Estas son algunas de las conclusiones a las que arribó Mónica Bertiller, docente de la cátedra de plantas vasculares en la UNPSJB e investigadora principal del CENPAT-Conicet.

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Los efectos generados por los ovinos sobre la vegetación y el suelo es un tema que preocupa a los investigadores, dado que el consumo de plantas por parte de las ovejas afecta no sólo al suelo sino a todos los procesos del ecosistema por estar relacionados entre sí. “El trabajo consiste en ver de qué manera los cambios en la vegetación están condicionados por los ovinos, explica a InfoUniversidades la doctora Mónica Bertiller y aclara que “la selección de plantas que realizan estos animales se vincula con recambios de especies con atributos como fuertes defensas anti-herbívoro, modificaciones en el tipo de hojas, aumento de espinas y alta tolerancia al estrés de recursos”.

Esta modificación de las plantas modifica la conducta de pastoreo de los ovinos porque tienen que recorrer mayores distancias en busca de forraje, lo que genera un impacto en el ecosistema semiárido y en algunos casos, en el árido de la Patagonia, con importantes disturbios que aumentan la desertización de vastas áreas naturales.

La investigación relaciona los patrones de distribución espacial de grupos de plantas con las tácticas de forrajeo de los herbívoros domésticos en diferentes unidades de manejo. Para ello se les instalaron collares con GPS a los ovinos a fin de conocer los recorridos sobre imágenes satelitales. El resultado es que las ovejas modifican la vegetación, pero también seleccionan los lugares que ellas mismas cambian, entonces vuelven a impactar allí donde ya han desaparecido los pastos y son espacios más abiertos.

Los investigadores trabajan en forma intensiva en unidades productivas privadas, próximas a la ciudad de Puerto Madryn. En estos sitios de muestreo, el trabajo de campo consiste en analizar los lugares de pastoreo de los ovinos y compararlos con predios libres de ganado, para entender la dinámica de todos los procesos en esos dos lugares. El trabajo no sólo se circunscribe al norte de Chubut, sino que también hay diferentes sitios de muestreo en el sudoeste de la provincia, cerca de Aldea Beleiro y en el centro, en cercanías de Sarmiento. También se analizan los gradientes desde la costa hasta la cordillera y desde Comodoro Rivadavia hasta Puerto Madryn.

El grupo de investigación está compuesto por cinco becarios doctorales y un investigador asistente, que en colaboración con otros investigadores trabajan en la problemática de la relación entre la aridez y el cambio en los atributos de la vegetación e investigan si existe una convergencia en cuanto a los atributos de las plantas, condicionados por la aridez y el pastoreo. Otros analizan cuál es la producción del mantillo sobre el terreno afectado por el pastoreo ovino y cómo esa hojarasca se descompone y afecta a los procesos del suelo y a la disponibilidad de nutrientes, cuestión que determina todo el funcionamiento de las plantas en estos ecosistemas.

El proyecto es la continuidad de quince años de estudio en los ecosistemas del Monte austral. Algunos datos permiten determinar que hay una desaparición de pastos blandos, que son las plantas preferidas por los ovinos, y en su reemplazo existen pastos duros y arbustos más xerofíticos, es decir, vegetación con hojas más duras y resistentes a la sequía y al pastoreo mismo. Esto lleva a que todo el ecosistema sea más seco y que las plantas que quedan sean las más resistentes a la sequía, con más espinas, como modo de defensa hacia el ovino.

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También se obtuvieron resultados de lo que sucede con los suelos al haber cambio de especies vegetales; las que quedan producen menos mantillo, pero con mayor compuesto de defensa en las hojas y con compuestos secundarios que desaceleran la descomposición. Es decir, las hojas se descomponen menos, están más tiempo en el lugar, liberan menor cantidad de nutrientes y se retarda el crecimiento de las plantas.