En los últimos años los brotes de dengue se producen de forma cada vez más intensa y con menor intervalo de tiempo entre una epidemia y otra. Los últimos tres grandes brotes en la Argentina se registraron en 2008/2009, otro en 2015/2016, y el último y más intenso fue en 2019/2020, cuando se notificaron cerca de 100 mil casos, de acuerdo a los datos del Boletín de Vigilancia del Ministerio de Salud de la Nación.
> Leer también: Un desarrollo argentino para combatir el dengue.
La investigadora del Instituto Superior de Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán, Giselle Rodríguez, se refirió al Aedes aegypti como “la mascota no deseada del hogar” porque está ligado a la actividad del hombre y porque es “muy eficiente y oportunista”. La profesional señaló a Argentina Investiga que aunque la gente se cuide con repelente sobre todo cuando sale al aire libre, “este mosquito prefiere las casas y los lugares pequeños, aunque también puede encontrarse en la calle y en otros lugares abiertos”.
Rodríguez comentó que el Aedes aegypti está activo durante el día, “tienen un metabolismo similar al de las personas, reposan en la noche y con la luz se vuelven activos. Prefieren volar bajo, suelen picar más hacia el mediodía y hacia el crepúsculo, pero si a la noche tienen hambre te pican igual a cualquier hora y no sólo en las partes bajas del cuerpo”, precisó la entomóloga.
La investigadora recordó que son las hembras de Aedes aegypti las que pican pero no lo hacen para alimentarse porque se nutren de las plantas. Explicó que las hembras pican a las personas para sacar una proteína de la sangre que les ayuda a terminar de madurar sus huevos. Precisó, además, que estos insectos viven aproximadamente un mes pero que los huevos pueden durar muchos meses hasta que encuentran las condiciones de calor y de humedad necesarios para eclosionar y convertirse en larvas, luego en pupas hasta llegar a adultos.
Rodríguez sostuvo que el dengue es producto de un desorden socioambiental, de nuestros malos hábitos, de la pobreza, de la falta de condiciones de higiene y de agua potable, en algunos sectores y, en otros, se debe a la desidia. “La clave es la prevención; es un mosquito muy difícil de controlar. Por eso, en invierno, que desaparece el adulto, es momento de controlar los huevos”, puntualizó. Y recomendó que en lugar de usar aviones que fumiguen o de emplear venenos para matar al mosquito, lo fundamental es destinar recursos para educar a la población y brindar mejores condiciones sociosanitarias, erradicar los basureros y brindar agua potable.
La entomóloga precisó que si bien en la actualidad no se registran movimientos poblaciones por la pandemia, cuando comiencen los movimientos migratorios y el ingreso de personas desde lugares donde el dengue es endémico, es fundamental realizar controles. Recomendó: tomar la temperatura a los viajeros, difundir los síntomas para que la gente esté alerta y aislar los casos para evitar nuevos contagios.
El infectólogo del Hospital Muñiz y especialista en dengue, Tomás Orduna, coincidió con Rodríguez en que la clave consiste en eliminar los criaderos en tiempo y en forma, porque si hay más mosquitos habrá más dengue. “Hoy estamos muy ocupados con COVID, pero que la pandemia no tape la necesidad de trabajar con los criaderos del mosquito transmisor”, aconsejó.
Trabajo entre Universidad y Provincia
La epidemióloga Andrea Lascano, a cargo de Control y Vigilancia de Arbovirus de Tucumán, señaló que están abocados a capacitar a gobiernos locales sobre saneamiento ambiental. Agregó que junto a profesionales de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT monitorean y estudian las poblaciones del mosquito transmisor del dengue. Colocan sensores de huevos y trabajan en tareas de prevención y de concientización social.
> Leer también: Tumor cerebral: innovadoras posibilidades terapéuticas.
Lascano mencionó que junto a Saneamiento Ambiental y a la Red de Servicios de la Provincia realizan trabajos de inspección y tratamiento de sitios críticos para la reproducción del Aaedes aegypti. Instó a la población a que realice tareas de saneamiento ambiental. “Trabajamos con la idea de manzana saludable, invitando a las familias a controlar en sus casas y en sus manzanas la presencia de criaderos”. Recomendó revisar los recipientes, canaletas, techos y hasta piletas (en estas últimas advirtió controlar que tengan agua cristalina y que se limpien y cepillen los bordes) para evitar la reproducción domiciliaria y peridomiciliaria del mosquito.
Las investigadoras Gabriela Quintana (izquierda) y Giselle Rodríguez