El tabaco es uno de los cultivos tradicionales de la agricultura comercial misionera, que ha acompañado el proceso de colonización y ocupación del espacio desde fines del siglo XIX. Dado que es un cultivo anual, el tabaco tiene la capacidad de producir ingresos líquidos inmediatos, al tiempo que la inversión y la superficie requeridas para iniciar el ciclo son mínimas, por lo que en aquel proceso este producto constituyó el primer eslabón entre un gran número de colonos y el mercado. Al igual que en otras zonas del planeta, este cultivo se desarrolla ahora bajo la tutela de grandes compañías, que promueven un paquete tecnológico basado en el uso intensivo de plaguicidas y agroquímicos a los que los productores suelen llamar agrotóxicos o venenos.
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En rigor, las empresas controlan la totalidad del proceso productivo por medio de la venta de los insumos, la supervisión de buena parte del trabajo, la imposición de los precios de acopio y las condiciones de entrega del producto. Durante el proceso de producción, los agroquímicos empleados y las modalidades de su utilización exponen a un riesgo cierto a la población y al medioambiente. Es por estos motivos que resulta un imperativo el hecho de avanzar en el conocimiento de las condiciones de trabajo de los tabacaleros, de sus patrones culturales, de la percepción del riesgo y de los efectos biológicos de los agrotóxicos sobre la salud de la población y su impacto en el medioambiente.
Son estas las temáticas que trata el libro “Tabaco y agrotóxicos. Un estudio sobre productores de Misiones”, resultado de un proyecto de investigación llevado a cabo por varios equipos de trabajo de la UNaM, mediante un estudio de casos realizado en el Departamento 25 de Mayo de esa provincia. Las conclusiones, sin ser definitivas, generan un aporte significativo para el conocimiento de la problemática y un insumo valioso para la elaboración de cursos de acción superadores, tanto por parte de los organismos estatales como de la población afectada, y de las mismas empresas tabacaleras involucradas.
Incertidumbres y riesgos
“Los colonos de la zona -explica el doctor Denis Baranger a InfoUniversidades- no pueden, por el momento, encontrar alternativas serias al cultivo de tabaco. Deben, entonces, continuar: el tabaco es la posibilidad de obtener el dinero necesario para afrontar gastos vinculados a la salud, la educación de los hijos, el transporte, la vestimenta, herramientas, ocio, etc.
Pero la producción de tabaco desarrollada de acuerdo con las normas de las empresas tabacaleras, obliga a ciertos usos del espacio y el tiempo en la familia colona, y restringe otros: los dedicados a otras producciones y trabajos, domésticos, recreativos, etc. Es que producir tabaco -agrega- les demanda atención, dedicación y gran cantidad de trabajo; también les exige cálculos de tiempo y riesgos para lograr cantidad y calidad en el producto, a lo que deben sumarse los factores climáticos y el uso y manipulación de agroquímicos (plaguicidas y fertilizantes).En suma, los productores tabacaleros están inmersos en un mundo de incertidumbres y riesgos que difícilmente pueden controlar”.
Presencia débil del Estado
Por su parte, el magister Guillermo Castiglioni señala que “los colonos les reprochan a las empresas tabacaleras algunas de las condiciones que imponen: los bajos precios del producto, las exigencias de calidad desmesuradas, la descalificación de sus clasificaciones, la incertidumbre acerca de cuánto van a descontar y cuánto a pagar, el temor de no volver a ser contratados y a perder la obra social cuando no pueden cumplir con las cantidades de tabaco que se comprometieron a entregar, etc.
Y cuanto más frágil es su situación con relación a estas condiciones impuestas, menos posibilidades tienen de implementar prácticas que pongan su capital físico a resguardo del riesgo de los llamados ‘venenos’. En general -sostiene-, la necesidad de controlar los riesgos agronómicos y económicos prevalece sobre la preservación del propio capital físico de los productores. En un contexto donde el Estado -cuya presencia es débil en la zona- no garantiza otra opción o alternativa que plantar tabaco, donde las asociaciones gremiales y las dependencias estatales están al servicio de las políticas de las empresas, la pertenencia como ciudadanos a un Estado-Nación no asegura la atribución de derechos y deberes a los individuos, que se sienten ‘ciudadanos de ningún lugar’. Su situación no termina de definirse y trae sufrimientos y severas consecuencias a las unidades domésticas”.
Investigadores
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El equipo de investigadores estuvo coordinado por el doctor en antropología, Denis Baranger, e integrado por los antropólogos Guillermo Castiglioni y Francisco Rodríguez, el bioquímico Carlos González y el doctor José Luis Herrera, además de contar con la colaboración de otros docentes de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales y de estudiantes de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. También participaron investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), de la estación experimental ubicada en la localidad misionera de Cerro Azul.