La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que afecta a humanos y a animales, es por esto que es considerada una zoonosis. Producida por un parásito llamado Leishmania, es transmitida por la picadura de la hembra de un insecto pequeño de 3 milímetros de longitud promedio y de color marrón oscuro a negro, según la especie. Su cuerpo está cubierto de pilosidades al igual que sus alas, las que siempre están separadas y extendidas (“paradas”). Es conocido como flebótomo, aunque puede tener otros nombres comunes, según la región de cada país. En Argentina se lo conoce como “carachai”, “jején”, “polvorín” o “mbarigüí”, sólo por su similitud general.
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La tarea del Instituto de Medicina Tropical se enmarca en un plan de estudios de vigilancia entomológica, orientado a futuras acciones que minimicen los riesgos de transmisión ante un eventual foco de la leishmaniasis en la región.
En sus formas clínicas, la leishmaniasis cutánea, muco cutánea (con diferentes niveles de gravedad) y visceral, está distribuida en 88 países en donde se describieron más de 700 especies de flebótomos. 70 de ellos son potenciales vectores y de éstos, 25 especies se hallan en Argentina.
Dado que en la provincia del Chaco los primeros y únicos registros de flebótomos datan de la década del ‘40, el Instituto de Medicina Regional se ocupa de consignar la identificación, distribución y abundancia de flebótomos para así poder determinar la situación de las especies consideradas como potenciales transmisoras de Leishmaniasis, tanto en su forma cutánea leve, o la variante más grave y hasta letal que es la visceral.
En ese marco, no sólo logró determinarse la ubicación geográfica y la abundancia de los probables vectores, sino que, además, se encontraron especies desconocidas en el país y de las que no se tiene aún registro acerca de si son transmisoras de la enfermedad.
“Encontramos en la región del Chaco Seco y Misión Nueva Pompeya especies que se desconocían en esta provincia, además de hallar a otras no conocidas en el país, como Lutzomyia peresi y L. torresi, por lo que debemos corroborar si son transmisoras” explicó a InfoUniversidades Juan Rosa, del Instituto de Medicina Regional.
Señaló que algunas de las especies de flebótomos encontradas en el Chaco son vectores de la enfermedad en Brasil, como Lutzomyia migonei y L. cortelezzii, por lo que se analiza si tienen la misma actividad transmisora en esa región estudiada. “Queremos conocer la presencia de los flebótomos, si tienen capacidad de transmisión de la enfermedad, y en qué regiones geográficas se localizan, qué lugares son de mayor riesgo, cuál es la abundancia según las estaciones del año, entre otros datos que resultan de interés para abordar la problemática de la leishmaniasis”.
Chaco es una región vulnerable a la leishmaniasis visceral, como lo fueron Corrientes, Formosa y Misiones, donde se registraron casos en humanos y animales (en perros) y algunos con presencia demostrada del vector Lutzomyia longipalpis. Es esta una de la causas por las que se aspira a generar conocimientos que sirvan para diseñar estrategias sanitarias de control de su propagación.
Simultáneamente a los estudios de campo, los investigadores realizan tareas de laboratorio para comprobar si los insectos encontrados tienen la capacidad de transmitir la parasitosis y si deberían ser considerados vectores, así como también estudian las variables de comportamiento. “El Instituto de Medicina Regional nos permite realizar labores de investigación científica para analizar la evolución de la enfermedad y de los potenciales vectores principalmente” señaló Rosa y agregó que la proyección es poder ligar la información que se genere sobre la situación en el Chaco con lo que ocurre en la región, ya que se trata de una enfermedad que necesariamente requiere de estrategias conjuntas entre la Universidad y los sistemas de salud, locales y nacionales.
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Los estudios del Instituto de Medicina Tropical se llevan a cabo en coordinación con el Centro Nacional de Investigación en Endemo-Epidemias (CeNDIE), Red de Investigación de Leishmaniasis en Argentina (REDILA) y en coordinación con el ministerio de Salud Pública del Chaco. También participan alumnos que realizan pasantías de la UNNE como parte de la formación de grado.