Actualmente existen dos disyuntivas que interpelan a nuestra sociedad a nivel mundial y conllevan a una urgente toma de conciencia. Por un lado, las fuentes de abastecimiento, explotación y consumo de combustibles fósiles atraviesan una fuerte crisis y, se prevé, serán incapaces de cubrir la demanda mundial a mediano plazo. De igual forma, desde finales del siglo XIX ciertos procesos industriales como la deforestación, la explotación agrícola y la combustión de elevadas cantidades de petróleo y carbón han producido que la temperatura media de la superficie terrestre aumente drásticamente.
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Acorde al panorama y en busca de soluciones locales, el equipo de investigación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino –integrado por los docentes investigadores Gimena Zamora, Horacio Mendez y Enrique Feijóo, junto a las alumnas de quinto año de Ingeniería Industrial: Micaela Albornoz Iramain, Florencia García Contreras e Isabel Terán– propuso la creación de una línea de transporte público sustentable que sustituya los combustibles derivados del petróleo por bioetanol. En comparación a los vehículos convencionales, la principal ventaja de este biocombustible sería la disminución de las emisiones contaminantes de CO2 en el ambiente. Al quemarse, produce menores cantidades de dióxido de carbono por lo que reduce la contaminación local del aire y mejora la salud de los habitantes.
El bioetanol se obtiene a partir de materiales ricos en celulosa como los desechos sólidos municipales, los residuos de cosechas y del procesamiento de madera o de fuentes vegetales. Entre ellas, la caña de azúcar -materia prima local- es la opción productiva más competitiva si se tiene en cuenta la inversión de energía necesaria y el rendimiento final del producto; lo que conlleva a una serie de beneficios en la economía regional y la diversificación de la industria azucarera. Además, su costo libre de impuestos hace rentable cualquier incremento de carga de combustible que debiera realizarse, disponiendo de precios competitivos en el mercado.
Para el proyecto, los especialistas decidieron optar por el sistema de motores Flex Fuel, tecnología que permite a los automóviles funcionar con dos tipos de combustibles: alcohol y gasolina, sin perder las características de desempeño y productividad del servicio. Concentrados en diferentes volúmenes, en la investigación se utilizó la mezcla ED95, un combustible a base de etanol adaptado para motores a diésel (aquellos usados por autobuses y vehículos pesados). El compuesto consiste en un 95% de etanol puro -obtenido de la fermentación de la caña de azúcar- y un 5% de aditivos incentivadores de la ignición, lubricantes y protectores contra la corrosión.
Sumado a este contexto de beneficios ambientales y oportunidades económicas, la investigación evidenció una notable desigualdad en la distribución geográfica del sistema de transporte público; problema que podría ser solucionado con la implementación de los autobuses ecológicos. “Para determinar la calidad del servicio de transporte se realizaron diversos estudios, se consultó sobre la accesibilidad a servicios a autobuses del Área metropolitana de San Miguel de Tucumán (ATM), en la página oficial de las estadísticas”, explicó Zamora.
Actualmente, de las 40 líneas de ómnibus existentes en Tucumán, el 86% atraviesan el área central en distintas direcciones pero excluyen del recorrido a las zonas perimetrales. Además, los resultados arrojados demuestran un notable deterioro en el servicio: la ausencia de renovación y mantenimiento, las concesiones vencidas, la aglomeración de pasajeros en horarios específicos y las frecuencias irregulares son algunas de las deficiencias más recurrentes.
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Este cúmulo de situaciones locales -y en mira general la preservación del medioambiente- son las bases que sustentan la viabilidad de un nuevo servicio de transporte ecológico. Entre las proyecciones se cuenta con un recorrido específico que amplíe la llegada de las líneas existentes, evite el congestionamiento de pasajeros en los vehículos y disminuya la contaminación del aire en las áreas urbanas de Tucumán al implementarse alternativas de biocombustibles.
Balance de energía y de emisiones de dióxido de carbono entre la producción de etanol producida por la caña de azúcar y el maíz. Fuente: C.García. Biocombustibles: ¿energía o alimento?