En un análisis sobre las transformaciones socioterritoriales en ámbitos patagónicos de montaña, Santiago Bondel, doctor en Geografía y docente-investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, describe y explica los cambios que se viven en la Comarca Andina del Paralelo 42, en los últimos 20 años. Esta comarca está compuesta por el grupo de poblaciones, parajes y ciudades cercanos entre sí en el noroeste de la provincia de Chubut y el suroeste de la de Río Negro.
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“Desde El Bolsón hasta Lago Puelo y Cholila, -señala Bondel- la comarca vive un cambio dramático en términos espacio-temporales”, y agrega: “Entre varios aspectos, los cambios llegaron por el capital financiero que encontró, en la compra de tierra, un vehículo ideal para resguardar su capital”.
La creciente demanda multiplicó el valor de la tierra “en forma exponencial, generando conflictos con los lugareños que no pueden acceder a un terreno” señala el investigador.
En su análisis, el profesional opina que se trata de modificaciones producidas en un contexto potenciador del llamado “paradigma de montaña”, que no sólo influyó en el mercado inmobiliario, sino también en el concepto de los propios habitantes cordilleranos sobre su entorno, lo cual condujo a una situación “que, en general, va en detrimento de las modalidades tradicionales de los pequeños productores agro-ganaderos”.
Los planteos sobre la conservación de los ecosistemas en su plenitud señalan a la ancestral actividad ganadera de la Patagonia Andina como responsable del retroceso del bosque, por ramoneo de especies autóctonas y activadora de procesos de erosión. Asimismo, al ganado se le atribuye la diseminación de especies exóticas invasoras y contaminación de las escorrentías.
De la explotación ganadera a la contemplación del paisaje
En la Comarca Andina del Paralelo 42, donde Epuyén se presenta como “un lugar encantado” y El Bolsón como “mágico y natural”, es la belleza de sus bosques de ciprés de la cordillera, coihue, lenga y ñires, salpicados de maitenes y arrayanes la que acompaña al paisaje natural, enmarcado por lagos, ríos y montañas nevadas.
Ese entorno, reconocido como paradisíaco, se complementa con modalidades de la instalación humana, asociadas con una rusticidad característica y, en casos, con cierto estilo alpino. El atractivo de sus paisajes, acompañado por la escasa presión demográfica, convirtieron a la Comarca en uno de los lugares preferidos por el turismo que, acompañado por cambios sustanciales en materia tecnológica, llevó a una fuerte resignificación, tanto de su condición fronteriza como por su
posición ecuménica excéntrica; ambas condiciones, hoy en día, de gran valoración.
Es así que la Comarca Andina deja en segundo plano la lógica territorial productiva basada en la fruticultura y la ganadería, para dar paso al valor escénico y la contemplación paisajística que actúan para motorizar al turismo.
El fenómeno inmobiliario es el reflejo más evidente de este cambio de paradigma cultural y muestra una gran variedad de estrategias de amplia repercusión en los planos económico, social, tecnológico y de consumo.
El aumento poblacional y de la actividad turística se ponen en evidencia en los últimos años y sus huellas proponen nuevas estrategias para con los ámbitos naturales. La proliferación de vehículos “todo terreno”, por dar un ejemplo contundente, es una muestra de una capacidad transformadora novedosa, para la cual, todavía, no se encuentran modos mitigadores del impacto.
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Los parques nacionales Lago Puelo, Los Alerces y Nahuel Huapi, como espacios de resguardo nacional de los recursos, así como las áreas naturales provinciales protegidas, y hasta sitios fronterizos, encuentran en estos cambios una fuerte tensión. No obstante, Bondel indica a Argentina Investiga que, así como sectorialmente “no hay razones de incompatibilidad directa entre la actividad ganadera y el turismo, en todo caso podría plantearse la sinergia de ambas”. Y destaca la necesidad de “la puesta en valor de los estudios locales en aquellas regiones donde los movimientos poblaciones se traducen en vertiginosos reacomodamientos espaciales”.