Los ecosistemas ceden cada vez más sus espacios, lo que genera pérdidas severas en los servicios ecosistémicos, que son todos aquellos beneficios que la sociedad obtiene de ellos: de provisión, de regulación, bienes tangibles, recursos naturales, beneficios culturales, estéticos y educacionales.
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En el departamento de Malargüe, ubicado al sur de Mendoza, se encuentra Llancanello, Reserva Provincial de Fauna (1980), Área Natural Protegida (ley provincial 6045/1993); humedal en riesgo bajo protección internacional a partir de su incorporación a la Convención Ramsar y el humedales de Importancia Internacional en los que se están produciendo, se han producido o pueden producirse cambios en las características ecológicas como consecuencia del desarrollo tecnológico,etc.">Registro de Montreaux (1995). Estas normas buscan preservar el lugar, que es común a más de una región biogeográfica y tiene un valor especial para mantener la diversidad genética y ecológica, además de ser hábitat de diversos animales en un período crítico de sus ciclos biológicos.
Debido a la alta vulnerabilidad de este sitio, un grupo de investigadores de la Universidad Maza de Mendoza (acompañados por pares de la Universidad Nacional de Cuyo, de la Universidad de Buenos Aires, del CONICET y de la Universidad Bernardo O’Higgins) buscan desarrollar herramientas y propuestas que puedan ser utilizadas por los tenedores de tierras, gestores políticos y empresas involucradas.
Por un lado, para identificar las principales amenazas aplicaron un protocolo de diagnóstico para la Evaluación de Contaminación de Sistemas Acuáticos. Además, utilizaron imágenes de satélite para la medición de área cubierta de agua en distintos años, desde 1973 hasta 2017.
Po otra parte, para caracterizar los distintos ecosistemas y los servicios que prestan, utilizaron un Protocolo para la Evaluación de Riesgo Ecológico y herramientas geotecnológicas.
Entre los distintos datos obtenidos, uno de los más alarmantes es la disminución en la superficie de la laguna, desde un valor prehistórico de 44.250,120 ha a uno actual de 10.156,680 ha. Esto puede deberse a causas naturales o antrópicas, como la disminución del afluente del río Malargüe por derivaciones.
El equipo de investigación identificó muchas amenazas:
• La explotación petrolera y la localización superficial del acuífero libre, lo que podría representar elevado riesgo de contaminación, según un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba (2014).
• La práctica de vuelco de las aguas de formación, que genera un fuerte incremento en los tenores salinos de los acuíferos, al extremo de poder inutilizarlos.
• La existencia de un complejo fabril y la generación de residuos radioactivos.
• La actividad agropecuaria con uso de agroquímicos en áreas agrícolas y la producción de bovinos y caprinos en la zona, con ausencia de registros y medidas regulatorias.
• La invasión de especies exóticas como el jabalí, la liebre europea y la expansión de los bosques de tamarindo, lo que puede generar pérdida de hábitats, competencia por los recursos y predación sobre la biodiversidad aviar.
En todos estos casos los investigadores ratifican que deberían realizarse las evaluaciones de impacto ambiental, los monitoreos y los protocolos de seguridad correspondientes, así como aseguran que es necesario contar con registros de productores, cantidad de cabezas de ganado, utilización de antiparasitarios y antibióticos.
¡Que no sea una muerte anunciada!
La investigadora María Evangelina Palma Leotta, de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Ambientales de la Universidad Maza, manifestó que “no hay una política de Estado seria y permanente en cuanto a temas ambientales. Las leyes de protección están creadas pero no se condicen con el trabajo de gestión y los fondos”. Además, mencionó que una de las limitaciones es que todo el conocimiento generado pueda ser llevado a la práctica y aprovechado por los gestores ambientales.
Por otra parte, el geólogo Héctor Cisneros se refirió a cómo vislumbra el futuro de estos espacios y áreas naturales: “es complicado ya que, si no se asigna valor económico, la laguna y el ambiente natural local nunca podrán ser usuarios hídricos y se podría perder este sitio, su diversidad botánica y faunística, llegando –incluso- a extinciones de especies endémicas”.
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Finalmente, agregó que “un punto importante a tener en cuenta es que es una zona altamente amenazada por el reflorecimiento de la actividad petrolífera. Si no tomamos los recaudos necesarios, la desaparición del ecositio Ramsar es inevitable”.