Enfermedad que afecta a los dientes, huesos y genera deformaciones en piernas y brazos
El agua debe estar nivelada en sus componentes químicos para el consumo humano. La Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció como límite una concentración de flúor de 1.5 m/l, pero en aguas que no son de red y no pasan por un proceso de purificación previo, estos valores se sobrepasan.
> Leer también: Nuevo compuesto contra la malaria.
El principal problema radica que en la actualidad muchas familias, sobre todo en zonas rurales, se abastecen de agua extraída del acuífero freático (primera capa subterránea de tierra que contiene agua), que tienen un alto grado de contaminación y con frecuencia se utilizan como única fuente de abastecimiento.
La forma donde más claramente se puede visualizar esta patología es a nivel de las pizas dentales, caracterizada por un cambio en el aspecto de la superficie esmaltada del diente. Los tipos más comunes no afectan la función del diente ni tampoco producen dolor. La mayor parte de la Fluorosis dental es muy leve o leve, estas formas aparecen como marcas blancas similares al encaje sobre el esmalte del diente y son difíciles de ver con un ojo no entrenado, en casos poco comunes, cuando esta patología es grave, el esmalte puede tener picaduras y manchas marrones.
“Sucede muchas veces que las personas no son conscientes del daño que puede ocasionar la ingesta con alto contenido de flúor, sobre todo en zonas rurales, donde el agua es directamente de pozo sin ningún tipo de control científico”, explicó la investigadora Stella Maris Reynoso, que estudia esta problemática junto con un equipo conformado por especialistas en Química y en Hidrología Subterránea.
El lugar elegido para el desarrollo de este estudio es el departamento Banda de la provincia de Santiago del Estero, ubicado en la región semiárida en el nordeste de la Llanura Chaco-Pampeana. Allí se encuentran varias localidades afectadas por la presencia de flúor en el acuífero superficial, el cual es usado como provisión de agua por la dispersa población rural de la zona.
Además, el consumo hídrico es muy alto debido a la temperatura media anual, que es de 21,5º C, con una máxima absoluta en verano de hasta 47º C y una mínima en invierno de -5º C.
Los investigadores buscan solucionar esta problemática y para ello estudian la composición química y la concentración de flúor en el agua subterránea. Además, intentan relacionar la composición aniónica y catiónica (elementos constitutivos propios del agua) con la presencia de flúor, clasificar el agua de manera físico-química y seleccionar las zonas que presentan mejores posibilidades de aprovechamiento hídrico-subterráneo.
Para llevar a cabo este estudio los profesionales trabajan en un gabinete con la elaboración de la cartografía del área de estudio, para así poder realizar tareas en campaña. Luego realizan un análisis de las muestras recolectadas, a las que se les efectúa la correlación que tiene el flúor en los aniones y cationes.
Hasta el momento se logró eliminar parcialmente dicho elemento químico contaminante del agua mediante el uso de hidroxipatita (principal constituyente de hueso molido y calcinado). En este caso se utiliza hidroxipatita sintética, material que se caracteriza por la cualidad de separar principalmente el ión flúor.
> Leer también: Agua subterránea, un recurso desprotegido.
Según los investigadores, los resultados obtenidos en estas pruebas “son alentadores, lo que estimula a que sigamos trabajando para solucionar esta problemática”.