Compararon dos generaciones de estudiantes separadas por 15 años.
En los últimos 15 años, los estudiantes se volvieron más activos pero también más fumadores. Así lo reveló una investigación de la FBCB, que comparó los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares de los estudiantes en 1995 y en 2010.
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El estudio mostró que el sedentarismo se redujo del 85% al 61%. Las actividades más frecuentes entre los estudiantes son asistir al gimnasio y salir a caminar, mientras que la práctica de deportes se ubica más atrás.
Otro indicador favorable para la salud de los jóvenes es la reducción de colesterol total y la disminución en el consumo de grasas. “Los estudiantes ahora están mejor informados en cuanto a la alimentación. La de los ‘90 era la generación de alto consumo de hamburguesas; ahora, las tartas y las ensaladas cuentan con una mayor adhesión entre los jóvenes que almuerzan en la cantina de las facultades”, explicó a InfoUniversidades Alejandra Fortino, docente e investigadora.
Si bien todos esos cambios son positivos para la salud de los estudiantes, otros indicadores arrojaron cifras desfavorables. El consumo de cigarrillos entre ambas comunidades universitarias creció del 13,4% al 23%. Otro factor que mostró un cambio alarmante fue el incremento de los antecedentes familiares primarios de enfermedades asociadas a riesgo cardiovascular, es decir, en padres y hermanos. Mientras que en 1995 era de 9%, en 2010 la cifra trepó al 20%.
Por último, no se observaron diferencias significativas entre los valores de glucemia, triglicéridos, índice de masa corporal y tensión arterial en ambas poblaciones.
El trabajo
Los primeros datos fueron recabados hace 15 años por el grupo de investigadores sobre una muestra de 185, entre varones y mujeres, estudiantes de FBCB. En 2010, la muestra abarcó también a estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas y fue de un total de 152 personas. En todos los casos se trató de jóvenes entre los 20 y 25 años. Se tomaron muestras de sangre para analizar, medidas antropométricas, cuestionarios y un recordatorio de comidas.
En la actualidad, entre los estudiantes el índice de obesidad es bajo -del 2,6%- pero superior al de 1995 cuando era de 1,6%. En tanto, sí se evidencian más casos de sobrepeso que alcanzan el 16,6%. Esta cifra representa un aumento del 4% en los años transcurridos. En 2010, las medidas antropométricas incluyeron el diámetro de cintura abdominal que se relaciona con la resistencia insulínica. Así, la tendencia mundial al incremento del sobrepeso afecta también a la comunidad de jóvenes universitarios.
“Las generaciones cambiaron y nosotros queríamos ver esa diferencia. Incluimos a los estudiantes de medicina porque son, específicamente, quienes se ocuparán en el futuro de la promoción de la salud”, señaló Fortino.
Los resultados fueron presentados en el XXIX Congreso Nacional de Cardiología celebrado en Córdoba. Además de Alejandra Fortino, el equipo responsable del trabajo está integrado por Laura Modini, Alicia Zurbriggen, David Folonier, Paula Gonzalo y Lucía Sabbione
La clave, prevenir
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Según recalcan los expertos, las enfermedades cardiovasculares tienen en su origen un componente genético que no se puede cambiar, pero también hay otro factor que está relacionado con los hábitos de vida y que, por ello, se puede modificar. “Resulta indispensable el esfuerzo en el diseño e implementación de estrategias tendientes a la promoción de los estilos de vida saludables y la prevención de enfermedades cardiometabólicas en poblaciones jóvenes”, concluye el trabajo de investigación.