Lic. Camila Pérez, investigadora
La adolescencia, considerada una etapa crucial del desarrollo humano, se encuentra marcada por cuestiones que involucran al convivir; entre ellas, y sólo por destacar algunas, ir al baño o participar de las clases de educación física suelen ser un problema para las personas transgénero.
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Desde este espacio, Camila Pérez realizó un estudio sobre la discriminación en el nivel secundario, investigación que realizó para obtener el título de Licenciada en Educación para la Salud, de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud (FHCsSyS) de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE).
“En el trabajo se desarrolla un estudio exploratorio de carácter cualitativo acerca del Paradigma Binario de la Sexualidad y su relación con el fenómeno de la discriminación hacia las Personas Trans en el Nivel Educativo Secundario de Santiago del Estero”, explica Pérez.
Y agrega: “A través de este estudio me planteé, como objetivo principal, analizar las características que guarda la relación entre las construcciones histórico-culturales vinculadas con la concepción binaria y dicotómica del sistema sexo-género de las personas, y el sostenimiento y aparición del fenómeno de la discriminación, los prejuicios y estereotipos hacia las personas trans en el sistema educativo”.
La especialista basa su análisis en tres pilares: científico, social y personal, donde debate la construcción teórica de conocimientos respecto a la temática, debido a que son relativamente escasas las investigaciones realizadas acerca de las causas y características de la discriminación como una herramienta de exclusión de las personas trans del sistema educativo.
En lo social, estudia las formas que adquiere el paradigma binario de la sexualidad y su consecuencia más grave: la deserción escolar. El estudio, indica la investigadora, “se realiza con el propósito de contribuir a la elaboración de políticas educativas que posibiliten la igualdad de acceso y oportunidades de educación formal a todas las personas, sin condicionamientos relacionados con la Identidad de Género”.
Dentro del parámetro “personal”, Pérez quiso aportar a la comprensión de las estructuras de pensamiento colectivo perjudiciales para el libre desarrollo de la sexualidad humana, “que desde su desconocimiento promueven actos de violencia y acoso a lo largo de la vida escolar, relacionadas con la identidad de género trans, con la cual me identifico”, aclara.
Argentina, camino a la integración
Nuestro país tiene una normativa de avanzada y así lo reflejan las leyes que dieron lugar al debate e hicieron tomar conciencia de las problemáticas que sufren las personas por su género.
Aún queda solucionar, de manera menos traumática, los problemas que suscitan la integración. Al respecto, Pérez indica: “Respecto a la sexualidad trans, la Argentina se convirtió en un país de lo políticamente correcto; a partir de la ley de identidad de género nos vemos obligados a cambiar el ‘señor’ por la ‘señora’ o ‘señorita’, el ‘él’ por el ‘ella’. Pero, sin embargo, dentro de las cabezas de los argentinos y argentinas seguimos siendo personas incompletas, indefinidas, en proceso, en transición”.
En esta línea, la investigadora considera que “nunca se los reconocerá como seres totalmente plenos de derechos, ciudadanos comunes y ciudadanas con ganas de trabajar y con derechos a educarse, a vivir en una sociedad plena, libre y digna mientras sigamos pensando a la sexualidad en el binario que nos impusieron desde todas las instituciones sociales y sigamos reproduciendo sus dos facetas: hombre mujer, masculino, femenino, estaremos legitimando estas identidades sexuales y, por lo tanto, patologizando todas las demás identidades sexuales que no coincidan o concuerdan con esta tiranía cultural binaria”.
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Y remarca que “entender que el género es una construcción personal y que no debe estar condicionada por dos categorías sino dejada libremente a la elección y a la construcción personal es la necesidad más urgente para garantizar la libertad en el ser sexual de las personas de este país”. “Dentro de lo positivo a destacar, está la aceptación e integración por parte de los compañeros con alumnos trans, lo que favorece a la culminación de los estudios, mientras que en décadas atrás provocaba el abandono o la no escolarización”, asegura.