“Mediante acciones preventivas con los padres y los docentes se pueden disminuir varias afecciones muy comunes en la población infantil, especialmente en la de menos recursos, sin utilizar fármacos, que son costosos y hasta tóxicos”. Así se expresó en diálogo con InfoUniversidades el doctor Sixto Costamagna, director del proyecto “Erradicando parásitos de guarderías y escuelas, con amor y conocimientos”, en el que participan otros cuatro docentes y veintisiete alumnos.
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El principal objetivo del trabajo -financiado por la secretaría de Políticas Universitarias de la Nación mediante el programa de Voluntariado Universitario- es generar conciencia sobre las normas de bioseguridad en las entidades infantiles. “Cuando hablamos de bioseguridad nos referimos a los procedimientos que impiden la transmisión de parásitos. Muchas veces son acciones muy simples, como usar guantes o lavarse las manos, pero que no se realizan con la frecuencia necesaria”, asegura Costamagna.
Se efectuará una campaña con propietarios y directivos de guarderías y jardines de infantes, además de padres, orientada a informar sobre los peligros que reviste el desconocimiento de estas normas cuando se trabaja con niños y lactantes. El proyecto también incluye la producción de material informativo, como videos, folletos y afiches. Todas las acciones se coordinan junto con el Consejo Escolar de la ciudad de Bahía Blanca.
Los parásitos a combatir son el Pediculus capitis, que provoca la pediculosis; el Oxyurus vermicularis, un parásito intestinal que provoca intensa picazón en la zona anal, especialmente por las noches; y la Giardia lamblia, un parásito sumamente adaptable y resistente que, según estimaciones, afecta a casi el 50% de los niños argentinos y puede causar desnutrición infantil, porque “tapiza” las paredes del intestino e impide la absorción de nutrientes.
“La forma más segura de combatirlos es la prevención -señala Costamagna- atendiendo a las formas de contagio: la higiene, la precaución y otras medidas. La pediculosis, por ejemplo, se puede erradicar utilizando sólo un peine fino. El hecho de peinar al chico todos los días se puede hacer como parte de un juego y es un acto de cariño que no requiere utilizar productos costosos o tóxicos”, afirma el investigador.
Aprender a contar
Los alumnos universitarios asisten a un taller de capacitación que se desarrolla en la cátedra de Parasitología Clínica, del que participan profesionales del área de Ciencias del Comportamiento, actores y comunicadores sociales, brindando a los estudiantes las herramientas para hacer llegar su mensaje a los sectores involucrados en la problemática.
“Con ello buscamos incentivar el desarrollo de habilidades para transmitir conceptos referidos a las normas de bioseguridad fuera del laboratorio, en lenguaje no académico y sin que esto implique falsear la verdad científica. Los voluntarios deberán adaptar su lenguaje, actitud y forma del mensaje a diferentes públicos: niños, preadolescentes, adultos, o personas de diferentes realidades socioculturales”, agrega Costamagna.
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En algunos casos la presencia de enfermedades parasitarias está directamente relacionada con las condiciones socioeconómicas de las instituciones, lo que repercuten en la higiene: calles sin asfalto, aguas estancadas o baños que no funcionan son elementos comunes en los sectores periféricos. El trabajo también apunta a asistir a los sectores más desprotegidos. “Este proyecto permitirá sensibilizar al estudiante universitario sobre la situación de su medio social para que participe en la solución de problemas existentes en la comunidad”.