"Nos interesa la problemática de la juventud y la inserción laboral de los jóvenes", dicen los investigadores
Las nuevas modalidades laborales de los jóvenes y sus efectos subjetivos, su inserción laboral y los posibles efectos psicopatológicos, producto de las exigencias laborales actuales, son la base sobre la que trabaja un grupo de investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario. “Nos interesa la problemática de la juventud y su inserción laboral. Las posibilidades de inserción en el trabajo no son iguales para todos, muchos quedan afuera o con pocas posibilidades y esto genera efectos subjetivos y en la salud mental”, contó a Argentina Investiga María Flaviana Ponce, codirectora del proyecto.
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El equipo estudia el papel del trabajo como eje articulador de la sociedad y la incierta situación de los jóvenes que no logran una inserción objetiva en el mercado laboral. “Nos preocupa, como investigadores y como profesores especialmente, porque trabajamos con jóvenes, ver cómo incide en la psique y en la salud mental la situación de no encontrar empleo, porque muchas veces se vive como desaliento, desvalorización de los jóvenes, buscar y no encontrar y no poder insertarse”, detalló la investigadora, quien lleva adelante este proyecto junto a Carlos Bonantini y un grupo de psicólogos.
A partir de una metodología cualitativa -la utilización de técnicas participativas, entrevistas, indagación documental- se entrevistó a jóvenes de entre 18 y 30 años recién egresados de escuelas públicas secundarias, estudiantes de universidades y profesorados y jóvenes que no lograron insertarse en lugares laborales y, a su vez, mantienen los estudios. Los investigadores analizaron los efectos subjetivos y las representaciones que se ponen en juego en este escenario del capitalismo global, que modifica las formas de producir, de organizar y representar el trabajo.
“En la actualidad sucede el fenómeno de la continuidad en los estudios hasta épocas avanzadas. Antes, en las sociedades capitalistas había una inserción laboral y un momento en que los estudios finalizaban. Hoy, los estudios no se terminan y hay una gran exigencia de capacitación, de estar preparados para lo que vendrá, y el joven no deja de ser nunca estudiante. También es una forma de mantenerse en el sistema”, remarcó Ponce.
Según la investigadora, “esto actúa simbólicamente en el joven; el estar preparándose para algo, ese futuro ideal y no caer en el desempleo y el desencanto”. La importancia del trabajo es uno de los ejes de este proyecto. “El trabajo potencia el desarrollo psicológico de los jóvenes, pues significa independencia y libertad, fortalece identidades, y se convierte en uno de los principales organizadores de la existencia social”, afirmó Ponce.
Los investigadores remarcan que el problema de la inserción laboral deriva, básicamente, de la incapacidad del sistema socioeconómico para generar suficiente cantidad de puestos de trabajo. “La realidad de hoy es que no hay trabajos para todos, que la formación es continua, que hay nuevas formas de trabajo”, explicó la investigadora.
Otra arista analizada en el proyecto es la juventud que, según el trabajo de los investigadores, se convirtió en uno de los principales focos de interés de los estudios sociales. “La juventud como categoría conceptual puede tomarse desde varias perspectivas, como ciclo vital, como este pasaje de incertidumbre desde un ámbito familiar, cuando salen de su grupo familiar, para formar su propia familia o proyecto familiar. Además, asistimos a una época en que la juventud no es la etapa previa a la adultez, se define como un estilo de vida, como la eterna juventud; nos costó deslindar este recorte. La adultez antes era un valor en sí mismo, hoy mantenerse joven es una búsqueda de todas las edades”.
Los resultados obtenidos de las entrevistas y material recolectado, remarcó Ponce, permiten evidenciar que la importancia que se otorga a la situación laboral varía de acuerdo a las edades, siendo aquellos más jóvenes los que más despreocupados aparecen, seguramente por estar en una etapa de maduración y búsqueda vocacional. También se pudo observar la importancia del trabajo y su centralidad, ligado a ser mujer u hombre. La mujer que pudo incorporarse al mercado laboral superando prescripciones de género, manifiesta una mayor valoración respecto de la importancia que esto tiene en su vida, siendo mayor cuanto más satisfactoria o prestigiosa es la actividad que realiza.
“Cuando se pregunta acerca de lo que significa el trabajo para sus vidas, la mayoría de las respuestas son muy pragmáticas y tienden a definirlo como actividad que se realiza a cambio de remuneración. Aparece, también, la idea de trabajo como obligación o carga, especialmente en aquellos jóvenes que deberán incorporarse al mundo laboral, o al menos intentarlo para la satisfacción de necesidades concretas e inmediatas a través del trabajo”, identificó la investigadora.
En los jóvenes con más formación educacional, la definición tiene un carácter más amplio y ligado no sólo a la satisfacción de necesidades, sino al cumplimiento de un objetivo, “o sea, un ideal del trabajo configurador de identidad laboral, ya no para sobrevivir sino para lograr un reconocimiento y estatus social”, agregó Ponce. Además, las entrevistas remarcan que, en los jóvenes que pertenecen a niveles socio-económicos más bajos, la mayoría de las respuestas giran en torno de la suerte, a una cuestión de “que se dé”, de voluntad personal en la búsqueda de conseguir un lugar para ubicarse.
Sin embargo, en ambos sectores, capacitados o no, se nota y preocupa a los psicólogos el hecho de que no encontrar trabajo “pasa por una cuestión de culpabilización personal”. “No consiguen trabajo porque no están capacitados, porque no están preparados o porque no han tenido la voluntad o el esfuerzo. Lo toman como una cuestión personal y no como una coyuntura, como una situación de esta época, que hace que muchísimos sectores se encuentren sin ingreso al mercado laboral”, detalló Ponce.
Las consecuencias de no poder insertarse laboralmente potencian a los investigadores a trabajar en la problemática. “Nos preocupa, como psicólogos, este fenómeno porque produce desvalorización del sujeto, depresión en momentos más agudos, el que no tiene trabajo se presenta como un desempleado. Y es ahí cuando se ubica al sujeto en la situación de no tener un lugar, un espacio, y termina corroyendo su personalidad, su carácter, se termina sintiendo víctima de una situación. Y esto es estigmatizante en la sociedad, como una situación de marginalidad. Provoca angustia, inhibición para tomar de nuevo los carriles de la vida”, aseguró Ponce.
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“Estamos formando jóvenes y queremos pensar cómo articular nuestra formación con los requerimientos sociales que hoy se tienen. Creemos que hay un alimento en esto, que a través de subsidios o capacitaciones se puede lograr. Habría que replantear estrategias para la articulación y una educación que no debería ser ‘para’, sino volver a pensar en capacitaciones dirigidas a las posibilidades de inserción”, concluyó la investigadora.