Bajo el título “La didáctica de las cátedras universitarias. Estilos de enseñanza y planificación de clases”, fue publicada una tesis de doctorado que busca “dar visibilidad a las maneras singulares en que un equipo de cátedra construye la enseñanza, se relaciona con la investigación y la extensión” y “proponer una herramienta de análisis” en torno a la enseñanza universitaria. Su autora es la doctora Elda Monetti, profesora del Departamento de Humanidades y miembro de la Asesoría Pedagógica de la Universidad Nacional del Sur.
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Publicado por la editorial Noveduc, y según pudo relevar Argentina Investiga, la obra a través de siete capítulos desarrolla su objetivo general de “comprender los estilos de enseñanza que la cátedra universitaria construye”, o “las formas singulares que la cátedra universitaria construye en torno a la tarea de enseñar”. “Está centrado en su caracterización como una construcción situada en el contexto, atravesada por la temporalidad, producto de las múltiples interacciones de los docentes y los estudiantes que conforman la cátedra”, explica Monetti en la Introducción.
“A lo largo de la investigación, nos planteamos y trabajamos desde la premisa según la cual el investigador es un sujeto que se compromete e implica en la situación y en el conocimiento que produce”, afirma la autora.
La investigación “intenta aportar al conocimiento de la didáctica universitaria un conjunto de conceptualizaciones acerca de los estilos”. Cuenta con prólogo a cargo de la reconocida especialista Marta Souto, quien lo valoró como multidisciplinario y “producto de un esfuerzo sostenido a lo largo del tiempo por la autora, riguroso metodológicamente, fundamentado teórica y epistemológicamente”. Según esta especialista, “es resultado de un proceso de investigación, que incluye el de escritura, cuidadoso, reflexivo y autocrítico”.
El primero de sus capítulos refiere a “El estilo: las fases de su investigación”. “Un recorrido por los casos descriptos nos permite validar el carácter idionsincrásico del estilo que fuera enunciado teóricamente. En este sentido, es posible afirmar la presencia de estilos de enseñanza singulares, propios y distintos para cada caso”, explica, para luego detallarlos. El primero de ellos se refiere a un modo que denomina “la transmisión resistida”, donde “el equipo docente adopta una modalidad de enseñanza textualizada. La transmisión textual se basa en los saberes producidos en el campo de la investigación disciplinar y se repite un mismo patrón con escasas variaciones”.
En tanto, la “profesionalización simulada” es un estilo que gira en torno a la formación para la profesión, a partir de la inmersión del estudiante en un proceso de producción creado para la formación y por ello artificial, en el cual los estudiantes actúan como profesionales. La intención dominante es el desarrollo de capacidades y su transferencia a situaciones reales.
La iniciación divergente, según Monetti, “es el estilo de enseñanza cuyo sentido nodal se expresa en el comienzo y el ingreso de los estudiantes en la vida universitaria y su introducción en un área del conocimiento. Se produce un modo de enseñanza en el que coexisten dos líneas paralelas, diferenciadas, de pensamiento y acción en un equipo docente escindido”.
Otro de los estilos es la “deliberación profesionalizante”, cuyo sentido “está anclado en una forma de actuación profesional: la toma de decisiones fundadas a partir de la interpretación de la norma. Ésta constituye no sólo su dinámica de trabajo, sino la finalidad a alcanzar”.
Finalmente, la “regulación transformadora” es el estilo que se define por el modo en que la enseñanza replica analógicamente el esquema de funcionamiento del saber a enseñar. En este sentido, al igual que en la programación de la computadora, se manifiesta en un alto grado de ordenamiento y control de las acciones y procesos involucrados en la enseñanza, a fin de alcanzar un estado deseado: la apropiación de formas de pensar y de hacer regladas acerca de los rudimentos de la práctica profesional y del oficio de estudiante universitario.
Es en el proceso de formación, explica Monetti, que “emerge una de las características de la enseñanza universitaria presentada en el marco teórico de esta investigación, como es su orientación para la formación de profesionales. Esta orientación aparece en la intencionalidad de los docentes, así como en el interés que lleva a los estudiantes a ingresar a la universidad y surge en los estilos como aquello que se aprende, por ejemplo, a trabajar en grupo tal como lo tiene que hacer un ingeniero, a argumentar tal como lo hace un abogado, etcétera”.
En su obra, la investigadora caracteriza al estilo de enseñanza de la cátedra universitaria como “único e idiosincrásico en referencia al campo de la enseñanza, arraigado en un contexto histórico y socio institucional. Las relaciones que lo conforman son irrepetibles e inéditas”. Agrega que “es una invención, implica una novedad, el surgimiento de lo inesperado como respuesta a la función de docencia asignada a la cátedra. No está limitado en las posibilidades de variaciones que le preexisten, sino que es el análisis hermenéutico de su realización es el que permite definir las variaciones posibles del estilo de enseñanza”.
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“En síntesis, el estilo, en tanto efecto de infinitas posibilidades de ensamblaje, es complejo; en tanto combinaciones propias, idiosincrásicas, es singular; dado que al realizarse establece en un contexto socio histórico institucional las combinaciones y variaciones entre la modalidad de enseñanza, la formación, los saberes, la relación pedagógica, las formas y formaciones de lo grupal y la investigación, es una invención”, concluye la autora.