anestésicas (MBAA) se componen de alginato -un polímero natural de uso frecuente en el tratamiento de este tipo de heridas- un antibiótico y un anestésico biocompatibles; es decir, adecuados para el medio biológico que los recepta.
Al entrar en contacto con los fluidos biológicos, estos componentes se liberan de forma lenta y sostenida. Esta vía tópica permite dirigir los fármacos al blanco de acción y procurar resultados más rápidos y efectivos.
La transparencia es una característica importante en estas membranas, ya que permite visualizar la evolución de la herida y detectar supuración o cambios de color asociados a infección, a diferencia de las cremas de uso común que son blancas y opacas.
Entre otras ventajas, estos dispositivos promueven la cicatrización; una vez colocados sobre la herida, el material hidrofílico se remueve fácilmente con agua. Y cuentan con la resistencia y la flexibilidad adecuada para una aplicación de un modo mínimamente invasivo.
En su primera etapa, el uso de estas membranas está orientado al tratamiento prolongado de heridas infectadas, un problema sanitario de bastante complejidad. “No hay consenso clínico respecto a estos tratamientos y en muchos casos son poco efectivos”, admite Barbieri.
Para la investigadora, una apuesta fuerte de estas membranas es la posibilidad de mantener la humedad y la oxigenación en la zona afectada. “Cuando los componentes entran en contacto con el fluido de la herida se transforman en un hidrogel, que permite mantener la humedad ideal para evitar la formación de costras que resultan en cicatrices desordenadas y de mal aspecto. La oxigenación, además, es fundamental para la regeneración celular”, detalla.
Optimización de los fármacos
Como parte de la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (Unitefa) el grupo GIT-Farma trabaja desde hace más de diez años en la investigación y el desarrollo de nuevos sistemas de liberación y derivados que permitan superar características desfavorables de fármacos y obtener medicamentos con propiedades optimizadas.
Como una potencial aplicación del conocimiento que este grupo genera surgió la posibilidad de realizar las membranas inteligentes de liberación dual para el tratamiento de heridas. Estas constituyeron la tesis de doctorado de otra integrante del grupo, María Florencia Sánchez, y el dispositivo fue distinguido con el premio Innovar 2019 de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.
En la actualidad, Barbieri avanza en el prototipo de una membrana bioadhesiva que, a la mezcla de polímeros y principios activos para el tratamiento de infecciones crónicas de la piel le sume un adyuvante, es decir, una sustancia que potencie el efecto antimicrobiano.
“El objetivo de esta membrana, que sigue la línea del desarrollo anterior, es mejorar la liberación sostenida del fármaco y potenciar su actividad antimicrobiana. La incorporación en este sistema de una sustancia que no sea antibiótica pero que tenga actividad antimicrobiana permitiría el tratamiento no sólo de heridas con infección crónica sino también de heridas en general”, explica Barbieri.
Transferencia tecnológica
El prototipo de membranas bioadhesivas antibiótico-anestésicas ya se encuentra en proceso de patentamiento y podría ser tomado por una industria que escale y comercialice el proyecto.
“Desde nuestro grupo nos enfocamos en utilizar metodología y materiales que sean factibles de transferir y de bajo costo. Apuntamos a un diseño rentable, eficaz y de fácil producción”, señala Barbieri.
En cuanto a la singularidad, desde el grupo de investigación señalan que “no hay en el mercado un producto que reúna todos los requisitos de una formulación óptima en un único material. Los tratamientos disponibles poseen una efectividad terapéutica dudosa, lo que puede provocar infecciones o regeneración más lenta del epitelio”.
Centro de investigación | Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (Unitefa). Universidad Nacional de Córdoba y Conicet.
GIT-Farma – Grupo de Investigación Traslacional en Ciencias Farmacéuticas.
Integrantes | María Eugenia Olivera (directora), María Laura Guzmán (investigadora), Laura Carolina Luciani Giacobbe (investigadora), Fiamma Barbieri (becaria), Karem Arrigoni (becaria), Fiama Bolatti (becaria).
Ventajas del dispositivo:
Facilidad de aplicación.
Aplicación no invasiva (garantiza el cumplimiento del tratamiento).
Facilidad de manipulación.
Componentes biocompatibles (evitan aparición de posibles reacciones adversas).
Administración no invasiva.
Trasparencia para detectar supuración o cambios de color (asociados a infección).
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Desarrollo rentable.