La Loque Americana provoca la muerte de las colmenas.
La Loque Americana ingresó a la Argentina hacia fines de la década del ’80, cuando un productor avícola de la ciudad de Tandil compró abejas a una cabaña de Estados Unidos que no contaba con certificación de los organismos sanitarios. Esas abejas trajeron esporas de Paenibacillus larvae que se diseminaron en la región y con el tiempo se transformaron en un problema para los productores.
La Loque Americana es una enfermedad bacteriana que ataca a las larvas y afecta la calidad de la miel. El principal problema es que las esporas (formas de resistencia producidas por las bacterias que les permiten sobrevivir en condiciones adversas hasta más de 40 años) permanecen alojadas en la miel e inutilizan la producción. En términos biológicos, lo que sucede es que cuando las condiciones son favorables, las esporas germinan y dan lugar de nuevo a la bacteria.
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Argentina produce anualmente cien mil toneladas de miel, de lo cual el 90 por ciento es destinado a la exportación. Se calcula que en el país existen alrededor de 3 millones de colmenas en manos de 30 mil productores. El 60 por ciento de la producción total del país se realiza en la provincia de Buenos Aires.
“La miel contaminada con esporas no afecta la salud de los humanos ni altera sus propiedades, lo que ocurre es que ningún país quiere importar el producto contaminado porque estarían diseminando la enfermedad en su territorio”, explicó la ingeniera agrónoma de la UNLP Adriana Alippi. Por ejemplo, basta con que una abeja se pose sobre un frasco de miel contaminado para que luego disperse la enfermedad y afecte a otras colmenas.
La especialista agregó, además, que “las mismas precauciones se toman con las abejas reinas -Argentina también las exporta- que, si bien no son afectadas por la enfermedad, pueden actuar como agentes transmisores”.
Desde hace casi dos décadas, el grupo de científicos encabezados por la ingeniera Alippi estudia la incidencia y diversidad de la bacteria Paenibacillus larvae, que causa la Loque Americana, que ataca a las colmenas y afecta la calidad de la miel. La Loque Americana se combate con un antibiótico llamado oxitetraciclina, el único permitido porque no deja residuos en la miel y sus derivados (propoleo, jalea real, polen). Muchos productores apícolas comenzaron a utilizar esta droga en forma preventiva sobre colmenas sanas, y esto produjo el surgimiento de cepas más resistentes a la bacteria Paenibacillus larvae.
Uno de los objetivos es evaluar antibióticos alternativos. En este sentido, Alippi adelantó que ya desarrollaron dos nuevas fórmulas que, en los ensayos, demostraron ser de rápida degradación y, por lo tanto, no dejan residuos agroquímicos en los productos. “Sabemos que ya hay cepas más resistentes y que, si se diseminan, será muy difícil de controlar la enfermedad. Por eso, buscar otros antibióticos es adelantarnos a lo que va a pasar”.
Para realizar las investigaciones, la UNLP dispone de 140 colmenas ubicadas en la Estación Experimental Julio Hirschhorn, en Los Hornos.
Reconocimiento mundial para Ciencias Agrarias
Ahora, la Unidad de Bacteriología del CIDEFI se transformó en el primer laboratorio de una universidad argentina en ser incorporado al listado de referentes de la Organización Mundial de Sanidad Animal.
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El laboratorio trabaja desde 1989 como diagnosticador y asesor en técnicas para combatir la enfermedad, incluso es referencia para el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). “Hace casi 20 años, en forma de servicios para terceros, analizamos muestras que nos envían de otros laboratorios, o desde distintos apiarios del país y del exterior. La distinción de la Organización Mundial de Sanidad Animal nos hace reconocidos oficialmente por el máximo organismo de control y diagnóstico de enfermedades”, señaló la investigadora.