(Derecha a izquierda) Emiliano Ravera, Paola Catalfamo y Ariel Braidot.
El desarrollo llevado a cabo por los investigadores propone un modelo biomecánico completo y un modelo músculo-esquelético consistente en un software que modela el esqueleto y las articulaciones de los miembros inferiores de un individuo. A partir de su empleo, puede brindarse una correcta y completa evaluación de la marcha agazapada, a la vez que cuantificar las desviaciones en comparación con patrones normales de movimiento y lograr una correcta clasificación de los pacientes que necesitan ser sometidos a una intervención quirúrgica.
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La parálisis cerebral se produce a raíz de una lesión en el sistema nervioso central sufrida en el lapso que media entre el desarrollo fetal y los dos años de vida. En la mayoría de los casos se manifiesta en alteraciones del tono muscular como la espasticidad -músculos tensos y rígidos con reflejos tendinosos profundos y exagerados-, lo que provoca anomalías del movimiento. La marcha agazapada es una de las más particulares de estas anomalías y se caracteriza por una excesiva flexión de las articulaciones de las rodillas y la cadera al caminar. Ésta es comúnmente atribuida a una alteración en el tono de los músculos isquiosurales, es decir, el grupo de tres músculos que cubren la parte posterior del muslo y que cruzan ambas articulaciones.
La forma más común para el tratamiento médico de la marcha agazapada es la intervención quirúrgica de alargamiento de los isquiosurales. “El principal problema es que no todos los pacientes evolucionan de manera favorable, debido a que la marcha agazapada puede no estar ocasionada por un problema de los isquiosurales, ya que no son el único grupo muscular relacionado con estas articulaciones, y las técnicas utilizadas para efectuar esta determinación no brindan resultados certeros”, indicó a InfoUniversidades el doctor y bioingeniero Ariel Braidot, director de la investigación, a cargo del Laboratorio de Biomecánica de la UNER. Y agregó que “existe una incorrecta determinación de las causas de este tipo de marcha, que pueden llevar a intervenciones quirúrgicas que debilitan en forma innecesaria el grupo muscular de los isquiosurales”.
El modelo computacional músculo-esquelético desarrollado estima la longitud y velocidad de acortamiento de los isquiosurales durante todo el ciclo de la marcha, evaluándose de manera dinámica si este grupo muscular es el causante de la marcha anormal. Con lo que “permite resolver uno de los principales inconvenientes que muestra la utilización de este tipo de herramienta biomecánica en la práctica clínica, ya que brinda resultados buenos y consistentes. Asimismo, el modelo evita utilizar imágenes de resonancia magnética comúnmente requeridas por otros modelos existentes a nivel mundial”, expresó Emiliano Ravera.
“En el instituto FLENI se estima el movimiento del grupo muscular mediante toma de datos videográficos, que consiste en filmar a pacientes que llevan marcas colocadas superficialmente sobre accidentes óseos preestablecidos”, completó el investigador y señaló que el modelo músculo-esquelético tiene la capacidad de ajustarse a individuos de diferentes edades por medio de sus datos antropométricos (peso, altura, ancho de pelvis y rodilla) y a diferentes anomalías de la marcha.
Sin fines comerciales
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La primera etapa del software desarrollado ya está concluida y habilita su utilización en investigación: “De esta manera, uno puede observar y corregir limitaciones que presentan algunos modelos comerciales y, a su vez, incrementar su potencialidad a partir de la incorporación de nuevas técnicas, tanto de procesamiento como biomecánicas”, aseguró Ariel Braidot. Una de las líneas de investigación con la que se continuará es llegar a simular los resultados que se observarían en un paciente post-quirúrgico previo a la realización de la cirugía.
(Derecha a izquierda) Emiliano Ravera, Paola Catalfamo y Ariel Braidot.