El proyecto de investigación de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) analiza el concepto de la vejez en el tiempo. “Es en la Modernidad donde este concepto de vejez adquiere un valor negativo, que alcanza a nuestros días”, explicó a Argentina Investiga Claudio Staffaloni, director del proyecto.
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El objetivo del trabajo es avanzar en la descripción de los componentes históricos y culturales que permitieron la construcción del valor negativo del cuerpo viejo en el tránsito de la Edad Media a la Primera Modernidad europea. “La vejez como tema de análisis aparece en la primera mitad del siglo XX, y alcanza proyección mundial a través de la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas de 1948 y de la Declaración de Cartagena de Indias, en 1992”, contó Staffaloni, quien realiza la investigación junto a Claudia Bauer y a Emiliano Scaglia.
Según el estudio, este suceso instala la temática en la agenda de los países, sobre todo en los más desarrollados, desde una perspectiva más bien desfavorecedora de la vejez, que opera en el traslado de sentido desde el uso como sustantivo al de adjetivo calificativo, habitualmente descalificativo. “El valor negativo que adquiere la vejez y, por consiguiente el cuerpo que la acompaña, que nos resulta hoy tan natural, no parece haber sido así siempre”, indicó el investigador. Y agregó: “Las festividades carnavalescas, en su afán de subvertir un poder casi omnímodo, crearon la oposición viejo/joven a través de la exaltación caricaturesca del viejo, que ha tenido un valor de época para socavar el poder feudal y eclesiástico. Sin embargo, una vez caído ese poder, la desvalorización del viejo trascendió hasta llegar hasta nuestros días”.
En el debate sobre esta problemática, indicó el investigador, “se ha instalado con fuerza la idea de que el valor negativo de la vejez tiene su origen en la Revolución Industrial, entre los siglos XVIII y XIX, con el nacimiento de la explotación capitalista, a través del posicionamiento del trabajo como ordenador jerárquico de la vida y estima social”.
También, en la investigación se analizó el concepto de ‘vejez’ en la actualidad. “A partir de mediados del siglo pasado, en el momento de la declaración de los derechos humanos, hay un reconocimiento del tema de la vejez y empiezan a surgir políticas sociales. Argentina toma un valor protagónico en el primer y segundo gobierno peronista, donde se instaló el tema de la vejez y ese reconocimiento”, sostuvo Staffaloni, para quien Eva Perón fue una movilizadora importante en la incorporación de conceptos a esa Declaración.
Si se sigue el recorrido histórico que plantea la investigación, desde la década del setenta al nuevo siglo, hay 30 años sin políticas y, recién en estos últimos 8 o 9 años hay un interés en recuperar al viejo y aplicar políticas para su posicionamiento social. “La creación del PAMI, en la década del setenta marca un reconocimiento desde el punto de vista de una obra social, pero fue asociado con un concepto negativo que es la enfermedad”, puntualizó Staffaloni. Además, según el investigador, la creación de esta obra social “fue un elemento importante, pero hizo que la vejez quede asociada con la enfermedad, realidad que dura hasta estos días”.
Por otra parte, el trabajo remarca la estrecha relación que existe con la farmacología, ya que se encuentra naturalizado el tema de que los viejos consuman muchos medicamentos, y la falta de profesionales especializados que atiendan a los adultos mayores. “En el PAMI son pocos los profesionales especializados, los médicos de cabecera no son generalmente especializados en gerontología y es común que cualquiera pueda atender a un viejo”.
Sin embargo, el investigador marca un cambio en los últimos años donde se apunta a valorizar al adulto mayor poniendo a su alcance herramientas para estudiar, para practicar deportes, hacer viajes y turismo. “En estos últimos años hubo un cambio interno dentro del PAMI y se enfoca la idea de poner la atención en la salud de los viejos y no en la enfermedad; hay un cambio de timón en empezar a darle énfasis al cuidado de la salud de los viejos y no esperar a que se enfermen”, resaltó Staffaloni.
Si bien las políticas implementadas son favorables para los adultos mayores, se evidencia un cambio en el escenario social ya que “surgen separaciones de parejas de esta edad y enfermedades sexuales que no eran vistas en personas de esta franja etaria, relacionada al no uso de preservativos”, analizó el investigador.
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“Hay que darle reconocimiento a la problemática de los viejos. Por ejemplo, hay ciudades que incorporaron un concejo del adulto mayor, que se ocupa de todo lo relacionado con la enseñanza, de organizar viajes, la realización de actividades recreativas, en definitiva, la tarea es tratar de sacar al adulto de la casa e incluirlo en la sociedad como un miembro activo. Esto es muy positivo”, concluyó.