El objetivo del equipo de investigadores de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires es el desarrollo de un gasógeno con tecnología de punta para generar biogás y abastecer a pequeños productores. Como beneficio extra, este tipo de tecnología permitirá minimizar los efectos contaminantes producidos por los malos olores de los desechos orgánicos de los porcinos.
> Leer también: Salta podría abastecer de energía eléctrica a todo el país.
Jacinto Diab, director del proyecto y profesor de las carreras de Ingeniería mecánica e Ingeniería industrial, contó a Argentina Investiga que docentes, graduados y alumnos de estas carreras trabajan en forma conjunta para desarrollar el biodigestor.
El gasógeno piloto tiene previsto funcionar en el campo experimental de la Universidad, donde se recolectarán los desechos de los animales para calefaccionar los ambientes de ese predio. El profesor de la materia Procesos industriales consideró a la generación de gas como un proceso “simple”: se recolecta el estiércol de cerdo y, luego de un lavado con agua, se lo vuelca en el biodigestor. “Una vez fermentado en el equipo se deriva el gas para su utilización a través de un caño que permite su salida. Ese caño es el encargado de transportar el gas natural al predio”, describió.
“Pretendemos que el equipo diseñado sea una fuente de energía confiable para que el productor la pueda utilizar siempre, y que no sea algo alternativo que sólo funcione por períodos”, dijo Diab y agregó que la colocación de un gasógeno en un campo soluciona además un efecto indeseable: “Por lo general los criaderos con sus desechos originan un problema ambiental severo, en el caso de que sean muy grandes y contengan muchos animales”.
El investigador también especificó cómo será el aparato que apuntan a desarrollar desde la Universidad: “No buscamos crear un gasógeno simple como el que uno puede conseguir eventualmente en el mercado, sino un equipo de alto rendimiento, automático y confiable”.
Calefacción y luz eléctrica
El gas natural es un hidrocarburo conformado por átomos de carbono e hidrógeno. La descomposición de los desechos orgánicos genera, como parte del proceso natural, gas metano, el hidrocarburo más común y simple de utilizar. Uno de sus posibles usos es la calefacción. “A través de la descomposición del estiércol, el gas que se crea es más o menos igual al gas que se utiliza en la cocina”, explicó Diab y puntualizó que el gas producido por el estiércol de cerdo también puede quemarse para producir energía eléctrica: “Se realiza en un generador y es necesario contar con una turbina o un motor de combustión interna”.
Los investigadores apuntarán a la creación de un equipo de alto rendimiento y rentable: “Se busca automaticidad, rapidez y mayor porcentaje en la producción del metano. Lograr el producto y el resultado deseado implica que el proceso de trabajo sea constante”.
Sometido a una temperatura determinada el estiércol del cerdo libera dióxido de carbono y, con cierta falta de oxígeno, genera el metano: “Por eso se requiere de la construcción de un biodigestor tecnológico que aplique cierta presión y temperatura”.
> Leer también: Convierten en biogás residuos de una escuela.
Diab definió al metano que sale del biodigestor como un “gas sucio” que puede ser purificado de manera simple y rápida: “Se lo hace pasar por un filtro de manera sencilla. Generalmente es hecho con hierros, donde oxidan el hierro y lo que queda es el gas purificado”.
Jacinto Diab, a cargo del proyecto