El Observatorio Vial Latinoamericano destaca que los siniestros viales son la primera causa de muerte a nivel mundial en la franja que va de los 15 a los 29 años. En la Argentina durante 2014, según cifras oficiales de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, murieron 5.279 personas en estos accidentes. De ese total, casi el 25% tenía entre 15 y 24 años. Esto equivale a sufrir cada año el doble de la pérdida de vidas humanas de la guerra de Malvinas.
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Analizar los motivos y el contexto de este tipo de eventos puede llevar a planificar soluciones que protejan la vida humana y ahorren gastos en atención médica. Ese es el objetivo del Grupo Interdisciplinario para el Estudio de las Colisiones Viales de la Universidad Nacional del Sur, que acaba de publicar la obra “Colisiones viales en Bahía Blanca: descripción y análisis del impacto urbanístico, sanitario y económico, 2012-2014”.
La obra, coordinada por el magíster Pedro Silberman fue elaborada en base a los trabajos de quince investigadores de los Departamentos de Ciencias de la Salud, Ingeniería, y Geografía y Turismo. Se dedica al estudio de la accidentología vial en Bahía Blanca, “sintetizando y esquematizando la situación del tránsito desde la perspectiva de las colisiones”. La obra contiene análisis de los costos económicos derivados de las colisiones viales, el georreferenciamiento de los accidentes en un mapa de la ciudad, el análisis de los errores humanos –a los que los investigadores atribuyen el 90% de los eventos traumáticos del tránsito–, indicadores comparativos con otras ciudades, y más.
Según relevó Argentina Investiga del estudio, en Bahía Blanca, los accidentes viales son los que ocasionan los mayores gastos y requerimientos de recursos humanos de los hospitales locales. En los primeros 90 días de 2016 se registraron 609 accidentados, de los cuales 215 fueron trasladados hacia centros asistenciales, mientras que otros 113 requirieron la atención de médicos del servicio de emergencias en el lugar del accidente. De ellos, seis perdieron la vida en choques que involucraban motos en diferentes puntos de la ciudad.
En el mismo período de 2015 la cifra fue similar: de 587 accidentes, 209 personas fueron derivadas a hospitales y 94 fueron atendidas en la vía pública. En el primer trimestre de 2014 hubo 644 accidentes sin que se registraran víctimas fatales; en 2013, un total de 683 y dos decesos; en 2012, 623 y dos muertes; y en 2011 se llegó a 693 siniestros y cuatro fallecimientos.
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“El grupo presenta desde hace cuatro años informes semestrales al municipio, y en la obra se exponen estos resultados con otros anuales de tipo comparativo, para brindar una mirada global y evaluar con objetividad algunas de las políticas públicas implementadas en este tiempo”, explica Silberman. Un ejemplo concreto que brinda el estudio de medidas no siempre acertadas –según explica– lo constituye la semaforización: “En los puntos de elevada accidentología los vecinos generalmente piden un semáforo, y los gobiernos apelan mayoritariamente a este recurso. Sin embargo, en muchos casos los semáforos aumentan los accidentes porque generan más confianza en el conductor. Hay otros recursos como rotondas, o más económicos como reductores de velocidad, que pueden ser más efectivos”.