La represa hidroeléctrica de Yacyretá-Apipé (del guaraní jasy retã, ‘tierra de la Luna’) es un proyecto binacional (Argentina-Paraguay), que se emplaza sobre las aguas del río Paraná. El complejo hidroeléctrico se encuentra localizado en el alto Paraná, a la altura de la población de Ituzaingó, Corrientes y de Ayolas en Paraguay, 90 km aguas abajo de la ciudad de Posadas Misiones (Argentina) y Encarnación (Paraguay). La central hidroeléctrica tiene 20 turbinas, con una potencia instalada de 4.050 Mw y una capacidad energética de 19.080 GW/h (el 40% de la energía consumida en la Argentina). La obra consta de una represa principal de cierre del río, represas laterales, la central hidroeléctrica y esclusas de navegación.
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Las represas producen un bloqueo en el desplazamiento de los peces durante sus migraciones, lo cual es mitigado por la construcción de las Instalaciones para Pasaje de Peces (IPP). Yacyretá posee dos IPP, ubicadas en ambos extremos de la central (margen izquierda y derecha respectivamente) con cuatro elevadores, para salvar un obstáculo de poco más de 20 metros de altura. En esas instalaciones, los peces son atraídos por una corriente artificial de agua hasta los ascensores que los elevan para liberarlos en el embalse aguas arriba.
El estudio, realizado en forma conjunta por profesionales del Instituto de Ictiología del Nordeste de la UNNE (INICNE), junto con profesionales del Proyecto de Biología Pesquera Regional de la Universidad Nacional de Misiones, analizó la composición específica de las transferencias realizadas por las instalaciones para peces en margen derecha e izquierda de Yacyretá, desde septiembre de 1999 a junio de 2006. Se realizaron muestreos de 24 a 48 horas a lo largo de todos los meses del año y se identificaron especies y su presencia a lo largo de los ciclos (6 ciclos de 12 meses cada uno).
“La evaluación continua de los sistemas de pasaje resulta fundamental, ya que provee la necesaria y única forma de retroalimentación para perfeccionar los diseños de tales sistemas” señaló a Argentina Investiga el doctor Juan Pablo Roux, director del proyecto y del Instituto de Ictiología del Nordeste.
Los resultados muestran la presencia de 103 entidades taxonómicas transferidas: 74 especies de peces utilizaron indistintamente las instalaciones de ambas márgenes, 18 especies de peces fueron propias de margen derecha y 11 utilizaron solamente la IPP de margen izquierda. Por lo tanto, la riqueza específica por márgenes es: 92 especies observadas en las instalaciones para peces de margen derecha y 85 en margen izquierda.
En cuanto al agrupamiento de las especies por órdenes, resultaron: 44 Siluriformes o peces de cuero como surubíes, armados, manduré y bagres, etc., 40 Characiformes o peces con escama como dorado, sábalo, boga, pacú, palometa, dientudos, etc.; 6 Myliobatiformes (rayas); 6 Gymnotiformes (morenas); 4 Perciformes (corvinas y cichlidos); y Pleuronectiformes (lenguado de río), Clupeiformes (anchoa de río) y Beloniformes (pez aguja o pez palo) representados por una especie.
Además, se realizó un estudio más pormenorizado de 16 especies de importancia económica y deportiva que comprendieron: 10 especies de Siluriformes, 5 de Characiformes y 1 Perciformes. De acuerdo a su presencia durante los 12 muestreos anuales y en los seis ciclos estudiados se agrupó a las especies en cuatro categorías: Constante, Accesoria, Accidental y Ausente.
Según esta clasificación, sábalo, dorado, bagre amarillo y las dos especies de armados se mantuvieron con ocurrencia constante en las transferencias durante todos los ciclos y en ambas márgenes de la represa. En cambio, el pirá pitá o salmón de río y el pacú, que en los primeros ciclos y en ambas márgenes eran especies constantes y/o accesorias, pasaron a ser especies accidentales en el ciclo 2005-2006.
La corvina fue siempre una especie accidental o ausente a lo largo de todo el estudio y en ambos márgenes. La boga, en los primeros cuatro ciclos, fue una especie constante para pasar a ser accidental en los dos últimos y para ambas márgenes. El manguruyú fue una especie ausente en los primeros tres ciclos, para pasar a ser una especie accidental o accesoria en los tres últimos.
El director del proyecto explicó que los datos obtenidos permiten corroborar que el sistema de transferencia se adecua a las demandas de las especies, ya que las frecuencias de transferencia que se registran son similares a las de observación de las especies en los tramos contiguos del río.
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“En el río Paraná, en esta zona, existen 133 especies, y el haberse registrado transferencias de 103 especies no implica que las restantes no estén utilizando el sistema de ascensores, pues pudieron haber sido transferidas en momentos en que no se realizaron los muestreos” concluyó Roux.