El doctor en Ciencias Aplicadas Righini, y docente titular de la División Física, inicia su explicación sobre la historia del análisis de la radiación solar en la Argentina con un breve repaso histórico, que remite a “la primera crisis mundial del petróleo en 1973, después de la Guerra de los Seis Días. La Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP) más Egipto, Siria y Túnez, aliados a Palestina en contra de que Israel se expanda hacia Palestina, decidieron ‘cortar’ la canilla de crudo en todo el mundo, lo que generó una crisis monumental. No había combustible, los precios se dispararon y EE.UU. se ‘traumó’.
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Para revertir la crisis se exploraron algunas alternativas. Una de ellas fue la generación fotovoltaica de energía, a través de paneles solares que transforman la energía que viene del sol en electricidad. Lo primero que se decidió fue evaluar el recurso, no sólo en Norteamérica, sino en el resto del mundo. Ese entusiasmo por la evaluación del recurso llegó a la Argentina y a los Servicios Meteorológicos, que pusieron gran interés pero, en particular, el investigador y físico Hugo Grossi Gallegos. Se creó la Primera Red Solarimétrica Argentina, tuvo 42 estaciones y evaluó el recurso solar, tanto en Argentina como en países limítrofes, durante más de veinte años (las estaciones hoy no están operativas por falta de mantenimiento y presupuesto). Su resultado fue el Atlas de Radiación Solar de la República Argentina, que es una herramienta fantástica para la proyección del comportamiento del recurso”.
GERSolar trabaja en la medición de la radiación solar en el país, calibra los sensores de los equipos y genera información confiable para productores agropecuarios, entre otros servicios que brinda a la comunidad. Su director continúa: “Para aprovechar un recurso hay que saber cuánto hay, si cambia en el tiempo, cómo es ese cambio y cómo varía según la zona. La radiación solar también varía a lo largo de las décadas. Hay procesos de cambio asociados a la propia emisión del sol, como también asociados al comportamiento de la atmósfera, que se ve afectada por lo que comúnmente llamamos ‘cambio climático’, que puede ser natural o antropogénico. Estos procesos de fluctuación son los que obligan a controlar y medir con certeza cuánta radiación llega, para saber después cómo usarla. Cada vez que uno va a medir un recurso es porque quiere hacerlo pedazos, ésa es la historia de la humanidad, pero el Sol tiene la ventaja de brindar energía continuamente. Está más allá de nosotros y no podemos afectarlo”.
Los datos ayudan a saber qué cantidad de radiación recibirán los cultivos o cuánto va a costar calentar agua con colectores solares. Righini afirmó que “esa ecuación de interés energético y económico tiene que responderse a través de la evaluación del recurso, para aprovechar la fuente energética de forma eficiente”.
La Universidad Nacional de Luján, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), YPF Tecnología (YTEC), y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, a través del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC) participaron del Sistema Argentino de Evaluación de Energía Solar (ENARSOL). “En la actualidad tenemos dos redes de medición: En primer lugar, la red de la UNLu (diez estaciones de última generación situadas a lo largo y a lo ancho de la Pampa Húmeda), que administra GERSolar junto al INTA, con equipos propios de la Universidad, está ciento por ciento instalada y en funcionamiento. Esa información la tratamos todos los meses y hacemos los mapas que cargamos en la página de GERSolar (www.gersol.unlu.edu.ar). Ahora estamos en la segunda etapa, que es de reacondicionamiento de equipos, con grandes avances. En segundo lugar, la red ENARSOL lleva un grado de instalación del 30% en todo el país”.
Parte del financiamiento del FONARSEC fue destinado a estaciones de medición solar, a equipos para calibrar sensores, servidores y herramientas. Righini afirmó “en la UNLu todos los compromisos asumidos fueron ejecutados en su totalidad. Falta procesar la información satelital. Calculamos que se llegarán a instalar veinte estaciones; diez ya funcionan plenamente. Tenemos un programa corriendo que captura imágenes satelitales, ya testeado. El servidor de la UNLu que procesa los datos calcula en cada pixel y dice cuál es la radiación en él y por extensión, en Argentina; lo cotejamos con los datos de nuestras estaciones y se genera un paquete que brinda el mapa de radiación solar cada media hora. El programa dividirá al país en regiones. Ya está procesando la información de todo el territorio nacional y esperamos que INTA instale las 22 estaciones faltantes. Esperamos que para fin de 2016 estemos en condiciones de brindar los mapas de radiación. Esa información estará disponible al público en la página de la UNLu”.
El director amplió “pensamos que a todos quienes trabajan en áreas específicas les va a interesar el dato de una red actualizada. Los datos del atlas de Grossi Gallegos tienen veintipico años. Para fin de año va a comenzar una nueva etapa de actualización de la información. En una escala menor, todos los meses GERSolar pone un mapa de radiación solar de la Pampa Húmeda, con datos provenientes de nuestras diez estaciones, desde hace años. Es importante contar con estos datos, porque el recurso solar varía de un año a otro y cuanta mayor información exista, mayor precisión se tendrá para calcular la media y proyectar instalaciones de aprovechamiento energético con estos valores medios”.
El grupo de trabajo GERSolar brinda respuesta a consultas de hogares y pymes sobre consumo energético y la posible utilización de paneles fotovoltaicos para cubrir dicha demanda, “además de evaluar el recurso, calculamos para pequeños usuarios el consumo de sus casas o emprendimientos, se nos pregunta: ‘quiero colocar un sistema fotovoltaico y tengo heladera, televisor, uso tantas horas esto o aquello, ¿cuántos paneles tengo que poner?, ¿cuántas baterías?’, aprendimos a hacer ese tipo de cuentas, esa evaluación del recurso solar y del consumo de la vivienda y para responder a las consultas sobre qué tipo de equipamiento poner”.
GERSolar está en constante crecimiento, por eso trabajó para incrementar su capacidad de ofrecer soluciones y asesoramiento. Al respecto, el doctor Righini explicó “en determinado momento dijimos, no tenemos que calcular solamente, sino instalar equipos; entonces hicimos instalaciones. Aprendimos de la interacción con el usuario y las instalaciones. Empezamos con la tecnología básica, que era un panel o un sistema de paneles, baterías y un inversor que transforma la tensión de la batería a 220 volts. Hace veinte años el desarrollo era menor, los paneles eran diez veces más caros y la tecnología de inversores no era la que hoy encontramos. Instalamos sistemas en el partido de Luján (en el límite con el partido de Navarro), en la escuela de San Eladio, la única escuela de Luján sin energía eléctrica, en una escuela de Navarro, en el bicicletero dentro de la UNLu. Fuimos al Delta del Paraná, instalamos equipos donde funciona una cooperativa para colaborar con un lugar que brinda un servicio social. Además hicimos una instalación en Iruya, Jujuy, otra en Paraguay y otra en Uruguay”.
Sobre el techo de uno de los pabellones de aulas podemos ver paneles fotovoltaicos instalados por GERSolar. “La aplicación de las aulas 300 se realizó con otra tecnología. La energía generada se inyecta directamente en la red, no se usan baterías. El mercado evolucionó hacia eso. Si hay una red cerca, ¿por qué guardar en una batería y perder energía?, conviene inyectar directamente a la red. Con un sistema de medidor doble, se sabe cuánto se inyecta y cuánto se consume y, según lo que disponga la reglamentación que actualmente se discute, la compañía deberá descontar al usuario lo generado o, en algunos pasos, pagarle en efectivo” explicó Righini.
Uno de los proyectos más ambiciosos de GERSolar es la instalación de una planta fotovoltaica que suministre energía a la UNLu y el excedente distribuirlo en Luján, contó Righini. “Queremos poner una planta fotovoltaica de 1 Megawatt en la Universidad. La UNLu nos cedió dos hectáreas del Campo Experimental para tal fin y ahora buscamos financiamiento, lo cual no es fácil. Esperamos que la nueva reglamentación de la ley ayude. Tenemos el explícito apoyo del Rector y de los estamentos directivos de la UNLu. Necesitamos conseguir financiación, lo que tal vez pueda conseguirse en sociedad con alguna empresa. Tendríamos una planta generadora de energía en nuestra Universidad; sería un ejemplo de aprovechamiento del recurso solar, formaríamos ingenieros que se especializaran en ese tipo de plantas que el país va a empezar a instalar, sumaríamos energía limpia a la red y la Universidad tendría un beneficio económico que podría reinvertir en la formación de sus profesionales, sería fantástico”.
Una planta de un megawatt en la ciudad de Luján representaría un 3,5% del total del consumo energético de la ciudad. 400 familias (según el Censo 2010 Luján posee 106.000 habitantes) podrían recibir energía de esta planta. “Claramente no es un número monstruoso, pero es un camino a recorrer. Atucha produce 800 MW. La planta de San Juan 1 tiene 1,1 MW, hay otra planta en San Juan que es comercial y produce 7 MW. En Santa Fe están por terminar una planta que también tendrá 1 MW. La planta de la UNLu podría expandirse a futuro”.
El uso de energías renovables está promovido por la legislación argentina. La ley 27191, que modifica la ley 26190, entró en vigencia el pasado jueves 31 de marzo de 2016, tras su publicación en el Boletín Oficial. Dicha ley relativa al “Régimen de Fomento Nacional para el Uso de Fuentes Renovables de Energía Destinada a la Producción de Energía Eléctrica”, tiene como objeto fomentar la producción de energía eléctrica mediante el uso de energías renovables, ya que es favorable para el país porque diversifica la matriz energética, expande la potencia instalada, reduce los costos de generación, contribuye a la reducción del cambio climático y aporta al suministro contra la posible falta de energía eléctrica. También especifica quién podrá acceder a los beneficios del fomento, qué cantidad de energía renovable podrá aportarse a la red (8% del total del consumo nacional), criterios para calcular y documentar el ahorro en combustibles fósiles obtenido por la generación de fuentes renovables y el límite de potencia para las hidroeléctricas, por nombrar algunos fragmentos de los artículos. Con respecto a cuestiones tributarias, la ley aún tiene aspectos a definir.
En la actualidad son muchos los países que aprovechan el recurso que poseen en su territorio, ya sea energía geotermal, centrales eólicas o de energía mareomotriz, entre otras. Respecto de la generación fotovoltaica, España es un país con gran desarrollo de este tipo de energía limpia. Righini contó sobre la generación de energía en los hogares, “en España funciona hace muchos años: pagaban tres veces más el kilowatt-hora generado que lo que la gente pagaba por kilowatt-hora consumido de la red. Entonces, el desarrollo de sistemas fotovoltaicos asociados a la red creció de forma espectacular. Este sistema no pudo sostenerse porque España entró en crisis económica y fue suspendido. De todos modos, en muchos países surgió esta propuesta de inyectar a la red la energía generada, que no se guarda para el domicilio, se inyecta en las redes públicas”.
Righini contó que determinadas cuestiones referidas a la inyección de energía a la red nacional por parte de los usuarios particulares estaban aún en discusión y, en ese marco, es importante señalar que la entrevista de Argentina Investiga con el doctor Righini fue previa a la publicación de la Ley en el Boletín Oficial. Entre otros ítems, por ejemplo, los costos que tendrían y cómo se abonarían los watts inyectados. En este sentido, Righini remarcó “en la Argentina se discute esto que se llama ‘generación distribuida’, cada hogar o pequeño usuario podrá inyectar a la red la energía excedente que produzca con su propio equipo instalado en su casa y después recibirá la compensación económica que corresponda según lo que diga la legislación”.
A su vez, las empresas que desean fabricar plantas de producción también encontrarán normativas en la nueva Ley, “los grandes productores de energía eléctrica inyectarán directamente en las redes de media y alta tensión, como lo hace una empresa generadora. Aún está muy poco desarrollado, las posibilidades son enormes. En la Argentina hay plantas por 8 MW de potencia, que es muy poco, Chile tiene 1000 MW, Brasil tiene proyectados 900 MW, Uruguay proyecta 600 MW, Bolivia proyecta 50 MW, Alemania tiene 15000 MW, o sea, en Argentina todavía no nació. La capacidad de desarrollo en nuestro país es infinita. Algunos países hacen pronósticos meteorológicos a corto plazo, por ejemplo, para saber cómo impactaría en la red si el día se nubla, cuánto se reduciría la generación; acá eso no existe, pero tampoco importa, la red se va a ‘tragar’ todo lo que se le inyecte porque aún no hay casi nada instalado”.
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Respecto del futuro de la energía solar en la Argentina y en el mundo, Righini concluyó “todos los años se hace una proyección optimista respecto de cuántas plantas van a instalarse en el mundo. Aproximadamente, toda la potencia instalada que dispone Argentina en un año es la cantidad de potencia solar que se instala en el mundo. Siempre se supera la proyección anual, todos los años se instala más de lo previsto. Debido a que los precios bajan en forma continua, que se diversifica la matriz energética, que los paneles son cada vez más eficientes y porque la energía que llega del sol en un día, alcanzaría para abastecer el consumo mundial de energía por treinta años. El potencial es enorme, obviamente lo vamos a aprovechar. Sobre todo porque la competencia son combustibles fósiles, limitados y a medida que se extraen, sus precios aumentan”.