Tiene fama de provincia agroganadera, pero tres de sus productos claves se quedan a mitad de camino, en el extenso periplo que los lleva desde la extensa llanura hasta las góndolas. “La capacidad ociosa y las limitaciones en el desarrollo tecnológico de las cadenas de la carne, la leche y el trigo en La Pampa afectan su posicionamiento en términos de competencia”, explica a InfoUniversidades la investigadora María Gabriela Iturrioz, al repasar algunos de los puntos centrales de su tesis de maestría en Economía Agroalimentaria.
> Leer también: Biorrefinería: petroquímica sin petróleo.
El estudio se realizó en la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Estación Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de la localidad bonaerense.
Paso a paso
“Adoptamos una metodología que nos permitió explorar todo el sistema; desde la producción primaria, hasta su comercialización, a través de las tres cadenas alimentarias”, explica Iturrioz. Su enfoque analiza desde la problemática del chacarero, pasando por los intermediarios -las industrias de primera y segunda transformación, los sectores mayoristas y minoristas- hasta llegar al consumidor. En cada nivel fue necesario hacer un relevamiento documental, una cuantificación de los actores que intervienen y localizar el espacio geográfico de la actividad. De un escalón a otro, el producto gana valor agregado y se da un flujo informativo y económico.
Antes de sentarse a trabajar, fue necesario reunir los datos y, en la mayoría de los casos, generarlos, porque no había estudios previos sobre el tema o respondían a variables nacionales. Los esfuerzos no se limitaron a La Pampa, también hubo que salir a buscar la información correspondiente a las provincias con las que se iba a comparar el posicionamiento competitivo de la carne, la leche y el trigo: Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes. Luego, se armaron indicadores para poder contrastar los datos de cada lugar y se chequearon los factores críticos detectados en cada uno. Estos referentes permitieron establecer un ordenamiento de acuerdo a su importancia.
Los perfiles
De este modo se conocieron las desventajas que tenía cada circuito productivo. La carne resultó ser la cadena mejor posicionada en el nivel primario, pero su industria presenta una alta capacidad ociosa. De los ocho frigoríficos del territorio pampeano, sólo uno accede a la exportación. La leche se encuentra en una situación intermedia. “Hay muchos planes gubernamentales para promover la actividad porque se sabe que en ninguno de sus eslabones le resulta fácil competir: se le paga muy poco al productor y su ganancia es mínima”.
La cuenca lechera se halla en la periferia del país. En la provincia hay 23 industrias lácteas, con buena parte de sus recursos tecnológicos desaprovechados. “Muchas de ellas producen quesos para la Patagonia, donde han dado con un mercado específico; es decir, encontraron una salida a una situación negativa inicial”. La sorpresa de este estudio fue el trigo, que aparece como el menos favorecido en esta tabla de posiciones. “Nadie lo imaginaba”, dice Iturrioz. La idea de que la agricultura está muy desarrollada y de que “para qué la vamos a apoyar” está muy instalada, advierte la investigadora. “La realidad es que el productor triguero no adopta algunas tecnologías y, al estar en zonas bastante marginales, los rendimientos varían muchísimo, con indicadores negativos y positivos alternativamente, y no es bueno”.
A nivel primario, el balance exhibe números rojos. Lo mismo sucede cuando se pasa a la instancia de industrialización porque no se adoptan fertilizantes y la harina es de baja calidad y de escaso mercado. La conclusión es significativa si se toma en cuenta que, de acuerdo al último censo nacional agropecuario, hay 2.766 productores trigueros en La Pampa.
Sentarse a conversar
Los resultados son, en general, negativos porque la comparación se estableció con las provincias más fuertes en cada cadena. Iturrioz advierte: “Cuando se analiza la inserción en nuevos mercados, la ubicación geográfica no es importante porque muchas industrias supieron generar sus nichos, que les permitieron salir de la coyuntura del ‘estar lejos’”. Más preocupante que la distancia resulta el despliegue de las oleaginosas sobre los campos, ya que las tres cadenas se ven desplazadas hacia el oeste, que es la zona menos productiva. Al chacarero, que trabaja con girasol o maní, le dan más rédito, pero cuando se cosecha soja la tierra no sirve para pastoreo y no se puede tener vacas.
> Leer también: Nanotecnología: científicos desarrollarán productos para las pymes.
Este enfoque constituye un aporte para la detección de esos “cuellos de botella”, así como para el diseño de políticas públicas y privadas. “Falta mucho trabajo y sentar en la mesa a todos, algo que es muy difícil y en algunas cadenas más que en otras”, concluye la investigadora.
Cadenas alimentarias en La Pampa