En momentos en el que crece a nivel mundial la comercialización y consumo de productos naturales y hierbas, la medicina popular indica que el “huevito de gallo” o “uvita” (Salpichroa Origanifolia) es una hierba que se utiliza para enfermedades de la piel y para curar sabañones. Aquella sugiere una actividad antiinflamatoria y analgésica. En Argentina se localiza en La Pampa y en otras provincias como Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Rioja, Río Negro, Salta, San Luis y Tucumán.
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A partir de estos datos, los investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias utilizaron extractos de esta planta para evaluar su acción antiinflamatoria. El procedimiento consistió en identificar y recolectar la especie, secarla a temperatura ambiente y realizar el proceso extractivo con distintos solventes.
“Se coloca una cantidad conocida del material vegetal con alcohol o distintas mezclas de solventes de variada polaridad, como acetato de etilo, cloroformo, entre otros. Los extractos son administrados en los ratones a través de una sonda gástrica; una hora después se les aplica una sustancia llamada carragenina, que provoca una inflamación en sus almohadillas plantares”, explica a Argentina Investiga la doctora Mónica Boeris, responsable del estudio.
Los científicos observaron que entre tres y cinco horas después de suministrar la carragenina, los extractos hidroalcohólicos fueron los que inhibieron en un mayor porcentaje el edema, por sobre los otros extractos estudiados. Aquel se obtiene de la maceración de partes aéreas secas de la planta -hojas y tallo- en 100 mililitros de agua y etanol durante 24 horas a temperatura ambiente.
Además, compararon su aplicación con el efecto de la sustancia Indometacina, reconocida por reducir inflamaciones. El resultado fue que la acción antiinflamatoria del extracto fue similar a la de aquella droga.
Efecto gastroprotector
Los antiinflamatorios usados en forma frecuente generan lesiones gástricas, como úlceras o acidez. Los estudios desarrollados en el laboratorio demostraron que la aplicación prolongada de extractos de esta hierba no provocó efectos secundarios sobre la mucosa de los estómagos de los ratones.
Boeris destacó que hay que continuar haciendo evaluaciones, realizar ensayos en otras especies animales, como pasos previos obligatorios para que, en el futuro, algunas de estas sustancias puedan ser transferidas a la farmacología humana.
CIDEF
El Centro de Investigación y Desarrollo de Fármacos que funciona en la Facultad dispone de un banco de extractos vegetales que contiene muestras de 182 especies, que son utilizadas para estudios farmacológicos o fitoquímicos.
Los botánicos del herbario de la Facultad de Agronomía identifican y recolectan las plantas de la provincia y las proveen a los investigadores del CIDEF. Además de evaluar si los especímenes tienen potencial antiinflamatorio y analgésico, allí se determina el grado de actividad antimicrobiana, gastroprotectora, antiespasmódica, antinociceptiva, sedante, antihelmíntica, antipirética, hipoglucemiante y toxicológica.
Así, varias especies pampeanas tienen más de un efecto farmacológico: el poleo (Lippia Turbinata) y la roseta (Tribulus Terrestris), por ejemplo, tienen propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias, antiespasmódicas y gastroprotectoras.
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En la actualidad, el equipo del CIDEF está realizando pruebas en especies como el Algarrobo (Prosopis Flexuosa), el Retortuño (Prosopis Strombulífera) y el Alpataco (Prosopis Alpataco).