Desde que en la escuela primaria tuvo una clase sobre el Antiguo Egipto, María Florencia se sintió atraída por las pirámides, las momias y todo lo relacionado con la cultura ancestral.
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La joven relata que a los quince años sintió la necesidad de definir su futuro profesional y en ese momento descubrió que todo lo que a ella le despertaba interés estaba relacionado con el Antiguo Egipto; entonces, se preguntó ¿qué había estudiado esa gente para estar en una excavación?, ¿cómo llegó hasta ahí? Investigó y descubrió que eran arqueólogos e historiadores, y para no alejarse mucho de su Venado Tuerto natal, decidió estudiar Antropología en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.
A través de las redes sociales, en 2018, Florencia se enteró de un concurso para participar de una excavación en Egipto que organizaba el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, de España. “Lo completé con la idea de que no me iban a seleccionar, así que cuando me eligieron no lo podía creer, estaba más cerca de cumplir mi sueño de conocer Egipto”. Cuenta que llegar a Egipto fue una experiencia única, “como llegar a casa”, porque la joven siente al país de las pirámides más como su hogar que la Pampa Húmeda argentina.
“La mezcla de emoción con adrenalina, de tener mariposas en la panza, es algo que se repite cada vez que estoy excavando y encuentro algo. No puedo creer aún que llego a tener en mis manos momias de tres mil años de antigüedad, objetos de la cultura egipcia o un fragmento con inscripciones jeroglíficas que estoy aprendiendo a leer para poder entender. Esa sensación se repite siempre cuando estoy allá. Los días que más disfruto en el año son los que paso en Egipto, excavando”, explica la estudiante a Argentina Investiga.
La misión arqueológica del Instituto español está compuesta, en su mayoría, por antropólogos, arqueólogos, restauradores, historiadores, arquitectos de distintos lugares del mundo. En cada campaña se convoca a más de treinta profesionales, que durante los meses de octubre, noviembre y diciembre trabajan en la excavación.
En Egipto desarrollan tareas de excavación y documentación en la tumba del VisirAmen-Hotep Huy, que se remonta al reinado de Amen-Hotep III (1360-1353 a.C.).
La estudiante de la UNR participa en el proyecto desde 2018 y viajó a tres de las campañas en Egipto. Su trabajo es la excavación y el posterior análisis de las piezas encontradas. Esta última tarea la realizan durante el resto del año, a través del estudio de las fotografías, los videos y las anotaciones que se toman sobre cada uno de los hallazgos, que por cuestiones de la legislación egipcia no pueden moverse del sitio donde se realiza la campaña.
“Voy profundizando mis conocimientos de egiptología porque hasta el momento no era más que una aficionada de Egipto. Estoy aprendiendo un montón con los directores del proyecto que son egiptólogos, como por ejemplo la metodología de excavación, porque cada sitio arqueológico presenta una dificultad distinta para excavar, no es lo mismo hacerlo en la vera del Paraná, donde el suelo es húmedo, que en la arena del desierto”, indica la estudiante
En su trabajo en el país norafricano encontró fragmentos de momias: “Desde épocas faraónicas se robaba en las tumbas para extraer los amuletos y las joyas con las que eran enterradas. Para acceder a estos objetos desenvolvían a la momia y la dejaban muy frágil, por lo que es raro dar con piezas enteras”, aclara Nicolari. En ese espacio en particular también funcionó un taller de momificación por lo que descubrieron elementos vinculados al proceso de hacer momias.
En 2020, el entusiasmo de Nicolari de volver a pisar Egipto se renovó, a pesar de las dificultades que presentó la organización del viaje en el contexto de la pandemia. “Este año en particular, cuando despegó el vuelo de Buenos Aires, no podía creer que estuviera en camino ya que hasta unas semanas antes pensé que iba a ser imposible pero se fueron dando algunas circunstancias que hicieron que mi viaje se haga realidad”, dice.
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“En primer lugar, la ayuda que recibí de la Universidad Nacional de Rosario con la beca por viaje académico, después la apertura de los vuelos tanto en la Argentina como en España, donde hago el trasbordo y, por último, un cambio en las reglamentaciones egipcias que solicitaban un test negativo de COVID-19 de no más de 48 horas y lo modificaron a 72 horas”, relata Florencia, recordando la ansiedad del momento, en el que se sentía dispuesta a dar la vuelta al mundo para reunirse con el Visir Amen-Hotep Huy. “Creo que fue el Visir el que quería que yo estuviera ahí”, bromea la estudiante.