Científicos del Balseiro trabajan en el desarrollo de una planta móvil para el tratamiento de pilas en desuso, un novedoso método para evitar la degradación de estos elementos y sus nocivas consecuencias para el medio ambiente. “El concepto es sencillo: las pilas agotadas son consideradas un residuo peligroso. Moverlas de un lugar a otro implica un costo y establecer una serie de requisitos de seguridad que en este caso no se aplicaría. Por eso, simplemente la planta va al lugar del residuo y lo neutraliza”, explica a InfoUniversidades Diego Rodríguez, uno de los impulsores del proyecto.
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La razón de que sea móvil, indica Rodríguez, reside en que “una planta fija implicaría un desplazamiento de los residuos y materias primas que no sería viable en el aspecto económico y representa, además, un riesgo ambiental durante su traslado”.
El proyecto nació en la década del ‘90 en el Laboratorio de Materiales Nucleares del Centro Atómico Bariloche, a cargo en ese entonces del licenciado Diego Russo. En la actualidad y bajo la dirección del doctor Miguel Prado, se sigue trabajando y mejorando el proceso, y se propone el concepto de planta móvil que se adapte a un país como Argentina, donde las distancias son muy grandes. “Sin lugar a dudas, el mismo concepto no sería viable en Suiza”, reconoce Rodríguez.
Causantes de contaminación
Las pilas son dispositivos que convierten la energía química generada por la reacción de sus componentes en energía eléctrica. Las baterías contienen más de una pila o celdas conectadas entre sí mediante un dispositivo permanente. Los principales componentes de las pilas son mercurio, cadmio, níquel, litio y níquel. Las pilas son arrojadas con el resto de la basura siendo vertidas en basureros, donde sufren la corrosión de sus carcasas y se produce el derrame de metales pesados de gran toxicidad que se liberan a los suelos, aguas superficiales y subterráneas.
El procedimiento con el que trabajan los investigadores del Balseiro es la inmovilización en matrices vítreas de los metales pesados que contienen las pilas en su interior. “Las pilas son energía eléctrica envasada. Una vez agotadas, lo que queda como residuo es el envase; y cada tipo de envase tiene características diferentes, algunas de las cuales pueden afectar, o no, el medio ambiente”, explica Rodríguez.
Pilas y baterías suelen juntarse sin tener asegurado su destino final. Al concentrarlas, el riesgo de degradación aumenta. “Con una mayor concentración de los componentes no inocuos que puedan contener las pilas usadas, existe mayor riesgo de que ocurran fallas en el sistema. Fallas mecánicas y humanas, así como reacciones químicas anormales. En suma, al acumular todo ese material sin una separación y almacenamiento adecuado, se corre un gran riesgo”, advierte Rodríguez.
Por eso, entiende que la manera correcta de tratar el problema sería que las pilas secundarias o recargables deberían volver al fabricante (o comercializador, exportador o importador) para que éste las recicle o reutilice los componentes útiles.
Reciclaje a domicilio
El proyecto, que se desarrolla en el Balseiro, terminó el diseño conceptual de la planta de reciclado móvil, que utilizará “tecnologías probadas que se aplican en otros procesos industriales y se adaptan a esta problemática”, anticipa Rodríguez.El gran desafío de los científicos es que se trata de un dispositivo único en su tipo, ya que no existen antecedentes de algo parecido.
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El objetivo es contar con un dispositivo que se traslade a distintos lugares brindando un doble servicio a las comunidades: el procesamiento de los residuos y la educación de los ciudadanos para generar una conciencia del cuidado del ambiente.