En la Universidad se realizan varios estudios en relación al trabajo infantil. En esta entrevista, el doctor Paz habla de las ramas del trabajo en las que participan niños y de las consecuencias nocivas que traen aparejadas para los chicos, entre otros aspectos del problema.
> Leer también: Programas sociales para sectores vulnerables.
-Generalmente cuando se habla de trabajo infantil es difícil acceder a datos fiables. ¿Existen estadísticas sobre el trabajo infantil a nivel provincial y nacional?
-Los datos más recientes sobre el trabajo infantil provienen de la Encuesta sobre Actividades económicas de niños, niñas y adolescentes en la Argentina, que se hizo en 2004 y que constituye la primera específica realizada en nuestro país. El área de cobertura abarca el Gran Buenos Aires (GBA), la provincia de Mendoza, el NEA (Salta, Jujuy y Tucumán) y el NOA (Formosa y Chaco). Las regiones seleccionadas fueron estimadas como prioritarias por sus niveles de pobreza o por la extensión de economías informales y formas de contratación laboral de base familiar.
-¿Qué comparación se puede establecer en términos cualitativos y cuantitativos del trabajo infantil, en la ciudad y en el campo, a nivel provincial y nacional?
-No tenemos datos a nivel provincial porque la Encuesta no es representativa de la provincia. Sería necesario realizar, como lo hizo Córdoba en 2006, una encuesta provincial. A nivel nacional, los niños que trabajan participan en casi todos los tipos de rama: agricultura, industria, minería, construcción, trabajo doméstico, comercio, servicios, explotación sexual y comercio de droga. En el ámbito rural, de acuerdo a datos aportados por la Unión Argentina de Trabajadores Rurales (UATRE), las cosechas de tabaco, algodón, cebolla y aceitunas son las que tienen mayor participación de niñas y niños. También cumplen tareas en la siembra, desmalezamiento, recolección de frutas y verduras, recolección y desgrane del maíz, pastoreo y ordeñe de animales. Además del perjuicio ocasionado por la labor en sí misma, sufren consecuencias derivadas del uso y manipulación de productos agroquímicos, cuyos efectos se sienten a corto y largo plazo. En los sectores urbanos, las niñas y los niños realizan diversos trabajos en pequeños comercios como camareros, ayudantes de cocina, reparto de alimentos a domicilio; en la vía pública con reparto de volantes en la calle, venta de flores, lapiceras, estampitas, etc. Esto último los expone a diversos riesgos, a ser utilizados en algunas de las denominadas peores formas: oferta y producción de pornografía, prostitución, tráfico de estupefacientes, etc.
-¿Existe algún tipo de sueldo? ¿Cómo es el pago?
-“Sueldo” es una palabra que tiene una connotación legal muy precisa. Como el trabajo infantil está prohibido, los ingresos que obtienen los menores por sus actividades no pueden llamarse “sueldo”. Obtienen ingresos de las actividades que detallé. Lo que puede verse según los datos de Argentina es que estos ingresos son muy bajos e insuficientes, además, son muy discontinuos. Quizás hoy sí cobren, mañana no y pasado no se sabe. En todo caso podría decirse que lo que ganan hace más rentable la actividad de los adultos que por lo general está por detrás de los niños. Algunos programas orientados a la erradicación del trabajo infantil calculan el valor de estos ingresos para proporcionar planes que operen como sustitutos de los ingresos de los niños en el hogar. Con el trabajo a temprana edad, los niños caen en la trampa intergeneracional de pobreza. Estos programas están pensados para que se les permita escapar de esa trampa.
-¿Qué problemas físicos y psicológicos genera el trabajo infantil en los niños?
-Son muchos y voy a mencionar sólo algunos. La incorporación precoz al trabajo origina desgastes orgánicos y aparición temprana de patologías crónicas. Sucede incluso cuando se realizan tareas ligeras, si se las lleva a cabo antes de la edad apropiada o durante un número de horas excesivo. Esto genera limitaciones para el desempeño laboral en la edad adulta. Los principales problemas de salud que pueden ser causados por el trabajo precoz son: fatiga excesiva provocada por largas jornadas de trabajo, esfuerzo físico y horarios indebidos; irritabilidad, pérdida auditiva por exposición a ruidos excesivos; contracturas musculares, problemas posturales por esfuerzos excesivos y movimientos repetitivos; deformaciones óseas por carga de peso y posturas inadecuadas, dolores de columna, dolores de cabeza, dolores musculares, inflamación de los tendones por el esfuerzo excesivo y repetitivo de dedos, manos y brazos. Además, puede aumentar la incidencia de enfermedades respiratorias (como bronquitis, neumonías, rinitis, faringitis, intoxicaciones) debido a la inhalación de productos tóxicos; o disturbios digestivos en función de alimentación inadecuada; o pérdida de la alegría natural de la infancia: las niñas y los niños se tornan tristes, desconfiados, amedrentados, poco sociables.
-¿Cuáles serían las medidas a tomar en forma urgente para terminar con este problema?
> Leer también: Enfermedades intestinales, otro índice de pobreza.
-Nuestros estudios arrojan que una medida eficaz sería la de implementar doble jornada en las escuelas públicas y de aumentar la oferta de jardines materno-infantiles (nivel preescolar). Todavía es muy prematuro hacer sugerencias de política. Comenzamos a trabajar hace muy poco en el tema.